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“Siempre hay que tener algo en mente; no entrenar por entrenar”

El conquense, curtido en triatlones o "ironmans", ha completado a bici la distancia de Cuenca a Santiago de Compostela por el ‘Camino de la Lana’
“Siempre hay que tener algo en mente; no entrenar por entrenar”
Foto: Mario Gómez
22/08/2021 - Mario Gómez

La superación constante, a base de retos a cada cual más ojiplático, es algo que caracteriza a Francisco Javier Cano. Este conquense de 55 años ha pasado gran parte de su vida compitiendo en multitud de carreras de resistencia como triatlones o los “ironmans”, pruebas que se caracterizan por llevar al límite la exigencia del cuerpo humano. Pero a día de hoy, Francisco Javier se motiva con competir contra el rival más duro que tiene cada deportista: uno mismo.

“Con esta edad uno va sustituyendo la competición y me meto en otras cosas para ‘matar el gusanillo’ y mantenerme en forma”, confiesa con una sonrisa a sabiendas de que en 2020 y pese al confinamiento, acumuló según su histórico de entrenamientos más de 26.000 kilómetros en bicicleta. Pero más allá del número, reconoce que es necesario siempre “tener algo en mente, no entrenar por entrenar”. De ahí que poco a poco su manera de completar desafíos personales sea completando metas como el “reto Everesting, acumular el desnivel positivo en bicicleta similar a la altura de la montaña más alta del mundo, el Everest”. Dicho y hecho, 8.848 metros completados por las vías en la zona cercana a La Toba. “Lo hice en un tramo de 2 kilómetros, subiéndolos unas 66 o 67 veces y me llevó unas 16 o 17 horas completarlo”.

Con este contexto, es habitual que este conquense conquiste varios propósitos que se marca siempre al comienzo de cada año. Una manera de vivir que disfruta con pasión pero que va renovando cada vez más, siendo su última aventura el completar el Camino de Santiago, por la “Ruta de la lana”, pero no de cualquier manera, obviamente.

“Yo el camino lo he hecho unas seis veces. En 2012 hice este mismo camino en bici con compañeros y tardamos unos 6 días y nueve años después me dije ‘¿por qué no hacerlo? Vamos a ver qué tal me encuentro’, y ahí que fui, pero claro, quería superar esa marca, por eso decidí que lo debería hacer en cinco días”.

Dicho y hecho. Francisco Javier cargó su bici con el equipaje esencial. Un par de bolsillos delanteros para mudas y herramientas y otro más en el cuadro donde almacenaba lo esencial para comer y nutrirse durante las largas jornadas de pedaleo que iban “desde que me despertaba sobre las siete de la mañana hasta las siete u ocho de la tarde en las que decidía dónde iba a hacer noche”.

La aventura comenzó el 8 de julio. Credencial en mano, este conquense reconoce que era “relativamente difícil, pues me suponía hacer unos 180 kilómetros diarios”. El primer obstáculo fueron los pocos albergues que había en este ‘Camino de la lana’ y la orientación, lo que le llevó en su primera etapa a hacer noche en Atienza. “El plan era llegar hasta Sigüenza, pero lo solucioné al siguiente día saliendo un poco antes y cumplí los segundos 180 kilómetros hasta Covarrubias, “no fue sencillo, pues en la zona de Santo Domingo me desorienté y no había cobertura, por suerte pregunté a un forestal y pude continuar”.

En el umbral de su desafío y debido al revés del día anterior, Francisco Javier tuvo que subir el ritmo y completar más de 200 kilómetros entre Burgos y León, haciendo parada en un albergue de Mansilla de Mulas, cerca de la capital leonesa.

“Cuando salí el cuarto día aún tuve tiempo de darme una vuelta por León, el objetivo era entrar a Galicia ese día y al llegar a los 180 kilómetros tuve que parar en Cebreiro, me quedé ahí porque había una bruma tan densa que apenas se veía nada. Era gracioso porque hablaba con mi mujer y me decía que en Cuenca hacía cerca de 38 grados, mientras que al coronar Cebreiro no había más de 10 grados”, explica.

En el último tramo, Cano señala que “no tuve que apurar”, y llegó a Santiago para poner su sello en una tienda de bicis y tener aún un día más para disfrutar de la ciudad. “Siendo estrictos, tardé 4 días, 9 horas y 30 minutos en hacer todo el recorrido”.

Tras esta hazaña, este conquense sigue en liza para completar otra mucha más ambiciosa como el reto CIMA (Certificado Ibérico de Montañas Ascendidas). Es decir, coronar las 640 ascensiones de la península. Sólo tres personas lo han completado y Francisco Javier ocupa la décima posición de este ranking con 513. “Quiero completarlos en unos tres años, aprovecho mis días libres y vacaciones para ir completándolo, al final me gusta dejar ese legado de la importancia del deporte y la superación a mi familia”. Toda una enseñanza que se cumple a rajatabla este amante del ciclismo a base de puro desafío.