Impulsar la región desde la realidad rural
La comparación del progreso como un tren al que una sociedad, un territorio, se sube o no, es útil en estos momentos para explicar cómo y por qué el Gobierno de Emiliano García-Page acaba de aprobar, definitivamente, la delimitación de las zonas de la región con necesidades específicas de desarrollo en las que se implementarán Inversiones Territoriales Integradas.
En demasiadas ocasiones, la historia de España nos ha dado ejemplo de cómo el progreso se ha centrado en alimentar de combustible fuertes locomotoras geográficas .Así, el crecimiento desmesurado de grandes núcleos urbanos e industriales fue relegando a inmensas zonas rurales a la despoblación.
Impulsar el desarrollo global de Castilla-La Mancha podía hacerse de igual manera, soltando lastre (cerrando escuelas y consultorios médicos en zonas rurales, eliminando la inversión en infraestructuras y servicios para los pequeños núcleos de población, atendiendo solo a los grandes núcleos de población e industria) o como se hace cuando los trenes de mercancías transportan una carga valiosa de principio a fin: ayudando con otra locomotora que en añade su empuje desde la parte trasera del tren.
Para el Gobierno de Castilla-La Mancha, toda la región es una carga valiosa, y no estamos dispuestos a mantener esa apolítica de soltar lastre, porque significa abandonar vidas, territorios y esperanzas. Y porque es un acto de ceguera, al no entender que el progreso de Castilla-La Mancha no va a llegar con basureros nucleares que llenen los bolsillos de algunos, sino de la recuperación del mundo rural mediante la incorporación de jóvenes , la explotación ordenada y sostenible de nuestros recursos monumentales y paisajísticos, y, en definitiva, de atender y entender a lo que de bueno hay en esta tierra, que es precisamente su profunda raíz agrícola, ganadera y artesana.
Por eso, con ayuda de la Unión Europea, y gracias a que nos hemos preocupado de conocer, entender y atraer los mecanismos que Europa pone a disposición de las regiones que quieran aprovecharlos, contaremos con cinco nuevas locomotoras que ayudarán al tren castellano-manchego a superar los baches y las pendientes sin soltar lastre ni agotar la máquina principal. Se trata de la delimitación de zonas geográficas especialmente afectadas por la despoblación y la falta de recursos donde poner en marcha los que se entiende por ITI (Inversiones Territoriales Integradas), y que nosotros denominamos zonas con necesidades específicas de desarrollo.
Zonas para las cuales queremos generar instrumentos que permitan la financiación de cualquier actividad empresarial localizada en las mismas y que permita la creación de empleo. Y en las cuales, además, se apueste por mantener y recuperar los servicios básicos, garantizando la educación, la sanidad y los servicios sociales. Esto es fundamental para que los ciudadanos puedan elegir quedarse en estas zonas o, incluso, plantearse volver.
La provincia de Cuenca en su conjunto, el área de Talavera de la Reina, el Campo de Montiel y Almadén, las sierras de Alcaraz y Segura, y casi toda la provincia de Guadalajara, van a ser contempladas por Europa como zonas donde las inversiones serán integradas para la recuperación global, y no solo proyecto a proyecto, como venía ocurriendo hasta ahora.
Ya dijimos que Castilla-La Mancha no podía dejar pasar las oportunidades que ofrece la Unión Europea sólo por dejadez, o por no querer buscar la manera de aportar los caudales precisos que permitan la llegada de inversiones más fuertes. Y por eso, queremos impulsar el progreso desde la realidad rural, para que todo el tren avance al unísono.
Lo más leido en "Opinión"