Estival Cuenca continúa su carrusel de actuaciones y conciertos y este domingo hizo parada en uno de los más emblemáticos de sus ediciones recientes. En colaboración con la Catedral de Cuenca, el Patio de la Limosna volvió a convertirse en un espacio mágico para los sentidos en el que la guinda para una velada musical incomparable estuvo protagonizado por Eduardo Fernández.
El pianista conquense-madrileño sumó su tercera participación en Estival Cuenca con un aliciente añadido: recibir el Premio Solán de Cabras a toda una incomparable trayectoria musical.
Fernández no solo agradeció públicamente el recibir una escultura única y artesanal del conquense Tomás Bux, en manos del director del festival Marco Antonio de la Ossa, sino avaló este reconocimiento con un magnífico recital. Desde el inicio con Partita n° 4 en re mayor BWV828, de Johann Sebastian Bach; hasta la interpretación contundente de Funérailles, de Franz Liszt. Para terminar su intervención con Cantique d'amour, de Franz Liszt . Al término de la pieza, el estruendoso y alargado aplauso general invitó a Eduardo Fernández a volver a subirse al escenario para rendir homenaje a aquella primera vez, en 2013, cuando hizo su debut en Estival Cuenca.
La tarde noche de ‘Estival Clásico’ dejó un marco excelente para los más de 200 asistentes que, previamente a Fernández, disfrutaron de la pianista conquense Blanca Ruiz. Era la primera ocasión que en este espacio en la Catedral de Cuenca se implantaba la fórmula que premia en Estival Cuenca, combinando artistas locales con otros grandes nombres de amplio reconocimiento en la música.
La joven conquense ofreció un programa concluido con el detalle de finalizar su interpretación con “Canción de Otoño”, la pieza de José Luis Perales, haciendo todo un homenaje a su paisano.
En definitiva, una noche cargada de música, emoción, virtuosismo y otros ingredientes que formaron una mezcolanza única dentro del mágico espacio del Patio de la Limosna, que volvió a contar con músicos a la altura del imponente paisaje que deja este rincón de la Catedral de Cuenca.