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“En el teatro de marionetas la creatividad no tiene límites"

El titiritero Fernando Moya es uno de los artífices de 'La Casa de las Marionetas', una joya cultural que acaba de nacer en el municipio de Palomera
Foto: Lola Pineda
31/07/2025 - Eduardo M. Crespo

Nos trasladamos a Palomera, a ese bello rincón de Cuenca donde acaba de nacer un proyecto creativo y “muy personal” cuyo nombre lo dice todo: ‘La Casa de las Marionetas’. Fernando Moya (Cuenca, 1964) ha sido, junto a su mujer, el artífice de esta joya cultural que tiene muy ilusionados no solo a sus creadores, sino a todos los vecinos del pueblo.

“Hemos levantado este espacio para poder crear nuestros espectáculos y porque pensamos que las marionetas no se conocen lo suficiente. Queremos divulgar lo que son, que la gente las conozca y tener ese lugar mágico donde hacer las representaciones”, explica Moya, profesional de esta actividad cultural a la que se lleva dedicando más de 20 años con su compañía de teatro de títeres ‘La Cacaramusa’. Elegir Palomera para levantar este pequeño gran templo del arte titiritero tampoco ha sido casual: “En este lugar el tiempo es otro y esta casa tiene mucha energía”.

‘La Casa de las Marionetas’ cuenta en su planta baja con un teatro principal de 80 butacas frente a un escenario de siete metros de ancho por casi cuatro de fondo. Junto a él, una sala alternativa con la roca del pueblo como fondo escenográfico natural pensada para cuartetos de cámara o conciertos de jazz y música clásica. La planta superior, que alberga decenas de piezas únicas, será en el futuro un espacio de exhibición y animación de marionetas. 

El de esta casa es un oficio con alma y Fernando Moya se define sin rodeos: “Soy titiritero”. Nos lo cuenta con la serenidad de quien ha encontrado su lugar en el mundo. Moya empezó en el teatro aficionado como escenógrafo, hasta que un día faltaron actores y le tocó subir al escenario. Pero lo que de verdad le enganchó fue el espectáculo de títeres: “En el teatro de marionetas puedes tener una visión completa del espectáculo, es decir, todo el proceso creativo gira alrededor de una puesta en escena. Aquí la creatividad no tiene límites, está en permanente ebullición y además engloba todas las artes: texto, estética, música, danza…”.

Fernando Moya afirma que el títere es su vida y que en su relación con las marionetas canaliza una energía especial. “Cuando me relaciono con una marioneta en el escenario, la marioneta es un compañero que está al mismo nivel que yo, a veces siento que soy una marioneta más. Y cuando actúo sin que se me vea, soy yo quien está al servicio de la marioneta y de la energía que quiere transmitir”. Porque de lo que se trata, nos dice emocinado, es que el espectador sienta que esa escultura muerta cobra vida.

‘La Casa de las Marionetas’ es un lugar donde vivir experiencias relacionadas con el arte, pero para que eso ocurra se necesita público: “Un espacio como este tiene ahora que ser habitado. El público es fundamental en el teatro y necesitamos que haya público”.