Gina y Rachid, dos historias de superación de la mano de Cáritas
“Hoy cumplo un año desde que llegué a España. No fue fácil, pero estoy tranquila y puedo caminar libre”. Con estas palabras y visiblemente emocionada, Gina, una joven colombiana de origen indígena, ha contado esta mañana su historia en el marco de la presentación de la Campaña de Personas sin hogar que ha lanzado Cáritas Cuenca bajo el lema ‘Sin hogar, pero con sueños’. A su lado se encontraba, Rachid, un hombre de 37 años natural de Marruecos que cruzó la frontera a España nadando.
Gina tiene 28 años vivía en una comunidad indígena colombiana y se dedicaba a evitar que los menores fueran captados por grupos ilegales. Su trabajo derivó en amenazas y finalmente se vio obligada a venir a España para estar a salvo. Viajó con su pareja y una sobrina, pero los últimos meses no han sido fáciles para ellos. Tuvieron que acudir a los Servicios Sociales del Ayuntamiento y de Cáritas para poder tener un techo bajo el que vivir.
Ahora, justo un año después de su llegada, Gina ha conseguido el permiso de asilo y con él un permiso de trabajo. Es más, este martes tiene una entrevista en una empresa cárnica de Tarancón. “Mi sueño es tener un hogar, ser independiente económicamente y tener estabilidad”, ha señalado a preguntas de los medios de comunicación.
Eso sí, como la mayoría de personas migrantes Gina ha sufrido situaciones de racismo. “Mucha gente dice que venimos a robar, pero no saben lo que hay detrás de esto. En mis planes de vida nunca estuvo venir a España, pero las amenazas me obligaron”, ha explicado.
Por su parte, Rachid, marroquí de 37 años cruzó la frontera con Ceuta nadando. Al llegar a la península se encontró sin casa, sin gente que le ayudara y finalmente dio con Cáritas Cuenca. Ahora tiene un techo bajo el que vivir, está aprendiendo español y su sueño es arreglar los papeles, buscar trabajo y conseguir una casa.
EN CIFRAS
Ambos son dos de las 476 personas que han sido acogidas y acompañadas por Cáritas Cuenca este año en el centro de alojamiento de urgencia, más conocido como albergue de transeúntes. De ellos 386 han sido hombres y 32 mujeres cuyas edades oscilan entre los 35 y los 50 años. Del total de personas acogidas 245 eran de origen español mientras que 173 son migrantes.
Por otro lado, en los centros residenciales de Cáritas han acogido a 58 personas de los que 39 son hombre y 19 mujeres de los que 11 eran españoles y 47 de origen migrante. Además, este año han prestado ayuda a seis familias con hijos y a tres sin hijos.
De todos ellos, Cáritas ha logrado que 20 personas dejen de estar en una situación de vulnerabilidad ya que han encontrado trabajo y una vivienda. Eso sí, en este punto, María del Mar, responsable del área de Inclusión Social de la entidad ha subrayado el problema actual de los alquileres ya que los precios son “desorbitados”, a lo que se suma la falta de oferta.
“Las personas no salen de sus países porque quieren”, ha recordado María del Mar Resusta. Las historias de Gina y Rachid desmontan el relato fácil del miedo y la desconfianza hacia los migrantes. “No vienen a quitar trabajo ni a robar. Vienen a sobrevivir, a sumar, a rehacerse. A soñar”, ha subrayado.
Por su parte, el directo de Cáritas Cuenca, Luis Miguel Jiménez, ha recordado que 566.000 hogares en España viven con menos de 10.000 euros al año. Ante esta situación, ha hecho alusión a los artículos 41 de la Constitución Española y 22 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que garantizan el acceso a la vivienda, salud y protección social.
En este sentido, tanto María del Mar Resusta como Luis Miguel Jiménez han insistido en la necesidad de incorporar políticas públicas que incluyan la regularización de migrantes, medidas para el acceso a vivienda, enfoque de género, atención sanitaria universal y oportunidades laborales para jóvenes.
Con todo, Cáritas Cuenca invita a la ciudadanía a mirar de frente la realidad del sinhogarismo, y a actuar desde la empatía, la justicia y el compromiso colectivo.