Este pueblo, encaramado en la alta sierra, siempre ha tenido algo de mítico para muchos de nosotros. No nos pregunten las razones. No podríamos precisarlas aunque se nos ocurren varias y de muy diversa índole.
Pero el pasado día uno ocurrió allí algo que sin duda pasará a formar parte de su futuro: se inauguraba una de las fases del Parque Astronómico de la Serranía de Cuenca. El acto estuvo presidido por el presidente García Page pues la Junte de Comunidades lo ha promovido a raíz de la declaración de destino STARTLIGHT hace unos años. Habrá más fases pues el proyecto global es ambicioso y se pretende que tenga carácter único y de alcance internacional. De momento se ha instalado un buen telescopio y las primeras imágenes de prueba ya sorprenden por su calidad y nitidez.
Este artículo es en realidad la transcripción de algunos párrafos de la carta que nos ha dirigido Joaquín Álvaro Contreras (alma mater y diseñador del proyecto) y de algunas frases entresacadas de la conversación telefónica mantenida con el alcalde del municipio.
Así explica Joaquín el origen: recordarás “como recién creado el Parque Astronómico, promovido por la Junta a raíz de la declaración de Destino Startlight me preguntaste ¿Y ahora qué hay que hacer? A bote pronto te contesté que podrían llevarse a cabo algunas acciones a las que obligaba la declaración, acciones de observación y divulgación astronómica, de concienciación de los habitantes y medidas para la conservación de nuestro “cielo oscuro”. Fomento de la ciencia e incremento de la oferta turística. Pero en medio de nuestra conversación se acercó a saludarnos el presidente G. Page al que hiciste partícipe de nuestras disquisiciones y con el que nos comprometimos a desarrollar un informe/ proyecto de actuaciones”.
Tres líneas de actuación sustancian el proyecto que ya se está desarrollando: acciones de divulgación bajo el programa “Veranos astronómicos de Castilla la Mancha”, adecuación de algunos parajes llamados “observatorios” y finalmente la creación de un Observatorio Astronómico que tendrá vocación de servir de referencia internacional cuando se complete el proyecto. La primera fase ya está en la Vega del Codorno y allí se desarrollará el resto de la instalación.
La ubicación se decidió teniendo en cuenta la magnitud del brillo del fondo del cielo (equivalente a la que tienen observatorios como el de las islas de La Palma o Hawai), la mínima contaminación lumínica, la escasa turbulencia atmosférica, la facilidad de acceso, la altitud de la zona (1533 metros) y la cobertura para las comunicaciones digitales. Dará servicio a astrónomos amateurs, astrofotógrafos y otros colectivos estudiosos del cielo, así como a turistas y curiosos que reserven sesiones de observación.
“Pero sin duda la mejor de las ventajas vino del alcalde de la localidad, que se mostró receptivo al proyecto, creyó en él y ha confiado en la ejecución, desbrozando los problemas lógicos de una iniciativa especialmente compleja para un municipio de apenas 100 habitantes” continúa Joaquín en su misiva.
Y como ya hemos dicho es el principio. Los aspectos de usos científicos se están perfilando ya y se pretende convertir el Parque en un elemento científico y turístico de un gran nivel.
Rodrigo Molina , el alcalde, se entusiasma cuando habla del asunto y afirma rotundo: sigo trabajando para que los próximos desarrollos sean pronto una realidad pues se trata sobre todo de convertir la sierra en la tierra de las oportunidades.
Felicidades a todos los que hicieron posible que podamos viajar de la Vega del Codorno al cielo desde casa.
Por nuestra parte, queda dicho.