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"El mundo del toro engancha y cuando te embiste, no lo puedes dejar"

El ex torero de San Lorenzo de la Parrilla, Curro Fuentes, ha cumplido medio siglo desde su alternativa en la Monumental de Barcelona
"El mundo del toro engancha y cuando te embiste, no lo puedes dejar"
Fotos: Lola Pineda
09/08/2022 - Miguel A. Ramón

Desde que tuvo uso de razón, su único objetivo, casi una obsesión, era ser torero y seguir los pasos del que fuera su ídolo en aquella época, Chicuelo II. No fue nada fácil, desde luego. Muchos fueron los obstáculos que superar y no menos las penurias que sufrir desde muy joven, pero, sin duda, para él todo merecía la pena si le llevaban a cumplir su gran sueño. Y lo consiguió. Después de muchas capeas, tentaderos y noches al raso, un 22 de mayo de 1972 tomaría la alternativa, de rosa palo y plata, en la plaza Monumental de Barcelona, de la mano de Miguel Mateo ‘Miguelín’ y con el maestro Paco Camino como testigo.

Medio siglo, ni más ni menos, ha transcurrido ya desde que Arcadio Fuentes Moya, más conocido en el mundo taurino como Curro Fuentes (San Lorenzo de la Parrilla, Cuenca, 1949), iniciara su brillante trayectoria como matador de toros. Una tarde que nunca olvidará y que, de hecho, guarda con cariño en un lugar destacado de su memoria, según asegura desde la tranquilidad de su retiro en su casa de Mariana, junto a su esposa Pilar Moreno, con la que comparte tres hijas y dos nietas.  

Y es que fue una tarde para recordar, donde cortó cuatro orejas y lo hizo compartiendo terna con todo un maestro como era Paco Camino. 

Pero muchas han sido las tardes vividas hasta que se cortó la coleta con 35 años y muchos los compañeros de viaje en estas más de dos décadas dedicadas al toreo, al que se entregó por completo desde que tan solo contaba con 12 años.

De hecho, para Curro Fuentes, “el mundo del toro engancha y cuando te embiste, no lo puedes dejar; es algo inexplicable”. Dice no encontrar palabras para expresar la alegría y felicidad de haber podido dedicarse al toreo. Y, no en vano, llega a afirmar que “he tenido suerte en la vida, a pesar de los muchos altibajos”. 

Curro Fuentes está dispuesto a donar todos sus enseres para un museo taurino en La Parrilla.

Vida en la que, además de su familia –a la que adora y de la que se siente muy orgulloso–, han ocupado un lugar destacado nombres como Eladio Guijarro, que le dio el “empujón” necesario para iniciarse en este mundo tan exigente, Lucio Lillo, su mozo de espadas, o Enrique Callejas, su apoderado, que le permitió dar el salto y formar parte del toreo más selecto de aquella época y compartir cartel con las figuras del momento, como Luis Miguel Dominguín, El Litri, Paco Camino, Diego Puerto, Paquirri, Dámaso González o Palomo Linares.

Su toreo valiente y espectacular -como él mismo lo define- le llevó a vivir y ofrecer grandes tardes de toros, no exentas de percances y cogidas, algunas de ellas muy graves. Su bautizo de sangre fue en una novillada picada en Iniesta, con una cornada en el muslo, pero nada que ver con la sufrida en 1972 en la plaza de Palma de Mallorca, con Luis Miguel Dominguín y José Luis Gayoso en la terna. “Esa sí que fue grave”, recuerda.

Un astado le dio una cornada en el abdomen y le llevó al hospital durante varias semanas. “Me costó mucho recuperarme”, indica, pero aclara a la vez que “eso no hizo, ni por asomo, que me planteara en algún momento la retirada de los ruedos; todo lo contrario, no dejan de ser gajes del oficio”. 

En esta constante superación, su esposa, Pilar Moreno, con la que lleva casado 45 años, siempre ha estado ahí. Un pilar fundamental en su vida que, curiosamente, tan solo ha ido a verle a una corrida cuando aún eran novios, en 1975, y fue en Cuenca, donde, por cierto, también sufrió una cogida. Primera y última vez que le vería en la arena, recuerda esta albaceteña natural de Osa de Montiel, aunque se confiese más taurina, incluso, que su marido.

A sus 73 años, Curro Fuentes dice ser “el tío más feliz del mundo, de verdad. No me duele nada, duermo bien y ando mucho por la vereda todas las mañanas. Estoy hecho un chaval”. Ahora solo tiene un anhelo y así se lo ha hecho saber al Ayuntamiento de su pueblo, San Lorenzo de la Parrilla: ver hecho realidad un museo taurino en la plaza de toros que lleva su nombre. Para ello, está dispuesto a donar todos sus enseres, desde cuatro o cinco trajes de luces hasta capotes, muletas, estoques e, incluso, dos cabezas de toro. Un espacio, a su juicio, ideal para un pueblo con una marcada y dilatada tradición taurina. Todo un sueño que desearía ver cumplido.

El diestro conquense Curro Fuentes. Foto: Lola Pineda