“El momento más bonito es cuando suena el cohete y sale la primera vaca”

Con muchísima ilusión. Así recibió Diego Escudero Atienda (Cuenca, 1981) la invitación para ser pregonero de las fiestas de San Mateo este 2025, algo que aceptó de inmediato y, por tanto, el 18 de septiembre se asomará al balcón del Ayuntamiento de Cuenca para abrir la fiesta matea. Corredor incansable y amante de la vaca, siempre ha estado presente en el festejo, aun tras sufrir una grave cogida en el año 2001, y además ha ayudado a la selección del ganado y a la organización de las fiestas más multitudinarias de la ciudad.
¿Cómo recibió el encargo de ser pregonero de San Mateo 2025?
Cuando recibí la llamada del alcalde, Darío Dolz, anunciándome que sería el pregonero de estas fiestas, me hizo mucha ilusión y sentí el compromiso, pero sobre todo una alegría enorme.
¿Se lo esperaba?
La verdad es que no. Sí que alguna gente relacionada con la fiesta me decía que algún año tendría que dar el pregón. Pero ahí quedaba la cosa. Cuando me llamó el alcalde fue una sorpresa muy grande y me hizo mucha ilusión.
Para quien no le conozca, ¿quién es Diego Escudero y qué papel tiene en San Mateo?
No destaco por nada en especial, simplemente soy un amante de la fiesta y, sobre todo, de la vaquilla. Toda mi vida he estado vinculado a ella. He sido peñista, he corrido mucho la vaca, he ayudado en la selección del ganado, voy a las descargas… en definitiva, me gusta todo lo relacionado con el festejo taurino.
¿Qué mensaje le gustaría trasladar a quienes acudan este año a la fiesta?
Que son cuatro días que hay que vivirlos a tope. La ciudad se para para volcarse en el Casco Antiguo y hay fiesta para todos. Los que disfrutamos de la vaca, que lo hagamos sin percances. Y las peñas, los visitantes y todos los demás, que también vivan la fiesta sin tener que lamentar nada.
Que son cuatro días que hay que vivirlos a tope. La ciudad se para para volcarse en el Casco Antiguo y hay fiesta para todos
¿Cuál es su primer recuerdo de San Mateo?
Subir con mis padres y mis hermanos, que eran muy aficionados. Nos poníamos en la barrera de Obispo Valero para ver salir y entrar la vaca. Desde niño me fijaba mucho en los corredores. También subía con mi padre a ver descargar las vacas, incluso cuando las sacaban a beber agua. He crecido rodeado de la vaca.
¿Cómo ha evolucionado la fiesta en los últimos años?
La premisa es cuidar al animal. En los últimos años se ha trabajado mucho para que la vaquilla esté lo mejor posible. Los maromeros insisten en no hostigarla y se ha avanzado bastante en ese sentido.
¿Cuál es para usted el momento más especial de San Mateo?
El instante en que suena el primer cohete del día 18 y sale la primera vaca. Es un momento de nervios y emoción. Nos juntamos los corredores, algunos que solo ves ese día, nos deseamos suerte… para mí es lo más bonito. También el traslado del pendón, que es un símbolo precioso de la ciudad. Y todo lo que rodea a la vaquilla: reunirme con los maromeros, correr con ellos… en realidad disfruto de muchos momentos.
Con su experiencia, ¿qué consejos da a quien quiera correr la vaca por primera vez?
Lo primero, respeto al animal. Luego estar en buena condición física, no haber bebido y correr siempre en recto, sin cruzarte. También escuchar a los maromeros y a los corredores veteranos. Y empezar poco a poco.
¿Qué lugares son más adecuados para los principiantes?
La Plaza Mayor, porque la vaca no aprieta tanto al corredor. Cuando se va cogiendo confianza, ya se puede probar en la bajada de Alfonso VIII o en la subida, que son tramos más bonitos pero también más exigentes.
¿Y los más peligrosos?
El callejón, sin duda. La vaca ahí entra y sale con mucha fuerza, y al ser tan estrecho apenas tienes escapatoria si se da la vuelta. Es para corredores con más experiencia.
Con los años corro menos porque ya no tengo las mismas facultades físicas, pero sigo estando alrededor de la vaca.
En 2001 sufrió una grave cogida y después de eso siguió corriendo…
Sí, en 2001. Una vaca me partió la femoral en el Triángulo de Scarpa. Me llevaron en helicóptero a Madrid y estuve casi un mes ingresado. Fue un momento duro, pero no guardo rencor. La vaca hizo lo que tenía que hacer y yo tuve la suerte de tener otra oportunidad. Con los años corro menos porque ya no tengo las mismas facultades físicas, pero sigo estando alrededor de la vaca. Aunque no esté en primera línea, me gusta estar cerca.
¿Cómo va a vivir San Mateo este año?
Como siempre, con toda la ilusión, pero multiplicada. Para un mateo como yo, ser pregonero es un orgullo enorme. Va a ser un San Mateo muy especial.