"Hay gente que echa un poco de menos el estilo que teníamos antes"

La trayectoria de Joaquín Sabina no se entendería sin Pancho Varona (Madrid, 1957), que lleva cerca de cuarenta años acompañando al cantautor jienense a la guitarra sobre los escenarios y en la composición de sus canciones. Junto a Sabina y/o Antonio García de Diego ha compuesto la música de medio centenar de canciones, con títulos como Pacto entre caballeros, Conductores suicidas, Contigo, Con la frente marchita, Ahora que, Peces de ciudad o La del pirata cojo. Algunas de ellas, junto a otras compuestas para Luz Casal o Quique González, sonarán este viernes, 17 de enero, en la Sala Directo de Cuenca dentro de la gira Ruta 52. Historia de las canciones con la que recorre el país.

-Marcarse el reto de llegar a todas las capitales de provincia de España en estos tiempos de despoblación tiene mérito…

Más que capitales son las provincias en sí, en algunos casos capitales y en otros pueblos, lo que a mí no me importa: voy donde me llamen. En algunas he estado ya tres o cuatro veces y a otras, como Cuenca, es la primera vez que voy, y voy muy feliz, con una ilusión tremenda porque de la Ruta 52 es la número 27, la mitad más uno, con lo que acabo de pasar el ecuador. Hemos tocado muchas veces en Madrid, en Barcelona, en Zaragoza, en Buenos Aires, y de repente visitar sitios a los que no hemos ido nunca o hemos ido pocas veces es el lujo de esta profesión: te permite enamorarte de lugares menos conocidos.

-¿Crees que se reconoce tu labor como compositor?

Los seguidores de Joaquín sí saben que he compuesto muchas canciones para él. Y luego de repente se enteran de que también he compuesto para Luz Casal, para Miguel Ríos, para Ana Belén, para Quique González, y se extrañan, pero a mí me encanta dar a conocer mi repertorio todos los días. No me importa ser parte de la letra pequeña, incluso me gusta.

-¿Y se reconocen las canciones que llevan tu firma?

El mayor piropo que un día me dijo Joaquín es que tenía un estilo propio componiendo, un sello Varona. Aunque yo a veces no me lo reconozca, me gusta. Haciendo las músicas soy más bien tristón, a veces incluso demasiado: me gusta mucho la música en tonos menores, la balada más que las canciones rápidas…

-Esta noche contigo, El rockandroll de los idiotas o Y si amanece por fin, por poner algunos ejemplos, pueden tener ese sello Varona…

Sí, esta última es muy de mi estilo, tristona, tiempo medio, muy bonita, una de mis favoritas. Pero tengo muchas hechas con Joaquín y es complicado decir cuál es mi estilo y cuál no.

-Muchas tienen como dos estribillos...

Normalmente las que hemos hecho Antonio (García de Diego), Joaquín y yo tienen estrofa, puente y estribillo. Incluso hay alguna con cuatro, aunque también con estrofa y estribillo.

-Esto hace que se salgan de lo esperado, que no sean planas y sorprendan…

Yo intento ser un poquito original y salirme de lo habitual, no caer en lo típico. Para eso intento darle una vuelta, esforzarme un poco, para no sonar a lo de siempre.

-¿Primero la letra o la música?

Siempre, o casi siempre, la letra antes. A Joaquín le dejamos que escriba libre, lo que quiera, y entonces, ya luego, cuando lo tiene más o menos diseñado, nos pasa o me pasa la letra, que tiene preferencia porque pensamos que Joaquín es un escritor de canciones magnífico y no hay que ponerle limitaciones.

-¿Hay canciones compuestas juntos?

Sí, por supuesto, en la misma habitación han salido a veces incluso a la vez letra y música, como La del pirata cojo, una noche mano a mano. Otras las hemos hecho separados, cada uno en su casa, en el estudio de grabación…

-¿Qué canciones no faltan en la gira?

Siempre hay canciones insustituibles como Peces de ciudad, que la hice con Joaquín, No me importa nada, para Luz Casal, o Más de cien mentiras, que la hicimos Antonio, Joaquín y yo. O Se equivocaban contigo, con Quique González. Hay un poquito de todo. Me siento orgulloso porque es un repertorio que puedo ir cambiando en cada concierto, porque estoy enamorado de todas las canciones. Destacar una solo es complicado.

-¿Sigues componiendo para Sabina?

Últimamente menos. Yo estoy un poco perezoso y Joaquín se empezó a juntar hace un par de años con Leiva, que ahora mismo es un torbellino, y yo entiendo perfectamente que entendiera que necesitaba alguien que le diera nuevos ánimos. No me importa en absoluto que su último disco, Lo niego todo, lo hiciera con él porque tenía aire fresco que darle y yo estaba un poquito oxidado. Pero creo que el no componer juntos es algo que también se nota, porque las canciones que hacíamos juntos eran muy buenas. No quiero decir que las últimas que han hecho no lo sean, pero creo que hay gente que echa un poco de menos el estilo que teníamos antes.

-Al tener ese doble estribillo se salían de lo convencional, y las de ahora parecen más convencionales, sin sorpresa…

Bueno, es un estilo que le gusta mucho a Joaquín, más americano, con tres o cuatro acordes. Nosotros antes nos complicábamos más la vida y ahora tira más a JJ Cale. Pero mientras haya calidad en la letra y en la música, es tan válida una cosa como la otra. A mí me parece perfecto que el último disco saliera como salió porque además nos ha permitido viajar lejos con él, tocándolo en directo, así que bienvenido sea.

-Donde tampoco participaste fue en 19 días y 500 noches, para muchos el gran disco de Joaquín. A lo mejor te da rabia...

(Ríe). Hay gente que piensa que es el mejor disco pero yo le pongo varias pegas. Pienso que tiene un repertorio de canciones muy bueno, que su portada es maravillosa, pero que no suena bien. No me gusta cómo trataron la voz de Joaquín ni los arreglos. Pero el disco es buenísimo. Pude también hacer la gira del disco en directo con él y entonces también me pareció bien que en ese momento quisiera cambiar. Yo además no he hecho 19 días ni Lo niego todo, pero he hecho otros doce, que son magníficos, entre los que están mis favoritos: Yo, mi, me, contigo, Estaba boca es mía, Mentiras piadosas, Física y Química….

-He leído que sintonizas con grupos indie como Vetusta Morla, Love of Lesbian...

Me gusta mucho ahondar en ese mundo, sí. Hay mucho talento. Tengo más amigos de 30 y tantos y 40 que de 60 como yo: a los de mi generación los veo im poco apolillados, no se han renovado y se han quedado anclados en lo que se hacía en los sesenta, setenta, ochenta, sin saber salir de ahí. Esta mañana por ejemplo he estado tomando un café con una banda de Valencia que venía a Madrid, Santero y los Muchachos, y les quiero echar una mano a ver si graban un disco, porque hacen una música fantástica. Todos los días estoy buscando gente que me enamore, porque me quiero seguir enamorando de la música que se hace actualmente.

-Se acaba de publicar un nuevo tributo a Sabina que está generando reacciones muy dispares. ¿Qué te parece?

Lo he escuchado varias veces y sé que ha recibido críticas y aplausos de todo tipo, y que también hay gente muy indignada, diciendo que es malísimo: es muy divertido ver lo que opina cada persona. Yo no soy objetivo, porque puede haber ocho o diez canciones mías, y es muy difícil que me guste algo que no cante Joaquín, porque por ejemplo tengo muy dentro de mí el Contigo, que compuse con Antonio y he oído 30.000 veces cantado por él y no por Alejandro Sanz. Unas me gustan y otras menos, pero me encanta que la gente haya colaborado, que haya puesto tanto amor a su trabajo y le haya hecho ese homenaje tan bonito a Joaquín.

-La letra de Calle Melancolía vuelve a sorprender en boca de Robe Iniesta…

Esa versión es maravillosa, casi la que más me gusta. Me gusta mucho lo que Robe hace en solitario, los dos discos que tiene, más que con Extremoduro. Esta mañana mismo iba escuchando Destrozares con auriculares por Madrid, así que fíjate si me gusta Robe.