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Feria Taurina de San Julián 2025

Las espadas fueron el cerrojo de la puerta grande

Uceda Leal y Fortes, a oreja por coleta; el iniestense Peñaranda hizo la faena más vibrante sin premio. El desafío ganadero se quedó en tablas
Fotos: Saúl García
25/08/2025 - Chicuelito

En la segunda de Feria el fallo a espadas, sobre todo de Fortes y Peñaranda, hizo de cerrojo de la puerta grande --además de Uceda Leal, por un mal puyazo--, pues los tres diestros dejaron sobre el ruedo conquense clase, torería y valor ante las reses de Baltasar Ibán y Montalvo, en desafío ganadero que quedó en tablas. Los tres matadores de toros fueron despedidos con una gran ovación por el público, mientras se comentaba que Pablo Aguado sustituía a Morante –que ya ha perdido diez corridas desde su cogida en Pontevedra— y que Roca Rey seguirá una semana de baja como consecuencia de su percance en Bilbao, presentando igualmente la baja en Cuenca para este martes, que será sustituido por un triunfador de Cuenca: Daniel Luque.

La “corrida torista”, por lo demás, tuvo muchos atractivos, con una primera parte camino del éxito orejil, que marró el paisano y debutante Peñaranda, y una segunda que fue a menos en el plano artístico y de juego del ganado. Hubo faenas de clase y valor, saludos de banderilleros; algunos buenos puyazos y uno malo que perjudicó a Uceda Leal, el maestro de la buena dirección de lidia y buen toreo de Fortes y, cómo no, las ganas, madurez y torería de Alejandro Peñaranda, que debe volver por su tierra conquense. Se lo ha ganado.

 

UCEDA LEAL

Torería y sapiencia de Uceda Leal, que ofreció en su primero, una lección de toreo clásico, de temple, mando y exquisita serenidad. Recibió a “Rabioso” con cinco verónicas y la media con pasmosa quietud, para llevarlo al caballo con trenzadas chicuelinas. Un puyazo y tres pares de garapullos, dos con apuros, tras lo cual Uceda brindó su faena al público. Con doblones inició su faena muleteril, en palmos de terreno sin apenas mover las zapatillas para firmar varias series con la derecha y la izquierda en las que hubo empaque y sobre todo temple, pese a que el de Baltasar se dolió de las manos. Lo cuidó Uceda con temple y al natural lo fue bordando para volver sobre la mano derecha con redondos, ayudado y el de pecho. La estocada casi entera surtió efectos y se le premió con una oreja.

En el cuarto, riego de la plaza y del gaznate de los aficionados, apurando la merienda. Lanceó Uceda sin olés y ejecutó unas rematadas chicuelinas y la revolera para llevar a “Farolero” ante el piquero. Apretó el de Montalvo y el del castoreño le suministró el castigo que acusó el burel, el más flojo y parado del encierro. Uceda lo intentó sobre ambas manos con insistencia, incluso con el apoyo musical de la Banda, que sobraba,  pero a “Farolero” se le apagaron las luces y el madrileño lo pasaportó de una estocada. Se le ovacionó con fuerza y los pitos se escucharon en el arrastre del toro.

 

JIMÉNEZ FORTES

Al segundo de la tarde, “Zapatito” , lo lanceó Jiménez Fortes con tesonero esfuerzo, y el burel se fue al piquero sin más, y tras el puyazo, el torero malagueño hizo el quite por chicuelinas y tafallera para pedir el cambio. Los excelentes pares de banderillas tuvieron premio en los saludos, tras lo cual Fortes brindó al público y en el centro del platillo citó a “Zapatito” de rodillas, pero su buena intención propició la voltereta del buen toro, que apenas acusó el golpe de los pitones en el albero. Jiménez Fortes, con seriedad en su rostro impertérrito muleta en mano, fue sacando tandas sobre la derecha y al natural, con pases de pecho, alguno tan largo como el puente colgante de Ronda. Con valor y torería, exponiendo, fue alargando la faena que remató con ayudados y desplante. La estocada ejecutando la suerte en dos tiempos, fue eficaz pese al puntillero, lo que le valió pasear una oreja en la vuelta al anillo.

El quinto, “Rabiosillo”, de Baltasar Ibán, le dio mucho trabajo al torero malagueño, pues desarrollaba un sordo peligro con sus arreones. Fortes lo recibió con verónicas de gracia y donosura en su particular estilo de torero frío y calculador. El toro levantó al piquero, que fue aplaudido por su intervención, y tras los garapullos con apreturas, Jiménez Fortes tomó la flámula para domeñar al burel, al son de “Nerva”, y a base de porfiar fue sacando algunos muletazos sobre ambas manos y entre arreones del “Rabiosillo” bizco, como los restantes. Desplante de rodillas para poner fin a una faena en la que el diestro tuvo destellos al natural y algunas dudas que no aclaró con la espada, desacertado. Se le aplaudió por su tesonero esfuerzo.

 

ALEJANDRO PEÑARANDA

Se presentaba en Cuenca el paisano Alejandro Peñaranda, de la taurina localidad de Iniesta, con cuatro matadores de toros en su historia: Chicuelo II, José Manuel Prieto, José Antonio Iniesta y el propio Alejandro, que tiene esencia muy torera para seguir la estela de sus predecesores. Chicuelo II está en bronce delante de la puerta grande. Alejandro fue recibido con grandes aplausos por el público en cuanto se abrió de capa para recibir “a porta gayola” al toro más grandón de la corrida, “Rinconero”, de 638 kilos, más propio de Las Ventas que de Cuenca, Soria o Teruel. No sólo lo recibió con sereno valor para el lance de capa, sino que a renglón seguido le suministró unas apretadas chicuelinas que hicieron clamor en los tendidos. El puyazo fue de ovación al igual que el tercio de banderillas, con saludos a los dos subalternos.

Alejandro Peñaranda brindó su faena al público y la comenzó de hinojos en el centro del platillo, para luego domeñar al burel que casi pasaría por la calle del Peso, no por su paso, sino precisamente por su peso y volumen. Peñaranda se creció en las tandas por la derecha y la izquierda, con soberbios muletazos, vibrantes, y largos pases de pecho que parecían atravesar el Puente de San Pablo. Había temple en el toreo de Alejandro, mando y sobre todo valor a raudales, al son de “Clarines de gloria”. Aplaudían hasta los chopos que se asoman en la andanada de la plaza que parecían “dar estatuarios al Júcar”, en palabras del profesor Claramunt, y ahí estaban los molinetes y manoletinas de Peñaranda para poner fin a la aplaudida y vibrante faena. Se hizo el silencio en la plaza, como en el “miserere de turbas”, pero la espada desafinó como el clarín sin gloria y pese a que el público no dejó de aplaudir, la mala suerte estaba echada a la tercera. La ovación unánime le obligó a saludar.

En el sexto quiso el de Iniesta quitarse la espina y la pena ante el castaño “Camarito”, el de menor peso, claro, al que recibió por verónicas y la media. Tras un mal puyazo y el tercio de banderillas, Alejandro hizo un brindis emotivo en el callejón y comenzó su labor muleteril domeñando al de Baltasar. Su faena meritoria, con clase y seriedad, venía a demostrar que tenemos en la provincia un torero con cabeza y valentía, al que sólo le falta que la suerte le acompañe y naturalmente mejore el manejo de la espada, que eso se hace toreando con mayor frecuencia. Su faena se fue desarrollando entre arreones del burel y las buenas intenciones de Peñaranda buscando el triunfo. El acero le volvió a jugar una mala pasada, pues la estocada hizo guardia, el toro se fue a la querencia y con el descabello puso fin a su debut en Cuenca. Se le pidió la oreja y saludó de nuevo ante la insistencia del público, que aplaudió finalmente a los tres toreros cuando se marchaban hacia la puerta de cuadrillas, por culpa de las espadas, a modo de cerrojo de la puerta grande.

 

LA FICHA

Plaza de toros de Cuenca. Lunes, 25 de agosto de 2025.  Segunda corrida de la Feria de San Julián. Debutó como presidente Miguel Tinajero, asesorado por Javier Canales y la veterinaria Natividad Montoya. El iniestense Alejandro Peñaranda hizo el paseíllo montera en mano por ser su presentación en Cuenca.

El ganado: Tres toros de Baltasar Ibán (1.º, 5º y 6º) y tres de Montalvo (2º, 3º y 4º). Desiguales de presentación y juego. Fueron aplaudidos primero, tercero y quinto. Peso de las reses: 552, 534, 638, 558, 514 y 509 kilos.

Uceda Leal (de purísima y oro), una oreja y ovación.

Jiménez Fortes (de azul marino y plata), una oreja y saludos.

Alejandro Peñaranda (de habano y oro), un aviso; saludos y saludos.

Saludaron al banderillear Raúl Ruiz y Gómez Pascual en el segundo y Caco Ramos y Víctor Manuel Martín en el tercero, con aplausos al picador Cristian Romero, tras su puyazo al “montalvo” de 638 kilos.

Incidencias: Tarde agosteña con bochorno inicial y nubarrones amenazantes, que dejaron una brisa fresquita conforme avanzaba el festejo. Cerca de tres cuartos de entrada, con las peñas animando y dando colorido en las andanadas. La corrida fue televisada en directo por CMM, con los comentarios de José Miguel Martín de Blas y César Jiménez y las entrevistas de Óscar Aranda.