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“En este disco hay mucha filosofía, muchas preguntas existenciales”

La artista castellanomanchega cuenta que su último trabajo, El árbol y el bosque, es el más introspectivo y se ha mirado en el espejo más que nunca
“En este disco hay mucha filosofía, muchas preguntas existenciales”
14/02/2021 - Dolo Cambronero

Siempre comprometida, dibujó una puerta violeta en la que se miraron mujeres rotas por la violencia machista, a las que dio fuerzas simbólicamente. María de los Ángeles Rozalén Ortuño (Albacete, 1986), conocida como María Rozalén, acaricia cada canción con una hipersensibilidad que reconoce que a veces no sabe si le compensa porque, en su caso, el dolor es más negro para ella. El contrapunto es que la alegría también la vive con más euforia. Que no, que no -uno de los temas del cuarto disco de la artista castellanomanchega, El árbol y el bosque-, que aparece en la película La boda de Rosa, de Icíar Bollaín, ha sido nominada a los Premios Goya.

Enhorabuena por la nominación. ¿Cómo nació este tema? ¿Le cuesta decir que no?

Esta canción tiene un punto autobiográfico. Pero la excusa para hacerla y parte de la inspiración fue Rosa, la protagonista. Hace un año me dijo Icíar Bollaín que iba a hacer una película protagonizada por Candela Peña, que me gusta mucho, y que trataba sobre una mujer que se casaba consigo misma y que ella creía que tenía que ser yo la que hiciese la canción. Yo tenía en la cabeza la idea de contar en una canción esa incapacidad que tengo de decir que no, y algo muy similar le pasaba a Rosa. Empecé a componer; fue muy mano a mano con Icíar porque yo le iba pasando las cosicas y ella me iba diciendo. Luego la producción la hicimos en pleno confinamiento con mi equipo de siempre. Y le pedimos la colaboración a La Sonora Santanera, que es un grupo mítico de México. Casi 30 hombres que tocan música tropical, caribeña... Imagínate cómo fue hacerlo, entre dos países, por internet. Nos costó muchísimo sacar adelante la canción. Y mira, la nominación es el premio. Eso significa ya que destaca entre muchas. Me han dado el ‘chafe’ de que no va a haber gala presencial. Pero hay que adaptarse y lo celebraremos pase lo que pase desde casa. Y ojalá por lo menos esté a mi lado la gente que quiero.

El árbol y el bosque es su cuarto disco. Es un trabajo muy personal, en el que mira hacia adentro. ¿Cómo lo definiría?

Es el más introspectivo. Me miro al espejo más que nunca. Venía de un disco con el que pasaron muchas cosas. También contaba muchas cosas personales pero había mucho de familia, muchas historias de mi casa, que creo que es lo más íntimo que puede mostrar alguien, sus raíces más puras. Pero ahora me tocaba a mí. Inevitablemente con este trabajo, con la exposición, con lo que estudié, Psicología, con todo lo que voy aprendiendo... una piensa mucho y se pregunta muchas cosas. En este disco hay mucha filosofía, muchas preguntas existenciales. Y me parece supernecesario. La vida es una eterna búsqueda. Y me di cuenta de que había mucho de autocuidado, que tiene también mucho que ver con la canción Que no, que no. Estaba dándome cuenta más que nunca de que me tengo que cuidar yo para poder ofrecer trabajo y tiempo de calidad a los demás.

Es muy valiente mirar hacia uno mismo. Siempre dice que su mayor virtud es la hipersensibilidad aunque esta pueda ser también un defecto. Pero quizás esta le permite hacer las canciones que hace, que no serían posibles de otra forma...

Lo que pasa es que a veces me pregunto si compensa porque en ocasiones te parece todo muy doloroso [risas]. Hay personas que miramos las noticias y nos rompemos por dentro, y otras personas que pueden comer mientras las ven. Además, creo que voy hacia atrás en ese aspecto. Todo me afecta muchísimo. Es verdad que la alegría la pillo también con euforia pero te reconozco que a veces deseo no sentir tanto. Y como estamos en una temporada en la que todo son malas noticias… [Más risas] Pero saldremos.

El lanzamiento de este disco estuvo condicionado por la situación sanitaria. ¿Cómo es la promoción en tiempos de pandemia?

La promoción ha sido bastante presencial aunque también telemática. Ha habido mezcla. Me da mucho gusto cuando las entrevistas se pueden hacer cara a cara aunque sea con distancia y mascarilla. Da mucha vidilla. Aunque no puedes hacer presentación como tal, nosotros inventamos una manera muy guay en el Jardín Botánico para que fuesen los árboles los que te enseñasen las canciones. Esto ha puesto a pensar a la gente y a reinventarse. Pero aún así hemos podido ir a cantar a las televisiones, a las radios. He hecho entrevistas para Latinoamérica, Estados Unidos... a través de Zoom, de Skype… Todo lo hemos podido hacer y eso hay que agradecerlo.

“En este disco hay mucha filosofía, muchas preguntas existenciales”

Del confinamiento nació la canción Aves enjauladas. ¿Cómo está llevando la pandemia?

Si me quejo, soy totalmente injusta porque vivo en una casa en el campo, tengo un patio con huerta, a mis animales… Es una casa muy rural, en la que se está muy a gusto y hay mucho espacio. Mis padres y mi abuela pasaron todo el confinamiento en un piso pequeño. Nosotros nos hemos reinventado y he trabajado mucho todo el rato. No me tengo que quejar de nada.

Ha perdido a su abuela recientemente.

El proceso de verla morir se juntó con el lanzamiento del disco. Aunque me toca agradecer porque, si no estuviéramos en esta situación, en esa época tendría que haber estado en Latinoamérica. Y así he podido acompañarla en el hospital y ocuparme de todo. Estaba haciendo entrevistas mientras le cogía de la mano y ella estaba sedada. Ha sido doloroso pero ha sido precioso. He aprendido mucho porque nunca había visto morir a nadie. Hasta eso tengo que agradecerlo. Pero se me ha ido mi musa.

En el escenario tiene una compañera inseparable, Beatriz Romero, intérprete de lengua de signos. Fueron pioneras en esto.

Pioneras no tanto porque otra gente lo hizo antes pero que Bea esté todo el tiempo a mi lado, puede ser innovador. Me enseñó que existen otras realidades diferentes a la mía y tiene mucho que ver con lo que yo estaba estudiando. Y si de verdad yo quiero tener un discurso inclusivo y de igualdad, hay que ser coherente. El haber decidido hacer conciertos inclusivos es una lucha constante. Porque, por ejemplo, en televisión no entienden a veces que ella tenga que aparecer todo el rato. En los conciertos, ahora que cada vez va más gente, si no ponemos una pantalla en la que se vea a ella… Es difícil y tenemos que mejorar en muchas cosas. Pero es importante no ya solo para las personas sordas sino para los oyentes porque los pones a pensar si hay al lado un intérprete. Y, además, es una lengua bellísima.

"La puerta violeta’ es la canción que más me ha regalado. La cantidad de mujeres que me han escrito para contarme historias relacionadas con este tema... Le tengo muchísimo cariño"

En su música hay mucho activismo social, desde el feminismo en canciones como La puerta violeta hasta la memoria histórica, con un tema dedicado a su tío abuelo Justo.

El amor está de muchas formas. Me importa la sociedad y la política porque es necesaria para afrontar los problemas. Me sale escribir de eso casi más natural que de amor. Aunque es cierto que cuando me enamoro y me desenamoro salen canciones como churros... [Risas] Pero es importante hablar de lo que pasa en el mundo. Mi camino es intentar decirlo con cariño y con respeto. Y también los artistas que me gustan son comprometidos. Los cantautores que han contado la historia, son referencia para mí.

La puerta violeta se ha convertido en todo un himno contra la violencia de género. ¿Qué significa para María Rozalén este tema?

Es la canción que, por ahora, más me ha regalado. Me ha hecho sufrir pero es increíble lo que pasa con La puerta violeta. No tenía ni idea de lo que estaba haciendo y de que estaba siendo explícito. Yo hablaba de liberación tras la represión, maltrato psicológico. Y cada uno se lo ha llevado a su terreno. La cantidad de mujeres que me han escrito para contarme historias relacionadas con la canción... Le tengo muchísimo cariño, muchísimo respeto. Sé que es una de las canciones que voy a cantar toda mi vida. Y bendita la hora en que la escribí.

Aunque sea difícil, ¿qué otras canciones destaca de toda su carrera por su significado?

También destaco Justo. Contar historias de mi casa que son historias de una sociedad y contarlas desde el cariño de una historia personal, creo que facilita la empatía. Supongo que hará pensar a la gente que quizás tenga un prejuicio pero que realmente escuche la letra y se empape de verdad de la historia. La gente que critica esa canción, creo que no la ha escuchado. Porque, ¿cómo es posible que no te alegres de que hayamos encontrado a un desaparecido? Pero sabemos que vivimos en una sociedad en la que lo que cuenta es el titular y no hay más fondo. Pero mucha gente ve más allá y se queda con las historias.

Y aunque esté muy reciente, ¿qué canciones destaca de su último disco?

Buah... Tus favoritas son siempre las últimas. Me encanta Este tren, lo que siento cuando la canto. A tu vida, el amor romántico, el amor melancólico... Y busqué también tiene una atmósfera que me gusta. Si tengo que destacar, El día que yo me muera, el son cubano que habla de la muerte, también creo que es una canción que me define mucho. Dejo por escrito lo que quiero que hagan conmigo cuando me muera. Y que, sobre todo, sea la celebración de la vida. Y La línea, que era un tema mío muy pendiente el hablar del problema de las fronteras y de la crisis migratoria. Ahora mismo son las que más me definen porque cuentan mi yo. Y Loba, con todo lo que me mandan callar a veces. Aves enjauladas, El paso del tiempo, que es divertidísima, en la que estoy hablando de mis cambios físicos porque me hago mayor. [Risas] Es muy difícil seleccionar. Son todas mis hijas. Es imposible no amarlas.

Mirando para atrás, ¿cómo le llevó la vida al mundo de la música?

Yo creo que fui entrando sin darme cuenta porque canto desde que hablo. Empecé a tocar instrumentos desde muy niña. Pero estudié Psicología; mis planes eran otros. Y luego musicoterapia. Pero, a la vez, no dejaba de tocar y de buscarme conciertillos en los bares, en la calle… Como si quizás, en el fondo de mi corazón, eso es lo que quería hacer. Pero todo ha sido muy fluido, muy natural.

Un deseo para 2021.

Quiero que volvamos a tocar, que la cultura vuelva a estar en el sitio que merece. Esto ya significaría que todo lo demás está bien. Personal y egoístamente, es lo que más deseo. Quiero trabajar, quiero cantar, quiero girar.

¿Qué va a pasar con Leturalma, el festival que organiza en su tierra?

Por ahora queremos hacerlo. Al menos lo vamos a intentar.