La revolución de los pueblos

El reto demográfico es, sin duda, uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta la provincia de Cuenca, con muchos pueblos amenazados por la sangría paulatina de habitantes. En este contexto, hay un pequeño pueblo de La Serranía que se ha convertido en todo un paradigma de la lucha incensante por la repoblación: Tragacete.

Desde 2019, la población ha experimentado un crecimiento de un 13%, pasando de 249 a 283 vecinos. Aunque algunos de estos “nuevos” habitantes son tragaceteros que han vuelto a la localidad, los incentivos del Ayuntamiento han atraído también a emprendedores, varios de ellos argentinos, que han visto en el medio rural una oportunidad para emprender una nueva vida alejados del mundanal ruido y en un entorno privilegiado en plena Serranía conquense. Diferentes proyectos artesanales, la recuperación de la panadería y una iniciativa de agricultura ecológica son ejemplos de los negocios que se han puesto en marcha en este tiempo. No obstante, también ha habido alguno que no ha prosperado.

Pero estas personas no han llegado a este pequeño pueblo de la nada. Desde que el joven Diego Yuste llegara a la Alcaldía en 2019, su gran empeño ha sido lograr atraer población. Entre otras iniciativas, se adhirió a Holapueblo, una plataforma que pone en contacto a personas que están interesadas en instalarse en zonas rurales con aquellos municipios que buscan nuevos habitantes.

Esto por sí solo tampoco habría logrado nada si el Ayuntamiento no hubiera ofrecido incentivos como alquiler gratis durante los primeros meses y después un módico precio, al igual que para el arrendamiento de los negocios. Para ello, se han acondicionado pisos en el antiguo cuartel de la Guardia Civil, contando también con la ayuda de la Diputación y de la Junta.     

Esta pequeña gran revolución poblacional se ha dejado notar también en el colegio de la localidad, que cuenta ahora con nueve niños –uno que va desde Huélamo– frente a los seis que había en 2019. El curso pasado, hasta se llegó a los once.

Tragacete es así, sin duda, un ejemplo a seguir ante el reto demográfico. Durante la pandemia, muchas personas en todo el país decidieron irse a vivir a los pueblos ante la posibilidad de teletrabajar. El reto es mantenerlos ofreciéndoles buenos servicios e incentivos, como los que también ofrece la Ley frente a la Despoblación de Castilla-La Mancha. 

Otro de los retos es cambiar el discurso: mejor hablar de repoblación que de despoblación. Porque el cuento cambia. Y mucho.