El partido de la segunda jornada de la Liga Asobal entre el Rebi Cuenca y el Caserío Ciudad Real dejó emociones fuertes en el Quijote Arena, que volvía a disfrutar de un partido de la máxima categoría 12 años después.
El Rebi Cuenca perdió una ventaja de tres goles en los minutos finales y cayó derrotado ante el Caserío Ciudad Real por 25-23 en un encuentro intenso, con muchas faltas y lanzamientos de siete metros. Los tiempos muertos solicitados por el entrenador local marcaron la diferencia y llevaron al Caserío a apuntarse la victoria.
Las exclusiones fueron protagonistas desde el inicio, y cuando apenas había transcurrido el ecuador de la primera parte llegó una acción que terminaría por ser decisiva para el Rebi Cuenca: la tarjeta roja directa a Joao Perbela. Hasta ese momento, el Rebi había sabido llevar la iniciativa, logrando ponerse hasta tres goles arriba frente a un Caserío que cuenta en su plantilla con varios jugadores que la pasada temporada vistieron la camiseta conquense.
Sin embargo, la expulsión pesó mucho en el Rebi Cuenca. Además, el portero local firmó unos últimos minutos de la primera parte brillantes, dando aire a los ciudadrealeños y castigando a los conquenses. Gracias a esa reacción, el Caserío consiguió neutralizar la ventaja y llevar el encuentro al descanso con empate a 12.
Tras el paso por vestuarios, el Rebi Cuenca salió con más claridad de ideas y mucha más contundencia. En apenas siete minutos abrió una brecha de cuatro goles en el marcador, mientras que el Caserío se atascó en ataque y no consiguió anotar en el tramo inicial de la segunda parte (12-16).
El técnico del Caserío, Santiago Urdiales, reaccionó con un tiempo muerto que resultó decisivo, puesto que al reanudarse el encuentro el que se atascó fue el Rebi Cuenca, incapaz de anotar en cinco minutos. Los locales aprovecharon la sequía visitante para acercarse en el marcador, reduciendo la diferencia a la mínima expresión: 15-16.
A medida que avanzaba el luminoso,
el juego se volvió más continuo, con menos interrupciones que en la primera mitad, pero ambos equipos fueron acumulando errores en la definición. Los guardametas —con paradas espectaculares— y los palos —que en algunos momentos hacen más daño que un buen portero— ganaron importancia y tuvieron papel protagonista en el choque.
Hay que subrayar el enorme papel del guardameta local, Giovanola, decisivo para mantener con vida al Caserío. Sus intervenciones evitaron que el Rebi Cuenca pudiera abrir una ventaja más amplia en muchos tramos del partido.
Del mismo modo, destaca la entrega de S. Barceló, que multiplicó esfuerzos tras la expulsión de Perbela y se echó el equipo a la espalda en defensa y ataque, convirtiéndose en pieza clave para que los conquenses se mantuvieran en la lucha. No en vano, con su exclusión en los últimos dos minutos el Rebi perdió no solo la ventaja en el marcador, sino también el partido.
Alrededor del minuto 20 de la segunda parte, el encuentro entró en un tramo de máxima igualdad. Ambos equipos mostraron mayor efectividad en ataque y dejaron atrás los errores que habían marcado minutos anteriores. En ese intercambio, el Rebi aprovechó una situación de superioridad numérica para ponerse por delante por la mínima: 20-21.
El minuto 23 dejó una de las acciones más determinantes. Tonicher se hizo gigante bajo palos al detener un lanzamiento de siete metros y, acto seguido, neutralizar el posterior rechace. Esa doble intervención dio alas al Rebi, que en la jugada siguiente encontró a Pizarro para ampliar la ventaja y colocarse tres goles arriba.
Con esa renta, Lidio Jiménez parecía tener el partido encarrilado, pero Santiago Urdiales reaccionó con un tiempo muerto a falta de cinco minutos que volvió a cambiar el guion. En apenas tres minutos, el Caserío pasó de estar tres goles abajo a ponerse por delante 24-23.
Y con un partido tan enrevesado, el final no podía estar exento de polémica. A falta de dos minutos, el Rebi Cuenca sufrió una nueva exclusión, esta vez por un error en los cambios justo antes del tiempo muerto solicitado por Lidio Jiménez.
Finalmente, el Caserío Ciudad Real supo aprovechar el impulso y cerró el encuentro con un 25-23 que dejó sin premio el esfuerzo conquense, que deberá hacer mucha autocrítica de un partido que tuvo controlado en tres ocasiones y se le terminó escapando.
