Una celebración
Cual buen prólogo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad –creado en 1992 por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el objetivo de promover los derechos y el bienestar de las personas con discapacidades en todos los ámbitos de la sociedad y el desarrollo, así como concienciar sobre su situación en todos los aspectos de la vida política, social, económica y cultural– y cuya celebración se ha adelantado en nuestra capital provincial a hoy viernes con acto en el Teatro Auditorio, la Diputación Provincial aprobaba esta misma semana por unanimidad la cesión gratuita de una parcela de diez mil metros cuadrados en la zona capitalina del Terminillo a la Junta de Comunidades para la construcción de un centro residencial de atención a personas con discapacidad intelectual cuyo funcionamiento se ha señalado que estará basado en un modelo convivencial normalizado. Es un recurso que vendrá así a sumarse a los que destinados a este colectivo ya existen entre nosotros gracias a la labor llevada a cabo, a más de las administraciones públicas, por distintas asociaciones y colectivos de nuestra sociedad civil. Es un paso más para mejorar la atención a la integración social de un colectivo cuyos integrantes han sido históricamente marginados y que, pese a los indudables avances que para su integración se han venido desarrollando, y que aún distan muy mucho de tener un desarrollo homogéneo –de los mil millones de personas con discapacidad que se calculan que existen en el mundo el ochenta por ciento vive en países en desarrollo– se encuentran todavía entre los más rezagados respecto a la consecución plena de las metas diseñadas en los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030, objetivos necesitados de una más amplia consecución mediante actuaciones que, en palabras del secretario General de la ONU António Guterres, exigen centrarse de forma muy específica en las necesidades y derechos de sus integrantes “no solo como beneficiarios, sino como contribuyentes activos en la vida social, económica y política”. Una celebración ante la que este año en concreto, y en línea con los aspectos más importantes de esa Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la UNESCO ha querido poner especialmente el foco de las realizaciones para su consecución en la educación, en la eliminación de barreras y la creación de entornos accesibles e inclusivos. Una celebración al hilo de la cual el CERMI (el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad) ha hecho público un manifiesto –que, por cierto, se leerá esta tarde en el aludido acto en nuestro Auditorio– en el que, tras reclamar, viniéndonos a nuestro entorno internacional más cercano, “una Europa Social, una Europa de las personas, una Europa que defienda y preserve los derechos, la inclusión y el bienestar de las personas con discapacidad y sus familias”, se pone especial énfasis en señalar cómo “en el disfrute de bienes, productos y servicios del Mercado Único, es preciso considerar de forma preferente a las personas con discapacidad en mayor riesgo de exclusión, atendiendo a factores de intersección con la discapacidad vinculados al sexo, la edad, la ruralidad, la condición de persona migrante y solicitante de asilo, la orientación sexual, la pobreza, entre otros” precisando cómo en este contexto, “las mujeres y las niñas con discapacidad, el sesenta por ciento de la población con discapacidad en la UE, son el grupo poblacional en mayor riesgo de exclusión”. Mucho aún por hacer pero tarea que desde luego, ineludiblemente, debemos afrontar.