Sueño de una noche de verano

Hay frases que se desgastan o pierden el sentido de usarlas y otras, sin embargo, no dejan de tener sentido. Como ejemplo de ambas cosas, tenemos la de «el camino forma parte del viaje» o «el que espera, desespera». Aunque, cuando hablamos de frases hechas y refranes, ya sabemos… El caso es que el que espera no desespera, sueña; porque el camino forma parte del viaje. De hecho, a menudo, el camino es mejor que el destino. Digo esto porque paso a menudo por la zona del auditorio y veo las obras de los remontes. Y será que me estoy haciendo mayor, pero siento una extraña emoción. Y eso que soy consciente de que, en el fondo y en la superficie, seguramente sea como la lotería: intuyes, no sabes muy bien por qué, que no te va a tocar, pero no puedes evitar soñar con lo que vas a hacer cuando te toque. Ese es el resumen del viaje y la espera. No sé en qué acabará lo de los remontes pero, de momento, es inevitable soñar. Y, si finalmente el destino no es el que esperábamos, que nos quiten lo «soñao». La verdad es que, sin darnos cuenta, Cuenca crece, cambia, y quizás deberíamos disfrutarla todos los días, en lugar de frustrarnos y estar siempre enfadados porque nunca llega a ser lo que queremos mientras, paradójicamente, añoramos lo que fue.