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"Me gusta innovar con la cerámica, explotar otros caminos"

El ceramista conquense prepara unas piezas para un mural que se instalará en la localidad italiana de Cerreto Sannita y en el que participarán 16 artistas, siendo Navarro el único español
"Me gusta innovar con la cerámica, explotar otros caminos"
Foto: Saúl García
12/12/2020 - Dolo Cambronero

Lo suyo fue todo un amor a primera vista. El “flechazo” de Rubén Adrián Navarro Valverde con la cerámica le viene de familia. Y es que fue bajo el cobijo del taller de su padre, Adrián Navarro, donde le fue creciendo desde niño la afición por una disciplina de la que ha hecho su pasión y su profesión.

“Como a cualquier crío, me llamaba la atención la arcilla y lo moldeable que era”, recuerda ahora el ceramista, que está ultimando unas piezas para un mural que se instalará en la localidad italiana de Cerreto Sannita -que está hermanada con Cuenca capital- y en el que participarán 16 artistas, siendo Navarro el único español.

Este es uno de los proyectos en los que anda inmerso este conquense (nació en 1971 en el pueblo albaceteño de Villarrobledo pero a los tres años se vino a Cuenca, ciudad de la que se siente) que, cuando se fue a estudiar a la Escuela Superior de Cerámica de Manises tras terminar el antiguo COU (Curso de Orientación Universitaria), ya conocía bastante bien el oficio. “Cuando tenía unos diez u once años, mi padre encargó un torno a mi medida. Lo conservamos aún”, cuenta.

Reconoce que a veces se pregunta si también hubiera sido ceramista en caso de que su padre no se hubiera consagrado a esta disciplina, pero cree que, “desde luego” sí se hubiera decantado por algo relacionado con el arte. “Si no me hubiera gustado la cerámica, no hubiera seguido. Mi hermano también lo ha mamado desde pequeño y trabaja en otra cosa”, argumenta.

Su obra es muy ecléctica y en muchas de sus piezas combina las técnicas cerámicas con la fotografía, el dibujo y los esmaltes. “Me gusta innovar, explotar otros caminos. Me divierte. Afortunadamente, mi trabajo me gusta mucho”, subraya.

Dibuja directamente sobre la cerámica y, en otros casos, transfiere a este material fotografías propias. “Me interesa mucho el aspecto narrativo que tienen las piezas. Estas son las más artísticas. Son únicas”, resalta.

Paralelamente a estas obras más artísticas, también tiene una vertiente más práctica. “Cuando llevo muchas semanas dibujando, para despejarme un poco, me dedico a trabajar con esmaltes y con gres. Últimamente, sin pretenderlo, me ha salido un nicho de mercado con piezas más utilitarias como tazas, cuencos, boles... Incluso me han encargado una vajilla”, detalla. Asimismo, también está centrado ahora en una serie de platos con técnica mayólica, un tipo de decoración sobre loza que se da desde el Renacimiento aunque este conquense opta por dibujos más actuales. “Me dejo guiar por intuiciones”, relata.

"Me gusta innovar con la cerámica, explotar otros caminos. Me divierte. Afortunadamente, mi trabajo me gusta mucho. Me dejo guiar por intuiciones. El contacto con el material me va guiando"

En este punto, precisa que, cuando dibuja, a menos que se trate de encargos en cuyo caso sí que trabaja con bocetos, se suele dejar llevar por su instinto. “El contacto con el material me va guiando”, asegura.

Buena parte de su actividad depende del turismo, ahora paralizado, lo que ha afectado a la tienda de cerámica que tiene en la Plaza Mayor y que está a punto de cumplir cincuenta años. No obstante, Navarro celebra que también tiene clientela de Cuenca y durante este tiempo de pandemia le han seguido llegando algunos encargos de personas que, por ejemplo, querían hacer un “regalo más personalizado”. De hecho, sus producciones son muy limitadas: “Quiero seguir con ese concepto de piezas únicas, con personalidad”.

“Mi padre vivía de la cerámica y yo también lo estoy consiguiendo de momento”, apunta. Muy activo en sus perfiles de redes sociales para dar a conocer sus trabajos, está también ultimando una página web (rubennavarroceramista.es) a través de la cual se podrán adquirir sus piezas.

Otro de sus proyectos ha sido la impartición esta semana de un curso de torno en la Facultad de Bellas Artes a alumnos de Escultura. “A pesar de la Covid-19, no he parado. Siempre hay que tener retos. Este es un trabajo muy solitario y creativo, lo que te ayuda a evadirte de la situación actual”. Y lanza un mensaje “de esperanza”: “Esta situación pasará”.