Metomentodo

Un tropo es una palabra que adquiere un sentido distinto al que le corresponde de primeras.  Un término real y un término imaginario unidos por una relación de semejanza, a veces, no muy semejante.  Como Instagram pero en palabras. Uno de los tropos que todos usamos, aunque no siempre sepamos su nombre, es la metonimia.  El pan Bimbo, el papel Albal, el Kleenex, el Chupa-Chups, la Aspirina, el Donuts, el Rimmel o el Tupperware, que es al que quiero llegar porque esta semana ha anunciado que se encuentra en serias dificultades y es muy probable que  desaparezca.  No te preocupes, no desaparecerán esos recipientes para guardar comida de tu madre, solo la madre que los parió.   Puede que la empresa cierre pero la palabra se quedará ya como un genérico.  Curioso, ¿no?  La parte se queda definitivamente, incluso cuando desaparece, para referirse a todo.  Imagino que algo parecido podría pasar con Doñana.   Quizás, como todo apunta, desaparezca un día, pero nos quedarán sus pozos, ahora ilegales pero pronto legales; ahora de delincuentes pero pronto de españoles de bien. Así es la vida de la lógica electoral, capaz de hacer que los ateos defiendan a la virgen en detrimento de la libertad de expresión.  Así, Ferrovial se irá pero quedarán sus obras; el dinero, no; ese se lo llevarán también, pero siempre quedará quien lo defienda con una bandera de España al aire; que no, Al vent. Y es que puede que España sea otra metonimia.