'No hubo tregua', El Drogas convirtió el nuevo recinto de la Fuensanta en templo del rock

El estreno del nuevo recinto de conciertos de La Fuensanta ha sido este 28 de agosto una auténtica sacudida eléctrica con el festival Poetas del Rock, que arrancaba con mucha verdad encima del escenario, en un concierto que hacía vibrar al público con los riffs de guitarra, la pegada de la batería y la voz rota de una leyenda: El Drogas.

Desde el primer acorde, Enrique Villarreal ha demostrado por qué es historia viva del rock urbano español. Con más de cuatro décadas de carretera, esta noche salía escenario con la misma actitud de siempre: dejarse la piel. “Esto es un acto de rock”, había adelantado Las Noticias de Cuenca en una entrevista previa, y ha cumplido.

Himnos como No hay tregua, Ovejas negras o Animal caliente retumbaban en La Fuensanta, coreados por un público que ha respondido con entrega. Los Himnos de Barricada se han entrelazado entrelazaron con piezas más recientes de su repertorio en solitario, y pl público, veteranos y chavales, han cantado a pleno pulmón, confirmando que aquellas letras siguen siendo parte del presente.

Clásicos como Noche de rock & roll han desatado la comunión colectiva y El Drogas incluso ha bajado del escenario para cantar cerca de la gente, en una imagen que resume su filosofía de que el rock se vive de tú a tú.

El Drogas no solo canta, escupe verdades con frases afiladas, y en sus directos cada canción se transforma en un “garabato abierto” que no deja de aportar matices nuevos. Cuenca era este jueves testigo de esa alquimia que ha transformado el nuevo recinto de conciertos en templo del rock. Y El Drogas, con su levita y su bastón, dirigía la tormenta con la mirada de quien sabe que lo importante es vivir el directo como si fuera el último.

Antes, los conquenses Expolike habían abierto fuego con punk-rock descarado, recordando que en Cuenca también hay cantera dispuesta a patear escenarios. La psicodelia de Los Estanques ponía un punto de ensoñación progresiva que hipnotizó a los presentes, y El Canijo de Jerez sacaba la sonrisa colectiva con esa rumba-rock que huele a calle, fiesta y libertad. Pero la noche llevaba nombre propio: El Drogas.

Al final, la sensación era unánime: Poetas del Rock inauguraba el nuevo espacio de conciertos con una noche que quedará en la memoria. Villarreal lo había dicho claro, esperaba que el concierto se quedara grabado en los asistentes. Y vaya si lo ha conseguido!