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Miguel Romero: "Se me han reconocido muchas cosas en mi vida"

Miguel Romero: "Se me han reconocido muchas cosas en mi vida"
15/05/2016 - A.L.D.

Después de 10 años al frente de la UNED, para la que ha conseguido reconocimiento, y una larga relación con la institución como docente, Miguel Romero se jubila

Larga trayectoria. Relacionado con la institución, 30 años como docente y otros 10 como director es el tiempo que Miguel Romero ha estado vinculado con la UNED. Debido a la jubilación, el 15 de mayo será el último día de esta etapa. Será un punto y seguido para continuar con las numerosas actividades  que mantienen a Miguel Romero en el centro de la actividad cultural de Cuenca y provincia. Principalmente, porque después de tantos años dedicado a la docencia (maestro, inspector, profesor de alumnos de Bachillerato y profesor de adultos), la de maestro es una profesión que nunca se deja y Miguel Romero ya tiene, por lo que se reconoce encantado, la agenda repleta de actos y actividades “vitales” para su nueva etapa.

A día de hoy, ¿qué sensación tiene Miguel Romero después de tantos años?
De cierta tristeza porque me da lástima. Es un centro al que le tengo mucho cariño. Es una universidad a la que me debo, acabé mi doctorado en la UNED y después por una serie de circunstancias. Hemos intentado que la UNED de Cuenca tuviera la prestancia que debía de tener, acercarnos todo lo más a la ciudadanía, hacerles ver cuáles eran los servicios (que se desconocían en gran parte). Una universidad como las demás, en todos los sentidos, en plan de estudios, certificaciones, licenciaturas, en todo. La única universidad estatal y la más numerosa en alumnos de toda Europa. Era conseguir que el centro de la UNED en Cuenca tuviera reconocimiento. Al final lo hemos conseguido y con creces. Hemos pasado de los 400 alumnos que nunca se llegaba a superar hasta los 700 que tenemos. Hemos dado un aspecto diferente a actividades de extensión universitaria y desarrollo cultural pensando que la universidad tiene que estar implicada en la sociedad.

¿Lo consideras un logro personal?
Personal, mío y del equipo que está conmigo. Cierto es, soy yo el que les exijo cuando hay que hacer esta actividad sobre artes plásticas y ellos están dispuestos y han estado. Y no solo del equipo de personal de administración y  de servicios, sino del equipo que está en dirección, que está en secretaría conmigo y, luego de los 42 profesores que tiene la UNED. Todos hemos formado una familia académica y la hemos llevado a esta situación. Sí que es cierto, y me siento muy orgulloso de haber alcanzado esta cota tan elevada (logro de todos) pero que es una propuesta que intenté llevar a cabo de la que me siento muy satisfecho. Entonces, dejas ahí una etapa de tu vida importante, la última etapa profesional. La última etapa en un largo recorrido en la docencia, aunque todo ser humano debe entender que hay un final, como pasa en mi caso, podría continuar hasta los 70 años, pero entiendo que no era adecuado, porque creo que ya no puedo conseguir más, que el techo de la UNED ha llegado, bajo mi punto de vista personal, a donde ha llegado y como tengo otras labores que me encantan...

Esto es solo un punto y seguido.
Sí, hay labores que me van a mantener en activo que es lo que a mí me gusta. Soy una persona implicada en la sociedad conquense en todos los sentidos pero ahora más como cronista de la ciudad, con una responsabilidad añadida de la que estoy muy orgulloso, la gestión cultural de la Diputación de la provincia que llevo dos o tres programas, mi participación en la Academia de la Historia de la que soy académico, o la de Bellas Artes de Málaga. Todo esto me va a mantener en activo y no hay tanto esa lástima cuando dejas un sitio y luego dices y ahora qué.

Tras una etapa fructífera, la UNED está asentada y cuenta con el reconocimiento de la sociedad conquense ¿qué le augura a la UNED los próximos años?
Vienen tiempos complejos. Augurar es difícil, hay que ir con cuidado y prudencia. La universidad española tiene que experimentar el cambio y en ese cambio está la UNED, una universidad que depende de las instituciones públicas para su funcionamiento y sabemos la situación hoy de las instituciones con la crisis general que estamos pasando. Las instituciones han de tener sensibilidad a este tipo de funciones o ejercicio como es la universidad social y cultural y seguir apostando por ella a pesar de las circunstancias complejas. Y prudencia porque todos los implicados en la comunidad educativa universitaria deben ser conscientes del valor de una universidad y del valor de la UNED en una sociedad donde la crisis ha afectado, y mucho, a los ciudadanos a los que tiene que llegar la universidad con más facilidad: menos costes académicos, flexibilidad horaria y geográfica que la UNED da. Tiene futuro esta universidad y en situaciones de crisis, más todavía.

¿Lo más inmediato que le ocupa?
Lo más inmediato para hacer, continuar con la labor de cronista oficial en un año emblemático como es 2016 con una serie de proyectos que hay que sacar adelante, en los que estoy muy implicado. Otra es acabar una serie de actividades que han venido generadas por la UNED como es el True Spanish Experience con el que voy a seguir vinculado y colaborando que me va a generar una serie de viajes a Japón y Costa Rica este año, dentro de mi actividad docente. Sin dejar la gestión cultural de Diputación para la que tengo que hacer 10 encuentros y 8 salidas de Conoce nuestra provincia, a lo largo del año. No voy a dejar La Alvarada, ni las Jornadas Romanas de Valeria...

Tantas áreas, docencia, gestión cultural, pintura, investigación, literatura, ¿hay algo del espíritu renacentista en la experiencia vital de Miguel Romero?
Sí, hay mucho. Siempre me he considerado humanista porque, valoro tanto la cultura como desarrollo del ser humano y factor clave de progreso, que valoro mucho el desarrollo humanista. Como se dan esas connotaciones en mi persona, por mi forma de ser, por mi forma de ver la vida, por mi cualifación, pues la actividades que desarrollo van en función de ese humanismo donde está el patrimonio, la historia, la literatura, la investigación… Entonces, tengo algún libro mío de ensayo histórico que cada año o dos años, voy sacando, que está parado y tengo que retomar. Me va a venir bien también para continuar con lo que he tenido que dejar aparcado para atender alguna actividad más perentoria. Me han tildado muchas veces de hombre del Renacimiento del siglo XXI en Cuenca pero verdaderamente se ajusta mucho a lo que entiendo por un hombre del Renacimiento, aquel que tocaba tantos palillos dentro del mundo de las Humanidades y, que a mí, me encanta. A veces alguien te reprocha ¿por qué no te centras en una cosa solo? pues no, a mí me gusta ese bagaje humanístico que tiene la sociedad y que nos permite ampliar el mundo cultural.

La divulgación aplicada a la docencia, ¿es lo que más le llena por su experiencia y la labor que realiza y le reconocen en colegios…?
Me siento una persona que quiero imponer mi generosidad en lo que yo conozco. La docencia lo permite, y si voy a dejar de ser docente regladamente, no voy a dejar de ser docente divulgativamente. Los talleres que hago en la biblioteca municipal que tanto éxito tienen, incluso las conferencias que surgen todos los años en los pueblos  me permiten ser docente divulgativo y aportar conocimientos humildes a distintos colectivos.

En reciente conversación con el director de un centro de mayores le ponía como ejemplo de tenerle siempre disponible.
A veces piensa uno, de tan pesado que estás en todos los sitios habrá gente que estará harta. Pero yo me siento muy gratificado por la sociedad. Me considero un hombre privilegiado, al margen de las envidias sociales, ¿Por qué lo digo? pues porque se me ha reconocido, en gran parte, muchas de las cosas que he hecho a lo largo de mi vida. El nombre que le pusieron a la biblioteca de Cañete, para mí lo más grande que puede hacer una biblioteca, además de los libros, es que ponga tu nombre, en tu pueblo donde nadie es profeta. O el teatro de Valverde, en un lugar donde no tengo familia que, por ayudar… y te proponen. Esas situaciones te hacen pensar en la generosidad con que te han correspondido te da satisfacciones y te sientes querido. Sales a la calle y te respetan, te saludan. Para mí es muy importante, es fundamental.