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Javier Semprún
Javier Semprún
10/11/2022

Villar de Cañas y un futuro sin ATC

Una vez leído el bando emitido por el alcalde de Villar de Cañas, posterior a unas declaraciones en prensa en las que se permite insultar gravemente a quienes entendemos que es lógica la decisión del Gobierno de la Nación, en el ejercicio de su responsabilidad, ha modificado el borrador del VII Plan de Residuos Nucleares para dar por finiquitado el proyecto de instalación de un cementerio temporal de residuos nucleares en la localidad, creo que tanto los vecinos de Villar de Cañas a los que afirma defender, como la ciudadanía en general, tienen derecho a conocer la realidad de un proyecto que nació viciado y que, de no actuar con serenidad e inteligencia, amenaza con morir emponzoñando no ya el presente, sino el futuro de la comarca.

Es fácil responder al presidente del Partido Popular en su queja, con lágrimas de cocodrilo, por la caída de un proyecto que para nada quería en las cercanías de su pueblo, y al que negó toda posibilidad de afectación al mismo, oponiéndose incluso al posible paso por Almansa de los residuos nucleares que sí quiere almacenados en Villar de Cañas, que sí quiere en Cuenca. Que diga bien alto que también ha cambiado de opinión con respecto a la ubicación de un intercambiador moral en la estación de Almansa para el traslado de los residuos de Cofrentes a Villar de Cañas. Es fácil, además, porque miente cuando dice que no hay alternativa en marcha. Las propias declaraciones del alcalde respecto a que la comarca va a parecer la guerra de las galaxias, demuestran que sí, que hay proyectos alternativos y en marcha.

Es increíble que se nos hable ahora de un ATC para cien años, lo que demuestra la inconsistencia de un proyecto que en su concepción de temporal resulta realmente faraónico. Se nos dijo que los residuos estarían 30 años y luego serían trasladados a un almacén definitivo. Pues esto supone alargar tres veces el riesgo que los geólogos del CSN señalan por la elección de un terreno de las características del emplazamiento elegido, y que apuntan posibles afecciones en el medio y largo plazo. Los informes del área de Ciencias de la Tierra (los geólogos) del CSN donde se cuestiona la idoneidad del emplazamiento son públicos, y fueron emitidos a pesar de la brutal presión que sufría el CSN para que, haciendo dejadez de su función, dejara de poner trabas a un proyecto que, de repente, interesaba muchísimo a quien, meses antes, había hablado de la factura excesiva que Castilla-La Mancha había pagado ya en materia nuclear. Lo que no era bueno para Yebra, para Guadalajara, de repente era magnífico para Cuenca, y sí, hablamos de Cospedal.

La grabación de la jornada pro ATC organizada por el Ayuntamiento con técnicos y expertos en energía nuclear también es pública. Allí pueden escuchar como no hay respuesta coherente a la pregunta de en qué momento las cuestiones que atañen a la seguridad del proyecto son esquivables, son una tontería, o merecen menor atención… refiriéndonos a la idoneidad del suelo. Por qué se impusieron condiciones y consideraciones previas si luego se podía no hacer caso a las mismas.

Como concejal socialista en el Pleno de Villar de Cañas, he intentado en todo momento que se asuma la posibilidad real de que finalmente el proyecto no se consuma y se trabaje, en contacto con las administraciones, la universidad y las empresas interesadas en el campo de las energías renovables, para dar una salida a lo ya construido que permita dotarlo de actividad, generar empleo y convertir a Villar de Cañas en referencia nacional en este campo. También he pedido una reflexión sobre el modo en que se han invertido los 150.000 euros anuales que se convenían con Enresa, para ver en qué medida han servido para acelerar el progreso de la localidad y luchar contra la despoblación, que es su fin. También que los fondos que van a ser aportados por la empresas promotoras de parques solares al municipio, puedan ser empleados en apoyar a las personas y empresas de la localidad que puedan sufrir problemas por el precio de la energía.

No puedo apoyar al alcalde cuando insulta a quienes no piensan como él, y lamento que alguien con quien me consta que es fácil dialogar, dé esa imagen de intolerancia de un pueblo que no merece haber sido manejado en aras de intereses oscuros fácilmente detectables, y que pasaban por la ubicación al frente de Enresa de un político afín y manejable, en vez de a un técnico de prestigio, como se había venido haciendo.

El alcalde, y los que apoyan la energía nuclear, saben perfectamente que prolongar la vida de las centrales, o abrir centrales nuevas, obliga a contemplar un aumento de los residuos radiactivos a almacenar, y, por tanto, a reconsiderar las dimensiones y capacidades del ATC, por lo que resulta más lógico, económico y rentable, apostar por un emplazamiento definitivo. Y que Villar de Cañas no permite la ampliación del mismo en el lugar elegido.

El alcalde sabe, además, que el presidente de ENRESA avisó de que ninguna Comunidad Autónoma quería el ATC en su terreno. Que no es una cuestión cerril del presidente García-Page, que defiende el interés de Castilla-La Mancha igual que los demás presidentes autonómicos.

Creo que es momento de empezar a trabajar en una alternativa, de convertir el problema en oportunidad, y de aprovechar la nueva coyuntura dibujada por la Ley contra la Despoblación, para salir adelante transformando un proyecto en otro mejor, haciendo converger intereses e inversiones, en lugar de encerrarse en un enfrentamiento llamado al fracaso, y en términos que desdibujan la figura del propio alcalde, de su equipo de gobierno, y de Villar de Cañas, un pueblo que no merece esta imagen, porque no responde a la realidad.

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