Con un par de votos

Sin duda alguna, aunque no sea algo que vaya a cambiar la vida de la mayoría de los españoles, la amnistía es el tema de las últimas semanas.  Imagino que no hay cuñado, parroquiano o aspirante a tertuliano, en España, que no haya opinado ya sobre el tema.  Incluso en el extranjero; ya se ha manifestado en «Financial Times», en su editorial, a favor.  Sin embargo, la inmensa mayoría de los españoles parecen estar de acuerdo en lo contrario y su contrario: Amnistía no pero amnistía sí.  Es decir, nadie –salvo los amnistiados– parece querer la amnistía pero nadie está dispuesto a impedirla.   No nos engañemos, la aritmética parlamentaria hace que la amnistía sea imposible sin la colaboración de todos.   Y en ese contexto, la radicalización del discurso es el peor de los errores.   Porque no se vota lo que se quiere; sino, lo que se puede.  Y es que a PP y Vox, parece que ahora no les toca elegir entre gobernar o no; sino, entre un gobierno de Pedro Sánchez sin amnistía ni nacionalistas periféricos en el que ellos puedan ser influyentes o un gobierno de Pedro Sánchez con amnistía y en el que el partido más votado se convertiría, por decisión propia, en intrascendente.  Si lo llevamos al extremo al que se han llevado los discursos, se ha de elegir entre Pedro Sánchez con los votos de la derecha, o la destrucción del España.   Debemos salir a la calle –pacíficamente y sin manuales sobre cómo agredir a la policía– si es lo que consideramos, pero debemos recordar que en democracia las cosas se solucionan votando.  Nosotros ya hemos votado; ahora les toca a los diputados.