La Conquista de Cuenca por el Rey Alfonso VIII en la prensa del siglo XIX

A dos años de cumplirse el 850 Aniversario de la Conquista o Reconquista de Cuenca por el Rey Alfonso VIII, en la fecha del 21 de septiembre de 1177, resulta de interés seguir conociendo datos del gran acontecimiento histórico que la ciudad celebra y rememora cada año del 18 al 21 de septiembre, con la celebración de la popular Vaquilla, avalada por las Peñas de San Mateo desde 1978, y con escenificación de la Conquista por parte de “Cuenca Histórica” en la semana previa, y de manera especial la entrega y devolución del Pendón de Alfonso VIII por parte del Cabildo de la Catedral al concejal más joven de la Corporación Municipal, en la tarde del dia 20 y la mañana del mateo 21, respectivamente.
Actos en los que la ciudad de Cuenca muestra su agradecimiento al rey conquistador, que tiene monumentos en la Diputación Provincial (Miguel Zapata) y en la plaza Obispo Valero (Javier Barrios), así como la nominación de calle, Instituto, Hotel y otras denominaciones con el nombre de Alfonso VIII.
Mucho se ha escrito, a través de documentos de archivo y de prensa, sobre la conquista de Cuenca durante el asedio iniciado el 6 de enero y concluido el 21 de septiembre de 1177. En esta ocasión hemos querido entrar en el túnel del tiempo a través de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional, con el fin de contrastar noticias, opiniones y sucedidos sobre la figura del rey Alfonso VIII (IX según otras inscripciones, como la que aparece en nuestra Catedral) y lo hemos hecho con varias publicaciones del Siglo XIX, en las que aparecen curiosidades e incluso efemérides como que la conquista se llevó a cabo en el mes de marzo…
Comenzamos con algunas frases cortas: “Alfonso VIII, abandonado de los nobles en el sitio de Cuenca, abre su próvida mano sobre el municipio y derrama libertades y franquicias. “La Discusión 1857.
“Apuntes de los hechos más notables de los Reyes de España, bajo el nombre de Alfonso, desde el I al XI… Alfonso VIII llena por sí solo el siglo XII: el conquistador de Cuenca y otorgador de su interesantísimo Fuero, el héroe de las Navas, continúa gloriosamente el valor y las virtudes de sus antepasados, dejando en pos de sí la huella luminosa de sus magníficas hazañas y sabias disposiciones. “La España”, 1857. C Rivas. Y en “El Isleño” el mismo texto en 1858

“EL TIEMPO”: CUENCA, CIUDAD FUERTE, PADRASTRO DAÑOSO
El periódico universal de política “El Tiempo”, como así rezaba en la mancheta, dedicó amplios artículos en sus ediciones del 26 y 27 de mayo de 1873 a glosar la figura de “un hombre ilustre: Alfonso VIII el de las Navas”. Resaltaba el periódico en su edición de Madrid que “dotado el joven Alfonso de una elevación de pensamientos superior a su corta edad, ansiaba realizar alguna empresa digna del nombre cristiano, y conveniente a los intereses de la patria, en daño de los sarracenos, que a favor de las revueltas anteriores andaban harto soberbios, estragando las fronteras, sin que hubiese quien pusiera coto a su desenfreno”.
Apuntaba el periódico universal, con la gramática del siglo XIX, en la que por ejemplo se cita a Iniesta con h intercalada, que con auxilio del rey de Aragón, “emprendió la conquista de Cuenca, ciudad fuerte por su natural posición y por el número de sus defensores, así como padrastro dañoso en gran manera, que los monarcas anteriores habían procurado dominar sin conseguirlo. No le hicieron cejar en su intento la crudeza de un invierno riguroso en aquel destemplado clima, ni la tenaz resistencia de los sitiados, a quienes trató de socorrer el jefe de los almohades: el cerco fue estrechándose cada vez más, y la constancia del animoso castellano crecía al compás de las dificultades. Nueve meses duró el asedio antes que las puertas se abrieran al rey de Castilla, el 21 de Setiembre de 1177”.
Resaltaba “El Mundo” que de “gran consecuencia fue esta conquista, por su importancia geográfica, además de la que siempre tuvo por la fortaleza de sus muros. Lo fue también en lo eclesiástico por haberse convertido su mezquita mayor en catedral cristiana, que ilustraron después tantos insignes barones en santidad y letras… A la entrega de Cuenca siguió las de Alarcón, Inhiesta y otras fortalezas que en aquella comarca tenían alzadas los infieles”.

ABULENSES (AVILESES) Y SEGOVIANOS
La “Revista Contemporánea” de 1896 publica un “estudio histórico de Ávila” en el que se menciona la conquista de Cuenca, dado que hubo huestes abulenses y segovianas ayudando al rey conquistador. En el año 1168, nueve años antes de la conquista de Cuenca, Alfonso VIII había confirmado el Fuero que el obispo de Burgos, don Pedro, había otorgado a Madrigal de las Altas Torres y dio el visto bueno en 1171 a la fundación de la Orden de Santiago, que en la ciudad de Ávila tuvo su casa convento bajo la advocación precisamente de San Mateo. La revista de 1896 recoge estos datos sobre la conquista de Cuenca de 1177:
“Después que Alfonso VIII recuperó las plazas que le había usurpado durante su minoría el Rey de Navarra, volvió las armas contra los moros y determinó apoderarse de Cuenca, ciudad fuerte por su posición topográfica, y cuyos habitantes estragaban las comarcas fronterizas. Ni el gran número de sarracenos que la defendían ni los rigores del invierno hicieron desistir al monarca castellano de aquella empresa que durante nueve meses sostuvo, hasta que los sitiados, no pudiendo resistir más y sabiendo que había fracasado el auxilio que les llevaba el jefe de los almohades, entregaron la ciudad…”.
Recuerda la “Revista Contemporánea” que “en el sitio de Cuenca estuvieron las huestes avilesas acaudilladas por Ñuño Dávila y concurrieron también las segovianas. Colmenares dice, refiriéndose a la toma de esta plaza, que «los capitanes y gente de Segovia y Ávila quedaron en defensa de su primera conquista...». D. Martín Carramolino, siguiendo al padre Ariz afirma que en el sitio de Cuenca mandaba también las milicias de Ávila el famoso Ñuño Ravia que capitaneó a los salamanquinos y avileses vencidos por el Rey de León en Valmuza el año 1170”.

LOS HERMANOS BEZUDO
El “Diario Español” del 21 de septiembre de 1897, publica un texto sobre la Conquista de Cuenca en su sección de “Glorias Nacionales”, y en ella se cita a los hermanos Bezuelo, que en realidad los conocemos a través de la historia como los Hermanos Bezudo, si bien el Arco del Castillo, ahora ampliado con un paso peatonal, se sigue denominando erróneamente como Arco de Bezudo, cuando en realidad debería ser de los hermanos Bezudo, y al efecto, un acuerdo municipal de 1955 acordó denominarlo como “Arco de los hermanos Rodríguez Bezudo”. La croniquilla en el citado “Diario Español” dice lo siguiente:
“Nueve meses de asedio costó a las huestes del rey Alfonso VIII de Castilla entrar en Cuenca, que se hallaba en poder de los moros. Auxiliaba en su empeño al de Castilla D. Alfonso II de Aragón, hallándose, además, entre las tropas sitiadoras las escuadras de Segovia, mandadas por los capitanes Pedro Rodríguez Bezuelo y Gutierre Rodríguez Bezuelo. Por haber enfermado Alfonso VIII quedó encargado de la continuación del cerco Fernán Ruiz, el cual, no pareciéndole honroso para las armas castellanas aquel largo cerco, acordó poner en práctica medios que hicieran capitular a los moros, sin pérdida de tiempo”.
“Hizo acumular gran cantidad de gente y pertrechos frente a una puerta, para batir por aquella parte de la plaza y obligar a los moros a desguarnecer otros puntos. No salieron fallidos sus planes; pues en cuanto comenzó el ataque la mayoría de los enemigos corrieron al lugar de la lucha, desatendiendo la parte opuesta de la población, lo que fue aprovechado por las escuadras segovianas, siguiendo las órdenes de Fernán Ruiz, para, por ella, con el auxilio de escalas y otros útiles, lanzarse al asalto”.
Continúa el relato señalando que “el primero que colocó el pendón de Castilla en el adarve fue el capitán Pedro Rodríguez, hecho que le costó la vida; pero encargado inmediatamente su hermano Gutierre de la dirección del asalto, la lucha continuó dura y tenaz hasta que los moros no tuvieron más remedio que rendirse”. La amurallada ciudad de Cuenca era defendida por “Alhacen Boli, moro valiente con muchos almorávides de valor y experiencia”, según recoge la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, en la referencia histórica “Segovianos ganan a Cuenca”

LA ERRÓNEA EFEMÉRIDES DE MARZO
En diversos periódicos y revistas del siglo XIX se publicaban efemérides de los aniversarios más importantes, y en varios de ellos hemos encontrado que “la Conquista de Cuenca” la citaban en los acontecimientos del mes de marzo, aunque con años erróneos. Así la revista “Los Niños” del 1 de marzo de 1871, con firma de M.J. Pascual, publicaba: “Pasando con rapidez la vista por las páginas de la historia, encontramos en el mes de Marzo los aniversarios siguientes: Conquista de Cuenca por D. Alfonso VIII de Castilla en 1117, es decir, sesenta años antes. Muerte en León de la reina doña Urraca en 1126…”
En “La Escuela Moderna” del 1 de marzo de 1892 se puede leer: “9 de marzo. 1119. Conquista de Cuenca por Alfonso VIII de Castilla. 1820: Abolición del Tribunal de la Inquisición por Fernando VIII…”. Sin embargo, publicaciones como “El Mundo Político” de 1879 y “El Estandarte”, de 1887, recogen en sus efemérides y almanaque del 21 de septiembre de 1177, que “Alfonso VIII de Castilla conquista a los moros la ciudad de Cuenca” y en 1347 Fernando III el Santo conquista Carmona, también un 21 de septiembre.
D. MARTÍN DE FINOJOSA Y MARTÍN ALHAJA
En el diario “La Esperanza”, que fue la cabecera más importante de la llamada “prensa absolutista” del siglo XIX, se publicó en marzo de 1869 un texto sobre el Monasterio de Huerta, al que puso la primera piedra el rey Alfonso VIII, de regreso de la conquista de Cuenca. Es sabida la leyenda del pastor Martín Alhaja, durante el asedio, de entrar a la ciudad con otros individuos por la puerta de San Juan con pieles de cordero. Sin embargo, en este periódico de 1869 se publica un texto sobre una pieza sepulcral que aparecía en la puerta de entrada del refectorio de Huerta, que decía así: “D. Martín de Finojosa y sus hijos ricos-homes, que murieron en servicio de Dios y del Rey en una batalla contra los moros. Yacen estos caballeros en dos arcos que están junto a la capilla de la Magdalena”.
Se amplía el texto con este párrafo que pone en duda “la leyenda del pastor Martín Alhaja” tantas veces manejada. Dice así: “Estos caballeros valerosos, es decir, D. Martín, señor del castillo memorable de Finojosa, fueron los primeros que entraron en la acción de Cuenca contra los moros, y perecieron en ella cuando la conquista de D. Alfonso; disfrazados con pieles de ovejas, entraron en la ciudad por debajo del puente; engañados los árabes, creyendo que eran ganados lanares, no opusieron resistencia; pero una vez dentro de los muros, se defendieron, pereciendo muchos de los conquistadores; entre otros sucumbieron D. Martín y sus hijos; pero Cuenca quedó en poder de los cristianos”.

En otro sepulcro del monasterio de Huerta, publica “La Esperanza” de 1869, estaba el arriesgado caballero D. Nuño Sancho, el noble rico-home de Finojosa, del que dice lo siguiente: “Este caballero fue muy temido de los moros y venció muchas batallas de ellos, y hallóse en la gran batalla y cerco que el Rey Alfonso el IX de este nombre puso sobre Cuenca”, y añade: “Todo lo que le cupo en Cuenca de su parte lo dio a este monasterio de Huerta; hoy en día habemos una granja, que se llama Albaladejo, cerca de Cuenca, y la Casa de la Moneda”. Sancho Nuño falleció en 1206 y según “La Esperanza” “fue otro de los caballeros que disfrazados con las pieles entraron en Cuenca y recibió cinco heridas”. Había conducido la bandera junto al Rey “hasta el sitio de Cuenca”.
Alfonso VIII falleció en 1214. En 1687 y “por orden del rey D. Felipe II, el obispo de Osuna, D. Sebastián Pérez, abrió el sepulcro del rey de Castilla, D. Alfonso VIII, que está en el convento de las Huelgas, de Burgos, hallando el cadáver en estado igual al día de su entierro. San Vicente Ferrer predicó el sermón de sus honras fúnebres”, publicaba “El Estandarte” en enero de 1899.

EL PENDÓN, EN EL CENTENARIO DE CALDERÓN DE LA BARCA
La fiesta de San Mateo que ha llegado a nuestros días, tras el primer Pregón de 1581, del corregidor Busto y Villegas, tiene la nota más representativa de la Conquista de Cuenca con la entrega del Pendón del Rey Alfonso VIII, y aunque la enseña real ha salido en procesión cívica en otras ocasiones que no han sido en la Vaquilla de San Mateo, cabe anunciar que la primera vez que salió del Archivo del Ayuntamiento fue en mayo de 1881, con ocasión de la procesión cívica de carrozas y comparsas de las fiestas del Centenario de Calderón de la Barca en Madrid, con asistencia del alcalde, dos concejales y los dos maceros, según informaba el periódico “El Clamor de la Patria”. Aquello fue un clamor como la fiesta anual de la Vaquilla de San Mateo es otro clamor del pueblo de Cuenca al recordar su efeméride más añeja e importante. ¡Qué viene la vaca!