Inversiones
El caso de los contenedores soterrados, que se han vuelto a instalar y a poner en funcionamiento esta semana en cuatro puntos de la capital, es un buen ejemplo de lo lento que se hacen las cosas en Cuenca: más de seis años han sido necesarios desde que fueran deteriorados hasta su sustitución por otros nuevos.
Por mucha crisis económica que hayamos sufrido, por mucha deuda municipal que tengamos, que pase tanto tiempo no parece comprensible, menos cuando hablamos de un asunto que afecta a la imagen y a la limpieza de la ciudad, algo especialmente delicado en el caso del Casco Antiguo, Patrimonio de la Humanidad: no se puede entender que durante los últimos años no haya habido contenedores soterrados en la Plaza Mayor ni en Obispo Valero.
Como nunca es tarde si la dicha es buena, del nuevo equipo municipal hay que valorar su empeño en revertir la situación de abandono en que se encuentra Cuenca. En este sentido, a estos contenedores hay que añadir, por ejemplo, la partida del POS que en breve se destinará a adecentar el barrio de La Paz o los más de 700.000 euros previstos para distintos desperfectos como baldosas y vallas rotas. Igualmente, es una buena noticia que se proyecte instalar una nueva zona de ocio infantil en la amplia explanada de la calle Antonio Maura recientemente vallada. Si se fijan bien, Cuenca carece de un parque de grandes dimensiones donde los niños puedan pasarse las horas entretenidos, porque el próximo de Santa Ana en realidad tiene más metros cuadrados (y bancos) que contenido para los niños y los columpios, además de deteriorados, se han quedado anticuados. Otra cosa es que merezca la pena gastarse dinero en un nuevo espacio de ocio cuando son tantas las zonas, como el mismo parque de Santa Ana, que habría que reformar. Y cuando luego será necesario un trabajo de mantenimiento que, como no se lleve a cabo, propiciará que haya que cambiarlo enseguida, como ocurrió en Carretería.
Bienvenidas sean, en fin, todas las inversiones, pero sin olvidar que la inversión que más necesita la ciudad es el cuidado de lo que tenemos y vamos construyendo. Solo así podrá Cuenca mejorar su imagen actual.
