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Marcha en bicicleta para reivindicar carriles bici e inversiones en la "maltratada" línea de tren Madrid-Cuenca-Valencia

"El tren no es una mercancía que deba estar sometida a la oferta y demanda, sino que es un medio que debe atender unas necesidades sociales", dice Ana Sánchez
01/11/2013 - G. D.

En torno a centenar y medio de personas, principalmente venidas de Valencia pero también de Cuenca, participan desde hoy y hasta el domingo en la quinta edición de una marcha en bici en defensa del tren convencional y del uso de las bicicletas que organiza la Asociación por el Medio Ambiente y contra el Cambio Climático (AMA).


Han sido más de un centenar los congregados este mediodía en la estación del ferrocarril de Cuenca, de donde han partido rumbo a Carboneras de Guadazaón, donde pasarán este viernes para el sábado partir y hacer noche en Buñol y de ahí llegar el domingo a Valencia.


El objetivo de esta marcha en bici es “reivindicar la bici y el tren, dos medios de movilidad que tenían que potenciarse más. El tren es el medio más eficiente y sostenible que existe, pero el estado en que se encuentra la línea de tren convencional Madrid-Cuenca-Valencia es una buena muestra de cómo se le está maltratando”, apuntaba antes de la salida el portavoz del colectivo AMA, Héctor García.


En el caso del uso de las bicicletas por las ciudades, al menos, García cree que muchos ciudadanos “están empezando a ser conscientes de que es el mejor transporte para moverse por unas ciudades saturadas de coches y de contaminación, pero sigue habiendo un déficit  de infraestructura de carriles bicis”.


“Una de las cosas buenas de esta crisis es que ha servido para darnos cuenta de que hemos derrochado energía por todos lados, con infraestructuras ruinosas que no van a ningún lado, dejando sin embargo de lado estos otros medios que nos permiten movernos por menos dinero y a los que muchos ciudadanos están volviendo”, añadía.  


Frases como “por el planeta, viaja en bicicleta” o “ponte el culo duro, sin pagar un duro” se han coreado en la concentración previa a la marcha, un acto en el que, entre otros, han estado presentes el portavoz de la Plataforma en Defensa del Ferrocarril, Francisco Cobos, la coordinadora provincial de IU, Ana Sánchez, y el responsable de Ecologistas en Acción, Carlos Villeta. Todos ellos han reivindicado el uso tanto de la bicicleta como del tren convencional. 


Con respecto a este último, los presentes tenían claro que es un medio al que se está dejando morir.


“En la línea de Cuenca han desaparecido 38 trenes y nos hemos quedado con apenas tres diarios en cada sentido”, recordaba Francisco Cobos, quien especialmente criticaba que el primer tren que llega a Madrid procedente de Cuenca no lo haga hasta las dos menos cuarto de la tarde y el que tiene como destino Valencia hasta en torno a las doce y media del mediodía, horas a su entender tardías para que estos transportes resulten útiles a los ciudadanos para aprovechar el día. Insistía además en que hay pueblos de la provincia, como Castillejo del Romeral, que se han quedado sin otra alternativa al ver suprimidas sus paradas. 


“Todos los años los Presupuestos Generales del Estado consignan una partida a la provincia para el tren, pero luego nunca se ejecuta. Se limitan a hacer obras parciales que nada tienen que ver con lo consignado. De haberse acometido todas esas obras de mantenimiento tantos años presupuestadas, la línea ahora estaría muy bien”, apuntaba Cobos.


Ana Sánchez es también de la opinión de que a la línea Madrid-Cuenca-Valencia “se la ha dejado morir, entre unos y otros, porque para ellos la prioridad es el AVE, que tiene unos gastos estratosféricos por más rebajas que intenten hacer y no cubre las necesidades de la mayoría de la gente porque solo está pensado para comunicar sitios lejanos en el menor tiempo posible, sin pensar en las necesidades de los pueblos. Ahora han quitado el primer tren y el último, los que probablemente tenían una ocupación mayor, porque el objetivo no es otro que la línea se muera por inacción: no la cierran pero la están dejando abandonada, poniendo piedras en el camino para que la gente desista de coger el tren”. 


En opinión de Sánchez, el tren, aunque en el caso de la provincia, dada la escasa población, no tenga un número elevado de viajeros, tiene que mantenerse porque “es un servicio público, no una mercancía que deba estar sometida a la oferta y demanda: es un medio con una función social, que debe atender unas necesidades sociales, conectar a la gente que está en los diversos pueblos”.