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"El boxeo me ha hecho valorar más y mejor las cosas"

El boxeador de origen rumano Anton Mihai desgrana su vida y carrera deportiva, la cual le ha llevado a afincarse en Cuenca
"El boxeo me ha hecho valorar más y mejor las cosas"
Foto: Rebeca Pascual
20/08/2022 - Alejandro del Valle

El deporte está lleno de historias maravillosas en las que la fortaleza y la perseverancia se hacen las grandes protagonistas. La de Anton Mihai, sin duda, es una de ellas. Un hombre que en un cuadrilátero ha encontrado su pasión, su trabajo, y, en definitiva, su hogar. El boxeador de origen rumano desgrana su vida y carrera deportiva, la cual le ha llevado a afincarse en Cuenca.

Nacido en la Moldavia de Rumanía, desde pequeño empezó a interesarse por el deporte, probando en primer lugar con el fútbol. Fue una vez introducido en el mundo del gimnasio cuando un amigo le insistió en que debían darle una oportunidad a un deporte de contacto que les diese nociones de defensa. El único que continuó en ello fue Anton, que terminó de engancharse tras ver una velada de kick boxing. Poco a poco, y con mucho trabajo duro, llegaría incluso a ser campeón de España amateur. También dio sus primeros pasos en el boxeo, aunque entonces lo veía como “algo mucho más inalcanzable”, pero no por ello se rindió.

Y es que si algo define a ‘El moldavo’ es su impertérrita actitud. No recibió comentarios precisamente alentadores cuando se lanzó al boxeo, señalando muchos que había empezado tarde, que tenía muchos años o que no tenía promotor. Lejos de venirse abajo, nuestro protagonista se crece en momentos así. “A mí todo eso me da un poquito de alas. Que me digan que voy mal, a mí me da la vida”, asegura muy decidido.

Anton, con pleno de victorias en sus cuatro combates profesionales, está a dos de participar en un Campeonato de España

DE RUMANÍA A ESPAÑA

Lo cierto es que Anton ha pasado por grandes dificultades hasta establecerse en lo que le hace feliz. La situación económica que atravesaba en Rumanía hacía que, en ocasiones, no tuviese siquiera para comer. Por tanto, dejó todo atrás y se echó la manta en la cabeza con tan solo 15 años para acompañar a su hermano mayor, de 18, a Torrejón de Ardoz -Madrid-, buscando una mejor suerte. Los inicios en España tampoco fueron fáciles para Anton, ya que trabajaba por cinco euros al día más comida, compartiendo piso con 13 personas. Mientras tanto, demostraba su pasión viviendo por y para el boxeo. Cogía su coche y dormía en el mismo, yendo de ciudad en ciudad para hacer sparring con los mejores boxeadores. “Luego me volvía a casa a trabajar, porque no me ha tocado la lotería nunca, desgraciadamente”, comenta entre risas. Pronto se ganaría ese apodo de ‘El moldavo’, que no viene precedido únicamente por su procedencia geográfica: “Los moldavos somos algo así como los vascos, gente un poquito más basta”, bromea, señalando que esta definición se ajusta a su actitud en el ring.

Cuando su hermano, que había empezado una relación con una chica de Cuenca, bajaba a verla, Anton aprovechaba para venir también con su otro hermano, con quien visitaba la ciudad. Finalmente, su hermano acabó mudándose a Cuenca, mientras que el otro volvió a Rumanía. “¿Y qué hago yo solo en Torrejón?”, pensó el jovencísimo Anton. Fue así cómo acabó en Cuenca, aunque también pasó por Rumanía de nuevo, así como Almería o Valencia. “Pero al final siempre acababa volviendo a Cuenca, no sé cómo”, declara. Casi casi predestinado a ello, por cómo lo cuenta, acabó echando raíces aquí.

Hoy en día, y tras todas las vicisitudes que ha atravesado, puede decir orgulloso que ha encontrado un hogar: “Cuenca ya es mi ciudad. Me han ofrecido ir a otro país a entrenar y pelear, pero me gusta esto”, comenta Anton, que hoy en día imparte cátedra en el Gimnasio La Roca.

Más que eso incluso, agradece el haber dado también con una disciplina que, más que un deporte, es un estilo de vida que le ha aportado muchísimo en lo personal. “El boxeo me ha hecho valorar más y mejor las cosas, me ha hecho más persona”, transmite. Lejos de lo que pueda pensar alguna gente que relacione el boxeo con algo violento o incluso grosero, el púgil pone en valor los muchísimos valores en los que se apoya este deporte, como la disciplina, el respeto y el compañerismo.

 

UN MOMENTO ESPECIAL

De los muchos momentos que le ha dejado el boxeo, tiene dos grabados en la mente: uno, su debut profesional en Quintanar de la Orden. El segundo, su victoria ante Roberto Ramírez, subcampeón de España amateur, a quien venció sin saber siquiera el título que ostentaba. Asegura que esta pelea le marcó mucho, y que le hizo ver de lo que era capaz. Hoy, mientras pelea por ir a un Campeonato de España, también promueve el boxeo en Cuenca, donde mantiene la ilusión de crear cantera. Tras la velada que organizó en abril, ya anticipa alguna que otra sorpresita más para este año en Cuenca.  Como él mismo dice, a base de trabajo duro y humildad, se conseguirá.