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“Me voy con el orgullo de dejar los dos museos más visitados de Castilla-La Mancha”

Santiago Langreo abandonará su cargo como director del Museo de las Ciencias y del Museo de Paleontología a finales de julio, tras cinco años al frente
“Me voy con el orgullo de dejar los dos museos más visitados de Castilla-La Mancha”
Foto: Saúl García
28/06/2021 - Paula Montero

La vida son etapas y Santiago Langreo (Cuenca, 1960) cerrará un capítulo de la suya a finales del próximo mes de julio. Tras cinco años como director del Museo de Paleontología y el Museo de Ciencas de Castilla-La Mancha, ambos ubicados en la capital conquense, dejará su cargo “por razones personales” y para recuperar su actividad docente en el IES ‘Alfonso VIII’. 

Como director de ambos centros siente orgullo porque “son los dos museos más visitados de la región” y además junto a su equipo han aumentado las visitas exponencialmente a la par que han creado numerosos recursos y proyectos educativos. 

Entre sus logros también está el haber sido capaz de dirigir dos museos de la talla de los conquenses a la par pues es una tarea realmente difícil de sobrellevar. 

Ahora, a falta de un mes para dejar su cargo ya han comenzado las despedidas.

 

¿Qué ha motivado su decisión para abandonar la dirección de ambos museos?

Razones personales. Fundamentalmente cierto cansancio, cercanía de mi fecha de jubilación y necesidad de tomar nuevos rumbos.

Creo que una persona es válida para un puesto si tiene intención de generar mejoras y de cumplir con la misión que le encomiendan, pero, sobretodo, si tiene la vertiente emocional suficiente. Hace cinco años la tenía, pero dirigir dos museos de esta talla a la vez requiere de muchas más energías y fuerzas de lo que la gente piensa. 

Si esto fuera mal y apenas tuviéramos visitas el trabajo sería fácil porque solo tendríamos que abrir y cerrar la puerta. Sin embargo, cuando tienes demanda de público, de nuevos talleres, nuevos productos y campamentos de verano tenemos que estar ahí para dar respuesta. Eso supone mucho trabajo y yo ya no soy tan joven. En democracia tenemos, cada cuatro años, la oportunidad de cambiar  a nuestros gobernantes y yo he pasado una legislatura.

 

¿Qué balance hace de estos cinco años?

Creo que el balance es positivo pero eso lo tendrá que decir la gente. Ya he recibido por redes sociales comentarios de amigos y desconocidos que alaban el trabajo bien hecho. Pero, es bueno que haya renovaciones en los centros y, aunque son ocasiones de cierta incertidumbre y riesgo, creo que quien me sustituya no se equivoque demasiado al estar rodeado o rodeada de un equipo consolidado.

 

¿Cuál ha sido su mayor satisfacción tanto en el Museo de Ciencias como en el de Paleontología?

El Museo de Ciencias ya era bueno pero hicimos la remodelación del 70% y se han puesto en marcha nuevas salas, pero sobre todo creo que hemos sido capaces de crear clima de trabajo y dar una muy buena atención al ciudadano. 

En el Museo de Paleontología se ve más la impronta porque cuando llegué me encontré un “casi” museo. Se abrió la primera fase con muy poquitas piezas y poco ordenadas. Tuve la oportunidad de encontrar recursos, como una inversión de 900.000 euros, que nos permitieron abrir el MUPA con una exposición de calidad reconocida por todo el mundo. 

Dejo dos museos renovados y buenos resultados de visitantes sobre la mesa. El de Ciencias y el de Paleontología fueron los museos regionales más visitados en 2020.

 

Después de cinco años, ¿tiene alguna espinita clavada?

Muchas. Me hubiera gustado que se conocieran los dos museos justamente por su oferta didáctica. Ahí la dirección me ha quitado mucho. Me considero, sinceramente, mejor responsable didáctico que director.

Es cierto que tenemos muy buen material y muy buenas personas que se encargan del material didáctico pero a nivel personal, cómo pedagogo, podía haber dado mucho más de mí en ese sentido. Tengo las ideas pero no basta, hay que ser capaz de convencer a otros de que son buenas. A veces lo urgente te hace olvidar lo importante.  

 

 

 

“Me voy con el orgullo de dejar los dos museos más visitados de Castilla-La Mancha”

Ha sido la primera persona en dirigir ambos centros, ¿ha sido complicado?

No sé si es un acierto o un desacierto haber dirigido ambos a la vez pero si digo a quien me sustituya que se prepare. En estos dos centros hay muy buena gente trabajadora  pero también muchas más oportunidades para hacer proyectos. 

Realmente, al compartir la dirección de dos museos no eres director ni de uno ni de otro porque no estás al 100% en ellos. Es algo que veía como una ventaja y que poco a poco ha pasado a ser una desventaja. Como director he tomado las decisiones finales pero he estado en la mitad del día a día y eso ha sido un hándicap para mí. Creo que eso me ha quemado mucho porque, además, dirigir un museo no es trabajar de ocho a tres. 

 

¿Sabe ya quién le tomará el relevo?

No. Yo creo que Rosana Rodríguez, la consejera de Educación, Cultura  y Deportes todavía no se cree que me vaya. La decisión la tomé el pasado mes de agosto y se la comuniqué, pero me convenció para que continuara. 

Yo espero que, al menos, provisionalmente, en el caso del Museo de las Ciencias, la responsable del gabinete didáctico, Rebeca, cupe  las funciones, y en el caso del MUPA será Marta. 

En Cuenca hay buena gente a la que hay que darle oportunidades porque normalmente quienes tienen muy buenas ideas están callados y esas personas son las que vendrían muy bien a la ciudad.  

A mí me eligieron  como director sin ser paleontólogo, ni geólogo, ni químico, ni físico, solo había hecho una buena gestión allá dónde hubiera estado y tenía ganas de empezar este proyecto. Y como yo hay mucha gente en Cuenca pero nos tienen que dejar hacer. No hace falta tener muchos títulos universitarios, hacen falta personas con un fuerte corazón y una gran carga emocional por esta tierra.

 

Los turistas son una parte fundamental de los museos y de la actividad económica de la provincia, ¿qué les diría?

Vean y piensen ustedes lo que se habían perdido hasta ahora y no olviden lo que se pueden perder en el futuro. 

Cuenca es una zona despoblada pero en la que hay una gran oferta turística que conocer y espero que todo el mundo se anime a venir. 

 

Ha llegado el momento de regresar a la enseñanza, ¿cómo cree que será ese reencuentro con la docencia?

Tengo cierta ilusión porque igual que le doy una gran importancia a los museos he descubierto que si uno quiere transformar la sociedad se puede hacer mucho más desde un centro educativo que desde un museo. 

Una de las espinitas que tengo clavada desde la pandemia es que, sobre todo, en el Museo de Ciencias no hemos tenido el papel que deberíamos haber asumido. 

La gente miraba hacia los museos en busca de cierto rigor y creo que no hemos estado a la altura. Con esto de asumir funciones  turísticas y de entretenimiento puede ser que se abandonen otros servicios sociales importantes que nos harían ser considerados un terreno de rigor científico capaz de marcar certezas. 

Por ello, al regresar a la enseñanza espero mejorar la vida de los chicos y chicas que están en los institutos. Y, tal vez, desde mi función de orientador sea capaz de ayudar a esos jóvenes para que puedan llegar a ser un Einstein. 

Ahora mi reto es mejorar la educación de los jóvenes y estar a su lado para que no se pierdan en el camino. 

 

¿Cómo se imagina el momento en el que cierre la puerta de ambos museos por última vez?

Como persona que sufre un transtorno de alta empatía seguramente lloraré bastante. Me arrepentiré seguro de esta decisión pero creo que, finalmente, esta será la definitiva.