El CRA Los Pinares de Campillo de Altobuey, en la comarca de La Manchuela, es otro de los centros reconocidos por el Gobierno de Castilla-La Mancha en el acto del Día de la Enseñanza. El galardón distingue su trabajo innovador y su apuesta por las metodologías activas.
“Es un reconocimiento muy importante y significativo para nosotros”, asegura su directora, María del Carmen Cerrillo, con más de una década de experiencia en la escuela rural y al frente del centro desde hace tres años. “Desde hace tiempo venimos dándole una vuelta metodológica a nuestra forma de enseñar. Hemos innovado mucho y este reconocimiento es un orgullo enorme. A veces tengo el síndrome del impostor, porque quizá no lo merecemos más que otros, pero se agradece que la consejería se acuerde de la escuela rural”.
El CRA Los Pinares cuenta con 24 docentes repartidos en las localidades de Campillo de Altobuey, Almodóvar del Pinar y Enguídanos, y con 128 alumnos entre los 3 y los 12 años. Su proyecto de innovación, de nombre ‘Raíces para Innovar’, combina la tradición del cultivo del azafrán, típico de la zona, con metodologías del ‘Aula del Futuro’. “Hemos mezclado tradición con modernidad. Los niños cultivan, recogen y tuestan el azafrán, y a la vez trabajan con impresoras 3D, robótica y microscopios digitales. Es una forma de aprender en la que el niño es el protagonista de su propio aprendizaje”, explica Cerrillo.
“Los niños cultivan, recogen y tuestan el azafrán, y a la vez trabajan con impresoras 3D, robótica y microscopios digitales y placas de programación”Para la directora de este centro, educar en la escuela rural es una de las cosas más gratificantes que existen: “Llevar una enseñanza de calidad a zonas pequeñas es ofrecer un servicio público real. Aquí el trato con las familias y los niños es muy cercano, las ratios son bajas y la atención al alumnado, muy individualizada”. Cerrillo reconoce que las aulas multinivel “son un reto”, pero también “un enriquecimiento”, porque “los mayores ayudan a los pequeños y todos aprenden más, se refuerzan los aprendizajes”.
El proyecto ha logrado no solo motivar al alumnado, sino también implicar al municipio: “El año pasado conseguimos vender veinte gramos de azafrán y este año esperamos repetir”, afirma la directora. “Después lo vendemos con un fin solidario, bien para ampliar los recursos del Aula del Futuro o para colaborar con alguna ONG. Lo decidimos entre todos. Es una forma preciosa de que los niños y niñas del CRA Los Pinares de Campillo de Altobuey aprendan valores, esfuerzo y compromiso social”.
Y por todo ello, el mensaje a los futuros docentes es muy claro: “Que no tengan miedo a trabajar en un pueblo. Lo que recibes a cambio es muchísimo. Tenemos menos recursos que en la ciudad, pero una relación humana que lo compensa todo”.