Verano y expectativas
Aulas escolares que echan el candado y piscinas que abren sus puertas… el verano, este verano a punto de echar oficialmente a andar este sábado pero que ya se nos había adelantado, ¡y como!, en el termómetro y en el tamborileo tormentoso de bastantes de estas tardes, toma ya cuerpo de presencia en un nuestro día a día tan por otra parte acalorado informativamente por tantas cuestiones –desde los conflictos bélicos que sacuden el mapa internacional o las guerras arancelarias trumpianas a las sacudidas del espectro político nacional– que ojalá se tomasen un vacacional respiro a semejanza del que los más afortunados de nosotros quizá nos regalemos al compás de la entrante estación estival. Pero bueno, fuera de utópicos deseos que por supuesto no van a realizarse por estos nuestros más cercanos lares se nos anuncia que a lo mejor el nuevo Hospital de nuestra capital podrá comenzar a recibir a sus primeros pacientes antes incluso del ya casi ahí próximo agosto. Así al menos lo ha afirmado el consejero autonómico de Sanidad que, tras señalar que tan sólo quedaría lo que ha calificado como tareas de “remate fino” y de puesta a punto de la informática ha indicado que con ello se podría poner ya en marcha la atención hospitalaria con los primeros pacientes que irían al área azul, es decir, a los servicios relacionados con radiología y el punto de extracción de sangre para, a partir de ahí, desarrollar ya todo el cronograma planificado. Y en tanto esperamos que tales pronósticos se cumplan bueno sería que nuestros municipales regidores capitalinos, tras la reciente firma del convenio con la administración autonómica para posibilitar el proyecto de remodelación de Carretería, nos pusiesen a todos al tanto de cómo será precisamente esa reforma y se nos abriesen las vías para poder opinar todos, técnicos y legos, algo que parece de lo más lógico y exigible y que ya por ejemplo demandó la Demarcación conquense del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha al indicar que sería más que conveniente que esa reurbanización se realice con un enfoque que fomente la participación ciudadana para lo que solicitaban de las administraciones que invitaran a los conquenses en general y a las asociaciones de la zona centro en particular, a involucrarse activamente en este proceso. Un proyecto que por cierto esperemos que sea un proyecto a la altura de nuestro hoy, es decir, que responda a las condiciones y exigencias en cuanto a su sostenibilidad, planificación y empleo de materiales que hoy por hoy deben tener este tipo de actuaciones urbanísticas y así la tradicionalmente más significativa vía urbana de nuestra capital pueda vestir de una vez por todas ese traje urbano que, conjugando su tradición, sus propias necesidades funcionales, su más o menos perdida o en decadencia realidad económica –¡ay, lo que fue y lo que es!– y las lógicas demandas tanto prácticas como funcionales y estéticas del ahora en el que, cumpliéndose ya el primer cuarto de nuestro actual siglo, la usamos y vivimos conquenses y visitantes, debe tener. Y por ello vaya si no es no sólo conveniente sino, cual señalé, exigible, saber cuál es exactamente el proyecto para así poder, desde nuestra propia experiencia como usuarios, participar con nuestra opinión o incluso –¿por qué no? – con nuestras propuestas, en su planeamiento, tanto a través de nuestros colectivos como desde esa nuestra misma condición de ciudadanos individuales.
