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“Muchos jóvenes no han oído a sus padres decirles ‘no’ nunca”

La psicóloga Rocío Ramos-Paúl, conocida como ‘Supernanny’, da pautas a los padres para que evitar el consumo precoz de alcohol entre sus hijos
“Muchos jóvenes no han oído a sus  padres decirles  ‘no’ nunca”
30/10/2020 - Dolo Cambronero

¿Cómo pueden evitar los padres un consumo precoz de alcohol entre sus hijos menores? Para la psicóloga Rocío Ramos-Paúl, conocida por su intervención en el programa televisivo Supernanny, hay dos aspectos fundamentales que las familias deben trabajar con los adolescentes: la comunicación y la responsabilidad. Y todo eso, en medio de una temida etapa para las familias, la adolescencia, en la que el conflicto suele ser frecuente en los hogares.

La psicóloga dio una serie de pautas en una charla informativa online dirigida a padres y educadores en Cuenca, en el marco de las actividades de la Red Menores ni una Gota, un proyecto colaborativo creado por la Federación Española de Bebidas Espirituosas (FEVE) para prevenir el consumo de alcohol por menores de edad y de la que el Ayuntamiento de Cuenca forma parte desde 2017.

Una de las recomendaciones básicas de la psicóloga a los padres es que trabajen en casa una comunicación “desde lo positivo y afectivo” para evitar conflictos. “Les digo que no hay que luchar todas las batallas”, señala.

La segunda clave es trabajar el concepto de responsabilidad. “Una de las habilidades más importantes es saber decir que no. Los adolescentes pertenecen a un grupo que les dice que beban. Un grupo que es con el que se identifican y mucha de su autoestima depende en ese momento de la aceptación que tengan dentro de este. Y es muy difícil decir que no”, reconoce.

“También te lo tienen que haber dicho a ti. Muchos de los padres no lo dicen y de repente los jóvenes llegan a los 16 años y no les han oído decirlo nunca porque no les han puesto normas ni límites”, lamenta Ramos-Paúl.

Por otro lado, y también en el plano de la responsabilidad, la psicóloga recuerda que en esa etapa “quieren tener muchos privilegios que corresponden ya a una persona adulta” como salir hasta más tarde, gestionar dinero o tener libertad para moverse por distintas zonas si es una gran ciudad. “Eso, a los padres nos horroriza; se nos ponen los pelos de punta porque ya no puedes establecer el control que tenías antes”, admite.

No obstante, apunta que, aunque dé miedo, deben ir adquiriendo determinados privilegios aunque “no tienen por qué ser gratuitos porque entonces los convertimos en verdaderos tiranos”. Y en este punto en el que hay que trabajar el concepto de la responsabilidad. “¿Quieres privilegios? Vale, te los voy a dar. Pero a cambio vas a tener también una serie de responsabilidades. Si quieres salir hasta más tarde con los amigos, durante la semana habrás tenido que cumplir con el horario de estudio, que es una batalla continua, o haber colaborado en tareas de la casa”, pone a modo de ejemplo.

Aunque esto tiene una contrapartida: “¿Qué ocurrirá si llegas tarde o habiendo bebido? Pues que te voy a retirar privilegios. El móvil o lo que sea. Muchos dicen que sus padres los han castigado. ¿Cómo? Tú podías llegar según lo acordado o tarde y/o habiendo consumido. ¿Qué opción has elegido? ¿Quién se ha castigado entonces?”.

“Son así dos básicos para los padres: aprender a comunicarse con menos conflicto y más positividad para que también le cuenten y no tengan que interrogar; y pedir a los jóvenes que su comportamiento sea responsable”, resume, al tiempo que añade que también hay que trabajar con ellos la empatía para que sean conscientes de que sus comportamientos repercuten en los que están alrededor.

Las familias que deseen conocer más pautas para enfrentarse a un posible consumo precoz pueden descargar (en www.menoresniunagota.es) la guía gratuita Más de 100 razones para que un menor no beba alcohol, elaborada por Rocío Ramos-Paúl y que contiene 101 argumentos para que padres y educadores puedan abordar, desde una perspectiva educativa y preventiva, esta problemática en menores.

Respecto a la edad de inicio de consumo, la psicóloga apunta que campañas de concienciación como esta de FEVE acaban teniendo sus resultados. “Cuando empezamos con la campaña hace unos siete años, el comienzo estaba en 13 años y ahora está en casi 14. La prevención y la concienciación hacen mucho. Es importante porque cuanto más se retrase la edad de inicio, más autocontrol hay. A partir de 16 años, pueden decir: ‘No salgo que mañana tengo que estudiar o tengo un partido. Eso no aparece con 13”, reflexiona.

Pero ¿cuál es el ejemplo que tienen que dar los padres en relación con el consumo de alcohol, muy normalizado en nuestra sociedad? “¡Pues todos abstemios!”, bromea la psicóloga. Ya en serio, Ramos-Paúl subraya que lo primero es hacer hincapié en que hasta los 18 años no se puede beber. “Hay muchas situaciones sociales en las que se consume alcohol. Los padres pueden beber al tomar un aperitivo o en la sobremesa. El aprendizaje que pueden dar a sus hijos es el de consumo responsable. Yo no me pego un atracón, que es el esquema que siguen ellos en un botellón. Puedo tomarme un vermut y he disfrutado y he socializado pero no me tengo que caer redondo”, narra.

En relación con las fiestas juveniles en las que no se cumplen las medidas de seguridad necesarias en estos momentos, es rotunda: “Hay que dar un mensaje claro y directo con los adolescentes que les llegue a nivel emocional: Tu madre o tu abuela se pueden morir por saltarte las normas”. De todas formas, ve muy positivo que en algunas universidades se estén generando comités de jóvenes para concienciar a sus iguales. “Es maravilloso”, considera.

A pesar de los conflictos que pueden surgir en esta etapa con los hijos, también lanza un mensaje optimista: “Es una edad bonita. Yo le digo a los padres que la disfruten. No podemos pensar que nos vamos a morir cuando sean adolescentes. Hay que acompañarlos porque se está formando el adulto que serán. Y, al final, cuando tienen que decidir, los hijos siguen acudiendo a los padres”.