Sufrir es el ADN del San José Obrero, y así lo ha demostrado en un agónico partido en el que ha sabido mantener la compostura para certificar la permanencia. Los rojillos se han impuesto por 1 a 0 al Miguelturreño con un tardío gol obra de Kameni desde los once metros, lo que les vale tres puntos para quedarse en Primera Preferente Autonómica.
Tarde soleada en Las 500, ‘Helios’ iluminaba el césped propiciando una tarde ideal para el disfrute del balompié. Muy numerosa la afluencia al partido del San José, con presencia de deportistas de numerosos clubes como el Rebi Cuenca, UB Conquense, FS VivoCuenca… demostrando que el deporte conquense va a una.
Tardó en arrancar en cuanto a ritmo un partido con mucho respeto entre ambos conjuntos, pues ambos se estaban jugando la permanencia. La primera intervención bajo palos la tuvo que firmar Mantecón, quien despejó un balón envenenado al filo del cuarto de hora. Replicó el Obrero unos minutos después con un pase de Héctor en el flanco derecho del área que por muy poco no llegó a empalar Kameni en el segundo palo.
Manzano, con una semivolea tras un rebote, probaba fortuna, mientras que el Miguelturreño tuvo la mejor del partido en el minuto 37. Mante, muy atento, salió rápidamente a un balón filtrado que pretendía el visitante Miguel Dotor. El balón suelto le quedó al atacante, quien en segunda instancia envió el balón fuera al disponer de poco ángulo.
No hubo más ocasiones en una primera parte con poco que reseñar: el peligro estaba en otro campo, ya que el Herencia iba ganando a La Roda, lo que obligaba al San José Obrero a ganar su partido para confirmar la permanencia.
SEGUNDA PARTE
La segunda mitad comenzó con susto para el San José Obrero, ya que el Miguelturreño marcó un gol a la postre anulado por posición ilegal. A partir de ahí, fue creciendo el equipo rojillo, que le vio las orejas al lobo y que empezó a crear mucho más: un rebote dentro del área fue rematado por Kameni, quien no encontró portería por poco, y mejor todavía la tenía Balles en una internada por banda izquierda, si bien el meta Pablo Cuchillero sacó un buen pie para desviar la finalización.
Más y más del equipo de Algarra, que también vio cómo se les anulaba un gol: Manzano se llevó un rebote dentro del área y le puso un magnífico balón a Adrián. En su primer remate se topó con Cuchillero, y en el rechace, ya en el suelo el jugador rojillo, remató a portería vacía, si bien el colegiado lo anuló al apreciar que hubo mano en ese barullo.
Mientras tanto, en la grada se estaba jugando un “partido paralelo”, aunque no con balón, sino con móviles y calculadoras. Las cábalas sobre si el Obrero estaba o no salvado, los correspondientes goal averages, el partido del Herencia, los arrastres de categorías superiores, la dependencia de que un equipo castellanomanchego de Tercera RFEF subiese a Segunda… mil variantes en juego y mucho desconcierto en la grada, pues tampoco se sabía a ciencia cierta si el Herencia seguía ganando.
Pero los verdaderos protagonistas tenían en sus pies el hacer que se acabasen las cuentas y los “y si”, por lo que siguieron pujando por el gol. Mucha tensión en algunos tiros lejanos del cuadro de Miguelturra al mismo tiempo que el Obrero seguía pujando. Era ahora Adrián Núñez quien mandaba el balón arriba en una gran ocasión.
Cuando todo parecía abocado a un empate sin goles, los nervios se apoderaban del Obispo Laplana, aunque una fortuita acción sería salvadora para el San José. Un balón suelto en el área lo recogió Manzano, muy insistente en la segunda mitad, quien recibió un penalti claro por parte de un zaguero visitante. Poco o nada lo reclamó un Miguelturreño consciente de que la acción dejaba poco lugar a debate.
La responsabilidad la tomó Kameni, a quien no le temblaron las piernas para engañar a Cuchillero con la trayectoria y desatar la locura en Las 500 al convertir la pena máxima en el 87. Se defendió con uñas y dientes el San José durante los minutos siguientes ante un Miguelturreño que no dejaba de creer y que todavía probaba con algunos disparos lejanos que no inquietaban a Mantecón.
El pitido final se hizo de rogar, pero una vez llegó, jugadores y afición respiraron tranquilos y se lanzaron al campo para celebrar la salvación. Abrazos, felicitaciones, fotos con la grada, música… todo era poco para liberar la tensión de un partido muy tenso y una temporada en la que han llegado a peligrar, y mucho.
Aun con todo, el equipo rojillo puede decir que sigue siendo equipo de Preferente, por lo que se echa el cierre a la temporada y toca cargar pilas para la aventura de la próxima.