Servicio de Atención Integral a personas LGTBI: un recurso para reparar vidas

Atender las necesidades del colectivo LGTBI y avanzar en la promoción y defensa de sus derechos. Este es el objetivo del nuevo Servicio de Atención Integral a personas LGTBI (SAI-LGTBI), implementado por el Gobierno regional a través de la Consejería de Igualdad, que inició su actividad el pasado 30 de marzo.

Tiene cobertura a nivel regional y, aunque su sede física está en Toledo, los profesionales que la integran atienden a usuarios de las diferentes provincias a través de una plataforma online. Hay que tener en cuenta que Castilla-La Mancha es una comunidad muy amplia en extensión, las herramientas virtuales les permiten llegar a cada rincón.

Concretamente, son seis personas, tres hombres y tres mujeres, con titulación en Psicología, Sexología, Trabajo Social, Educación Social y Derecho los que atienden a aquellas personas que les contactan perdidas.

El servicio ofrece un amplio abanico de prestaciones organizadas en cuatro áreas de atención directa dirigidas a las personas LGTBI, tanto a nivel personal como grupal y familiar, que son el área social y laboral, psicológica, jurídica y educativa. Y es que, si alguien sufre LGTIBfobia dentro de su ámbito familiar, desde el SAI abordarán esta problemática. Eso sí, si en el propio servicio no tienen capacidad para atender un caso, tienen la posibilidad de derivarles a servicios externos.

 “Estamos para ayudarles, acompañarles si lo están pasando mal”, explica el coordinador del proyecto, Alejandro Alder. Si bien, no solo atienden a personas de manera individual sino que trabajan de la mano de asociaciones y colectivos e incluso con la propia administración. En este sentido, cabe señalar, que en el caso de que un grupo solicite atención en un municipio en concreto, desde el SAI intentarán desplazarse para dar cobertura en ese punto.

En estos primeros meses han sido “muchas” las atenciones que han llevado a cabo, lo que demuestra que es un recurso “absolutamente necesario. En este tiempo, se han encontrado con “personas emocionalmente rotas, que no saben cómo expresar su dolor o pedir ayuda y que necesitan un espacio de igualdad en el que saben que no les van a juzgar o mirar mal”, dice Alder. 

Al final de lo que se trata es de ayudarles, de reparar vidas, para que desde la confianza con los profesional estas personas puedan llevar a cabo una reparación saludable.