Del Congreso a su día a día: así es el trabajo de los tres diputados conquenses
El Congreso de los Diputados es el corazón de la democracia española, la institución donde se debaten y aprueban las leyes que rigen la vida de todos los habitantes del país. En sus escaños se sientan 350 diputados que representan al conjunto de la nación y que, cada semana, trabajan en comisiones, reuniones internas y plenos que marcan el rumbo político y social de España.
Entre ellos, tres diputados son electos en la provincia de Cuenca, y que esta legislatura son Luis Carlos Sahuquillo (PSOE), uno de los parlamentarios más veteranos de la Cámara; Beatriz Jiménez (PP), diputada desde 2019; y Daniel Pérez (PP), que llegó al Congreso tras las elecciones de julio de 2023.
Prácticamente todos los días nos encontramos con noticias sobre el Congreso de los Diputados en la televisión, pero… ¿Cómo es en verdad su día a día? Para conocer el trabajo de un diputado más allá de lo que se ve en los grandes medios de comunicación, hemos recorrido los pasillos del Congreso, el hemiciclo y las salas donde se desarrolla la mayor parte del trabajo ‘invisible’. Y también hablamos de vocación, de recuerdos, de política hecha desde lo personal y de lo que significa representar a una provincia en la casa donde se toman decisiones que afectan a todo un país.
LUIS CARLOS SAHUQUILLO
Nuestro recorrido por la cámara baja de las Cortes Generales arranca con Luis Carlos Sahuquillo. Acaba de salir de una reunión de su grupo parlamentario, el socialista, donde cada martes marcan el trabajo que van a desarrollar a lo largo de esa semana. Nos lleva a su despacho, y allí recuerda que llegó por primera vez al Congreso tras las elecciones de marzo de 2008. Entonces era delegado de la Junta y el PSOE buscaba un perfil con experiencia institucional y arraigo en la provincia. “El partido quería a alguien con peso político, alguien conocido en Cuenca”, recuerda. Aceptó encabezar la lista después de hablarlo con las direcciones provincial y regional. Aquel año, el PSOE obtuvo su mejor resultado histórico en la provincia con más de 60.000 votos.
Sahuquillo rememora con claridad su primer día en la Cámara Baja. “Llegué con tranquilidad, ya había pasado por muchas instituciones”, explica. Pero aun así sintió el impacto de entrar en un lugar cargado de historia: “Es el lugar donde nace la democracia cada día, sabes que ahí se toman decisiones que afectan a todos los españoles y lo haces con responsabilidad”.
La legislatura 2008-2011 marcó un antes y un después en su trayectoria política. Era la segunda legislatura de Zapatero y España empezaba a percibir los efectos de una crisis económica global que acabaría golpeando con fuerza. Aquel 12 de mayo de 2010, cuando el ex presidente anunció en el Congreso un duro paquete de medidas para evitar el rescate del país, es uno de los días que más recuerda. “Fue durísimo. Cambiaba por completo la dinámica de un gobierno centrado en los derechos”, señala.
A lo largo de estos 17 años, Sahuquillo ha dedicado la mayor parte de su trabajo a las políticas sociales. Ha sido portavoz, viceportavoz y ahora vicepresidente de la Comisión de Derechos Sociales. También forma parte del Pacto de Toledo desde sus inicios como diputado. “He vivido en primera persona los recortes sociales en Castilla-La Mancha y a nivel estatal”, afirma. Por eso defiende especialmente las subidas de pensiones llevadas a cabo por Pedro Sánchez que están ligadas al IPC, el salario mínimo o la reforma laboral. “Cuando oigo que la reforma laboral era mala para los empresarios, me sorprende, benefició a trabajadores y también a empresas”, explica.
Su labor no se ha limitado a Madrid. Sahuquillo insiste en que gran parte de su trabajo es “callado”, orientado a mejorar la vida de la provincia. Uno de los hitos que más valora es haber logrado que el Centro Nacional de Estudios Penitenciarios se instale en Cuenca. “Fue un trabajo de hormiguita, sin hacer ruido. Otros territorios luchaban por lo mismo, pero trabajamos con discreción y lo conseguimos”, cuenta. También destaca las ayudas al funcionamiento para empresas y autónomos de las provincias más despobladas, o el Plan XCuenca: “Creo que es un proyecto de futuro para los próximos 10 o 20 años”.
En todo este tiempo, la política española ha cambiado. “La crispación es muy preocupante. Antes había diferencias, pero también consenso. Ahora se insulta con una facilidad enorme”, lamenta. Y lo dice desde la experiencia de haber vivido el final de ETA, uno de los momentos más emocionantes de su carrera. “Fue de los mejores días. Sabemos quién estuvo detrás de aquel esfuerzo y del trabajo por la paz”.
Aunque es uno de los diputados más veteranos del Grupo Socialista, tiene claro que su etapa parlamentaria no será eterna. “Ya he tomado decisiones”, dice, sin concretarlas, asegurando que no será diputado otros 15 años. Pero tiene claro qué quiere seguir siendo: un político moderado que prioriza los acuerdos. “Las instituciones quedan y los ciudadanos quieren que nos entendamos”, afirma.
Desde su despacho, ubicado en el edificio del antiguo Banco de Crédito Industrial en el número 40 de la Carrera de San Jerónimo, nos dirigimos hacia el Hemiciclo. Es el espacio más emblemático y, además, alberga una curiosidad relacionada directamente con la provincia y que detalla Sahuquillo: en el mural del techo está representado el escudo de Cuenca, y justo en él hay uno de los impactos de bala del 23-F.
Llegan Bea Jiménez y Daniel Pérez, los otros dos diputados por Cuenca, por el Partido Popular. La primera estaba enseñando el Palacio a un grupo de escolares del colegio Fuente del Oro, y el segundo ha sacado 5 minutos entre comisión y comisión. Intercambian saludos, les fotografiamos juntos mientras nos indican cuáles son sus escaños, y Pérez Osma y Sahuquillo vuelven a su quehacer diario.

BEA JIMÉNEZ
Nos quedamos con Jiménez que, como docente que es, nos enseña la parte noble del Congreso, y desde ahí nos vamos hasta su despacho, ubicado en la quinta planta del edificio Ampliación II, inaugurado en 1994.
Su historia es distinta. Tras ser diputada regional entre 2011 y 2015, dejó la política para centrarse en su vida personal y profesional. Se presentó a oposiciones, consiguió plaza en Andalucía, se casó y fue madre. “Llevábamos unos años muy duros y necesitaba tranquilidad”, recuerda.
Pero en 2019, después de reencontrarse con antiguos compañeros en un acto, sintió algo. “Pensé: echo de menos esto, el hablar con la gente”. Aquella misma noche recibió la llamada para encabezar la lista del PP al Congreso. Su primera reacción fue decir que no. “Era una oportunidad enorme, pero también un sacrificio”, explica. Fue su marido quien la animó: “Me dijo: ¿cómo vas a decir que no a algo así?”.
Aceptó el reto y en noviembre de 2019 llegó al Congreso. Aún guarda en la memoria su subida por la carrera de San Jerónimo. “Cuando vi los leones y la puerta pensé: qué suerte poder vivir esto desde dentro”. Las primeras semanas fueron de adaptación, en un Congreso marcado por las consecuencias de dos elecciones generales en un mismo año y, poco después, la irrupción de la pandemia.
“Vivimos cosas que ahora parecen muy lejanas: autorizaciones para viajar, el voto telemático, la incertidumbre cada día”, recuerda. Ella misma fue una de las primeras diputadas en dar positivo por COVID: “Lo supe en cuanto empecé a encontrarme mal. Recuerdo haber estado en el despacho de Ana Pastor días antes y pensé: me lo he traído”.
Jiménez ha trabajado siempre desde la oposición, con un ritmo diario más desconocido para el ciudadano: proposiciones no de ley, comparecencias, interpelaciones, negociaciones. “En comisión se debate muchísimo más de lo que llega al pleno”, explica. Actualmente forma parte de la Comisión de Violencia de Género, donde pidió la comparecencia de la ministra para analizar el sistema Cometa. También ha llevado iniciativas vinculadas a Cuenca, como la gratuidad del parking de la estación del AVE Fernando Zóbel o cuestiones relacionadas con el tren convencional.
Compaginar su labor como diputada con la portavocía del PP en el Ayuntamiento de Cuenca no siempre es fácil. “Me faltan horas al día, pero puedo compaginarlo gracias a la familia”, asegura. Y reivindica que la política local y la nacional están conectadas: “Muchas ideas que veo aquí las adapto al Ayuntamiento. Y al revés: lo local te da un termómetro muy útil”.
Entre los recuerdos más emocionantes destaca la apertura de legislatura o la jura de la Constitución por la princesa Leonor. “Eso te lo llevas para siempre”, afirma. Y entre los difíciles, los debates para la aprobación de leyes. “A veces quieres que salga adelante algo bueno para tu ciudad y chocan intereses de otras provincias”.
Como profesora, vive con especial ilusión la llegada de escolares conquenses al Congreso, como ha sido una excursión reciente del colegio Fuente del Oro. “Es nuestra obligación abrir esta casa a todos”, explica. Le encanta escuchar sus preguntas ingenuas y directas. “Hoy me han preguntado si estudié para ser diputada”, ríe. “Les digo siempre que esto no es una profesión, es una vocación temporal de servicio”.
Y cuando un grupo de niños terminó la visita sin saber de qué partido era, lo consideró un éxito: “Si durante más de una hora no lo notaron, significa que hice lo que debía”.
Sobre su futuro político no duda: “Lo próximo que voy a ser es alcaldesa de Cuenca”, asegura con serenidad. Y añade que va a seguir haciendo historia “porque seré la primera mujer en dirigir la ciudad”.

DANIEL PÉREZ OSMA
Ya por la tarde nos adentramos en el despacho de Daniel Pérez Osma, a escasos metros del de Jiménez. Llegó al Congreso en 2023, pero su trayectoria política comenzó hace más de una década en su pueblo, Valera de Abajo. Ha sido concejal, diputado en la Diputación y ahora compagina su acta de diputado en el Congreso con la alcaldía. Su llegada a la lista del PP fue toda una sorpresa. “No me lo esperaba. Estaba con mi padre cuando me llamaron y fue una mezcla de alegría y responsabilidad”, recuerda.
La noche electoral fue intensa. Después de atender a los medios, decidió irse a Valera: “Me esperaba muchísima gente. La emoción de esa noche con mi pueblo no se me olvidará nunca”. Días después, al entrar por primera vez al hemiciclo, lo tuvo claro: “Mucha gente mira los escaños, pero yo miré el techo. Esa imagen me acompañará siempre”.
Pérez habla con pasión del mundo rural. “Sé lo que es vivir en un pueblo pequeño, lo he vivido toda mi vida”, explica, y de ahí que dedique tantas horas a recorrer la provincia, reunirse con alcaldes y escuchar a colectivos. “Es lo único que te da una visión completa para luego hacer el trabajo parlamentario de forma correcta: vivirlo de primera mano, que nadie te lo cuente”.
En el Congreso forma parte de las comisiones de Justicia, Seguridad Vial, Vivienda y también de Juventud. Ha presentado iniciativas sobre el registro civil en pequeños municipios, la defensa del autobús en zonas rurales o la situación de los cuarteles de la Guardia Civil en nuestra provincia. “Hay algunos con carencias enormes. En uno tuvieron que pedir el coche patrulla al Ayuntamiento”, señala.
También ha denunciado la falta de inversiones tras episodios graves, como la DANA de Buenache de Alarcón en 2023. “Cuando recibí la respuesta del ministerio diciendo que no era suficientemente relevante como para poner en marcha un plan anti inundaciones, me dio mucha rabia”, recuerda.
Defiende que venir de un pueblo no es una ventaja, sino un motivo de orgullo: “Te da un prisma distinto. Sabes lo que se necesita porque lo vives, no porque te lo cuentan”. Y eso se refleja en cada intervención. La primera que realizó en el Congreso hace escasas semanas fue uno de los momentos más emocionantes de su vida. “Estaba nerviosísimo, pero en cuanto subí a la tribuna se me pasó todo. Creía en lo que iba a defender”, explica.
Otro recuerdo imborrable fue llevar por primera vez a su padre al Congreso. “Eso fue especial. Se me quedará para siempre”. Y no olvida tampoco el apoyo que recibe de su pueblo. “El día de mi intervención me mandaron un vídeo del bar lleno viéndome en la tele, como cuando hay partido de fútbol importante. Ver esas imágenes no se puede describir con palabras”.
Aunque el trabajo es intenso y a menudo sacrificado, ya que “hay días que no duermo ni una hora”, asegura que cada esfuerzo compensa cuando ve resultados. “Si un vecino me da las gracias por escucharle, ya vale la pena”, dice.
Sobre el futuro no hace planes: “Voy día a día. Si continúo, bien; si no, habrá sido una etapa preciosa”. Y cuando recuerda que ha vivido momentos históricos como la jura de la princesa Leonor, sonríe. “Cuando lo ves desde dentro, es como un sueño”.
Los tres diputados conquenses llegan al Congreso desde caminos muy distintos: la veteranía de Sahuquillo, la vocación recuperada de Jiménez y la energía territorial de Pérez. Pero comparten un mismo hilo, la responsabilidad de representar a su provincia en la institución donde se escribe cada página de la democracia y donde Cuenca también tiene voz.
