
La Asociación de Clubes Deportivos de Cuenca –ACDC– ha emitido un comunicado denunciando la situación actual en el Obispo Laplana debido a las obras que se están acometiendo desde la temporada pasada y que, de momento, no tienen perspectivas de acabar.
Tras recibir una ayuda por parte de Diputación de algo más de 425.000 euros y aportar el Ayuntamiento de Cuenca otros 500.000, se sacó a licitación el pliego para Las 500 y el Joaquín Caparrós por un importe total de 988.513,60. Se licitaría con la empresa Eulen y el periodo de ejecución previsto era de tres meses.
Terminada la temporada 24/25, el San José Obrero advirtió en asamblea que no podía continuar jugando en estas condiciones –sin grada ni vestuarios–, reuniéndose posteriormente con las autoridades del Ayuntamiento y representantes de Eulen para solventar la situación.
Es entonces cuando se estiman entre tres y cuatro semanas para dar por finalizadas las obras, si bien la campaña 25/26 comenzaba con el mismo problema y sin noticias de la finalización de la obra.
La FFCM, junto con el Ayuntamiento de Cuenca, se personaría en el campo y se solicitó que se usasen los vestuarios del Samuel Ferrer –al igual que en la pasada temporada– solo en la primera jornada de liga, comprometiéndose a que en la segunda estuviesen listos, algo que no se llegaría a cumplir. “La justificación del ayuntamiento de la 'no firma' es que el técnico 'continuaba de vacaciones'”, argumenta la ACDC.
La Asociación esgrime que los usuarios de la instalación no pueden practicar el fútbol de forma digna en una capital de provincia. “Una vez más, el surrealismo se vuelve cotidiano en el deporte de esta ciudad. Ahora saldrán y nunca mejor dicho a “tirar balones fuera” para no asumir responsabilidades, eso sí, en cuanto esté el campo, todos a salir en la foto”, concluye la ACDC.