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“Todo lo que tiene que ver con la lectura acaba fascinando, es apasionante”

El nuevo Glauka ha demostrado que la pasión por leer y por la cultura no entiende de límites
“Todo lo que tiene que ver con la lectura acaba fascinando, es apasionante”
29/04/2018 - N. Lozano

Siempre de buen talante y acompañado por su inseparable perro-guía. Así se puede ver a Luis Clemente en la Biblioteca Pública ‘Fermín Caballero’, uno de sus lugares preferidos, paseando por Cuenca o participando en carreras populares (ahora algo menos porque las lesiones le han frenado un poco). Una ceguera sobrevenida en la edad adulta hace que se refugie en la lectura y empiece a “devorar” libros. Luego llegaron los talleres de lectura, primero como lector y ahora como coordinador, y sus pinitos como escritor. Pero si por algo destaca este conquense natural de Villares del Saz es por su lucha para conseguir que los ciegos puedan acceder con normalidad a la cultura. Un logro que le ha hecho merecedor del Premio Glauka 2018 que concede la Biblioteca y la Asociación Amigas de la Lectura y que recibía este miércoles en la capital.

Enhorabuena por el premio. ¿Qué se siente al formar parte de un palmarés que ya ocupan personalidades tan importantes del mundo de la cultura como José Luis Sampedro, Raúl del Pozo, Carmen Posadas, Lorenzo Silva, o José Luis Perales?

Una satisfacción enorme. Sin embargo, al ser ellos escritores y yo no, bien pudiera sentirme ciertamente acomplejado ante sus enormes personalidades literarias. Y sólo al concedérseme este premio por mi faceta de colaboración al fomento de la lectura (posiblemente méritos diferentes a los que concurrían en ellos como los de escritor), es por lo que el complejo puede achicarse.

A usted le sobrevino la ceguera cuando ya era adulto y no solo lo afrontó con fortaleza sino que decidió emprender una lucha para que las personas ciegas tuvieran acceso a la cultura. ¿Cuál cree que ha sido su mayor logro?

Vamos a ver: con independencia de que la Asociación de Amigas de la Lectura haya considerado a la hora de otorgarme el Glauka diversas facetas de mi actividad en favor de la cultura, y entre ellas se encuentre la de reivindicar su acceso a las personas ciegas, quizá ésta no sea la que más valoro. No es porque no considere este aspecto como importante en el desarrollo de la vida de un ciego, sino porque este campo ya lo cubre, y muy bien por cierto, la ONCE. Tal vez sea más relevante el hecho de que un ciego esté activo en faenas de lectura y que esto pueda considerarse como un ejemplo. No obstante, hace tiempo, y en colaboración con Frater Cuenca, logramos que en la Biblioteca Pública y en el Museo de las Ciencias se instalasen lectores de pantalla en algunos ordenadores, unas aplicaciones esenciales para que los ciegos puedan acceder a la informática. Asimismo, también se logró que hubiera en la “Fermín Caballero” una publicación periódica en braille. Y tengo que anotar al respecto que todo resultó muy fácil, que los responsables de las instituciones a las que acudimos no pusieron objeción alguna.

¿Existen en las bibliotecas y otros recursos culturales muchas carencias para que las personas ciegas puedan utilizarlas como el resto de usuarios?

Cada vez los espacios públicos, en los que incluyo las bibliotecas, son más accesibles. En el caso de Cuenca, éstas son confortables y están dotadas de elementos de accesibilidad, como es el caso del braille en las botoneras de los ascensores. La deficiencia que quizá una persona invidente puede encontrar en estas instalaciones es la ausencia de líneas-guía de textura en el pavimento de vestíbulos. Pero esta circunstancia es un mal endémico: son innumerables, no solo los espacios interiores, sino los exteriores de zonas abiertas, como plazas, glorietas, chaflanes y vías de plataforma única, en los que es prácticamente imposible deambular. Se incluye antes en un presupuesto de urbanización un macetero, que al final es un elemento entorpecedor, que una línea-guía de textura diferenciada. En este aspecto, son elogiables, además de servir como modelo por arquitectos, aparejadores y políticos, el vestíbulo y otras dependencias de la estación del AVE “Fernando Zóbel”.

“Todo lo que tiene que ver con la lectura acaba fascinando, es apasionante”

¿Cómo está siendo su experiencia al frente de los clubes de lectura?

Ciertamente, es apasionante. Todo lo que se relaciona con la lectura acaba fascinando. Aun más en el caso de compartirla, como sucede en los talleres, donde se tiene la sensación de que cada lector está recreando su propia obra. En muchas ocasiones, ante relecturas, parece como si la leyeras por vez primera. Para mí estas sensaciones son las que me motivan a la hora de planificar las sesiones.

¿Cree que en Cuenca hay una buena comunidad de lectores?

Yo diría que hay una buena comunidad de lectoras. Parece ser que de 100 españoles, sólo leen 30, y que de éstos, la mayoría son mujeres. Lo que sí está siendo determinante en la difusión de la lectura han sido los clubes. En Cuenca, su Biblioteca Pública fue pionera (comenzó con esta actividad allá por 1987), y ahora ya hay en toda la provincia casi 150 talleres de lectura. Hace unos años sería impensable que en núcleos muy despoblados, como Belmontejo, Boniches, La Hinojosa, Huerta del Marquesado, Vellisca o Víllora se pudiera completar un grupo de lectores. Pues bien, hoy en día, en esos lugares están esperando como agua de mayo la llegada del Bibliobús.

¿Qué se pierde la gente que no lee?

Cuando alguien me pregunta por esto, yo respondo que no pasa nada por no leer. Lo que sí sucede es que te pierdes mucho. Te pierdes, no sólo adquirir conocimientos, que es para mí lo menos importante, sino esa serie de sensaciones a las que antes aludía. Sobre este tema hay muchas frases proverbiales, y por supuesto, una en El Quijote, pero prefiero sacar a colación la que aparece en un apartado de las sesiones del taller de lectura “Letras Mágicas”, y que se debe a Javier Lostalé: “Quien lee vive más”. Creo que en ella se puede sintetizar las pérdidas de quienes no leen.

¿Algún día se lanzará a publicar sus micro relatos? ¿Por qué no lo ha hecho aún?

No me decido a publicar mis relatos, quizá, por pudor. Son de un corte costumbrista y tan ligado a mí y a mi pueblo, que me parece como pregonar a los cuatro vientos mi secreto. No obstante, de vez en vez van saliendo en una editorial muy particular: “El Libro de las Fiestas de La Cruz”, a la postre las fiestas de mi pueblo, Villares del Saz.

Uno de sus autores favoritos es Cervantes y es usted especialista en El Quijote al que antes aludía. En su opinión, ¿cuál es la enseñanza más valiosa que nos ha aportado este célebre personaje?

El Quijote es todo y en él se halla todo. Así que cuando ocurre algo a nuestro alrededor es muy fácil asociarlo con algún pasaje del Quijote. Por ejemplo, en esta conversación estamos hablando de libros y talleres de lectura. Pues bien, quien abra la primera parte por el capítulo trigésimo segundo, verá como en la Venta de Juan Palomeque ya se montaba un club de lectura, cuando aparecían muchos segadores por las fiestas y uno, el que sabía leer, cogía un libro y los demás escuchaban con mucho gusto.

¿Qué cree que le falta a Cuenca en el terreno cultural, especialmente para las personas con discapacidad? Si pudiera hacerlo, ¿qué le gustaría implantar o conseguir?

En cuanto a los ciegos, ya he apuntado que no nos podemos quejar. Posiblemente a otras discapacidades como las psíquicas les quede un buen trecho inclusivo. De todas formas, para este colectivo, cada vez hay más actividades de carácter cultural. Sin ir más lejos, y dentro de este campo, en la “Fermín Caballero” se dan en la actualidad dos talleres de lectura muy imaginativos.

¿Cómo nace en Luis Clemente la pasión por la lectura y la escritura? ¿Las comparte con otras aficiones?

Cuando me quedo ciego es el momento en que me refugio en la lectura. En un principio, gracias al libro hablado de la ONCE, y después, a los lectores de pantalla de ordenador, comienzo a “devorar” libros. Luego, vinieron los talleres de lectura en los que me integré primero como lector y luego como coordinador. Y aquí, es donde más he disfrutado de la lectura al compartirla.

En cuanto a otra actividad que ocupe mi tiempo de ocio está el deporte en general, y en particular la natación y el atletismo, aunque, en este caso, la edad y las lesiones me han frenado y las carreras de fondo de hace unos años ahora se han quedado en largas caminatas.