“Kiara nos trajo la luz y nos cambió la vida”
Cuando Verónica y Juan hablan de su hija Kiara, tanto las palabras como el entorno cobran un significado especial. En esta historia no hay tragedia, ni pena, ni resignación. Hay determinación y, sobre todo, luz, mucha luz… como el significado del nombre de la pequeña. Porque Kiara es precisamente eso, “la que trae la luz”.
Con apenas cuatro meses, a Kiara le diagnosticaron amaurosis congénita de Leber, una enfermedad que causa ceguera severa. “Y aquel día empezó todo. Fuimos a una revisión de vacunas y el enfermero nos dijo que tendría que centrar más la mirada. Nos mandaron al neurólogo y fue él quien finalmente confirmó que nuestra hija era ciega. Desde ese momento entendimos que Kiara iba a necesitar mucha atención y que teníamos que reorganizar nuestra vida”, nos cuenta con sosiego Verónica Fernández, mientras la pequeña corretea de un lado a otro de la tienda que lleva su nombre.
Y la reorganización de sus vidas supuso dejar atrás la localidad valenciana de Villamarchante para trasladarse al municipio conquense de Las Majadas, en pleno corazón de la Serranía de Cuenca. “Yo trabajaba 14 horas en una fábrica –explica Verónica–. ¿Cómo iba a ser los ojos de mi hija si no podía estar con ella?”.
La Serranía conquense no era una desconocida para los padres de Kiara. De hecho, “durante un verano de escapadas” descubrieron Uña, Las Majadas y un “entorno de paisajes y animales en libertad” que les dejó fascinados: “Pensamos que este era el sitio perfecto para Kiara, un lugar donde la gente la conociera, pudiera moverse con seguridad y recibir todo nuestro tiempo y atención”.
Otro golpe inesperado fue la dana que hace un año asoló varios municipios de la Comunidad Valenciana y que afectó de lleno a la vivienda del matrimonio: “La casa en la que vivíamos quedó arrasada y perdimos alrededor de 30.000 euros, así que fue un motivo más para trasladarnos a Las Majadas y empezar de cero”, subraya Juan Luis Armada.
La decisión no fue fácil y los comienzos fueron duros, pero Verónica y Juan sienten que el pueblo de Las Majadas y las instituciones les han acogido con los brazos abiertos. Kiara acude diariamente a la guardería de Villalba de la Sierra “en la que recibe una atención extraordinaria por parte de Marta, experta en necesidades especiales”, los servicios de atención temprana de la Junta van a ayudar a la pequeña “en su seguridad y desarrollo psicomotor” y la ONCE de Cuenca les ha brindado desde el principio todo tipo de apoyo.
Tras unos meses trabajando en alojamientos rurales, Verónica y Juan decidieron abrir ‘El rincón de Kiara’, un pequeño y coqueto negocio rural en el que venden productos típicos, artesanía local, fruta, verdura, congelados y cualquier cosa que puedan necesitar los vecinos del municipio. “Este rincón surgió de una necesidad real y es que mucha gente nos preguntaba dónde comprar productos típicos de Cuenca. Estamos encantados porque la acogida ha sido maravillosa”.
Más que un servicio, ‘El rincón de Kiara’ se ha convertido en todo un vínculo. “Algunos vecinos entran a comprar y otros a conversar”, nos cuentan Verónica y Juan, quienes hacen un balance esperanzador de la que ha sido su vida en el último año: “A esos padres que pasan por lo mismo que nosotros les diría que no pierdan la esperanza: Kiara es la que nos ha hecho ver la vida de otra manera y gracias a ella estamos aquí. Todo pasa por algo”.
