Es noticia en Cuenca: Balonmano CEOE CEPYME Cuenca Antonio Pérez Piragüismo Programa Actuamos en Patrimonio Fútbol Atletismo

De la cordillera de Atlas a la Sierra de Alcaraz

Muchas personas, a lo largo de este 2015, llevamos pensando, y mucho, poner en valor el trabajo de todos aquellos que han hecho, de ASPADEC, un referente de integración social y laboral en nuestra provincia. Es complicado, muy complicado, unir a todos los hombres y mujeres, muchos a lo largo de estos XXXV años de historia de nuestra Asociación, que con lo mejor de sí mismos, seguramente con errores, fallos o descuidos, todos somos humanos, han contribuido a construir un mundo de convivencia, de solidaridad, de integración y de derechos para las personas con discapacidad intelectual de la provincia de Cuenca y del conjunto de Castilla-La Mancha.

En este empeño, a lo largo de la pasada semana, y con la valiosa colaboración de muchos amigos, desde nuestra vieja ciudad de rosa y ceniza, hemos emprendido un viaje que bajo veinte capas de tiempo y polvo nos ha llevado desde Cuenca a la Cordillera del Atlas en Marruecos, y desde los pies de la vieja cordillera del atlas a las faldas de de la Sierra de Alcaraz en Albacete. Hemos intentado tender un puente entre dos personas, muy significadas en el nacimiento de la Asociación Aspadec, que junto a los socios fundadores, hace XXXV años, decidieron luchar por la autonomía, la autoestima, la independencia y el reconocimiento social de los jóvenes con discapacidad intelectual de la provincia de Cuenca. Formar parte de la sociedad, que por derecho les corresponde, integrarse en el mundo social y en el mundo laboral y romper con el aislamiento social al que estaban sometidos, fueron los principios fundacionales de la Asociación ASPADEC.

Como diría Juan Ramón Jiménez, "comenzaron tocando la flauta, a lo largo de la orilla, y la orilla era un reguero, y el agua se detenía; pero al compás de su música, dorando sus fantasías, forjaron allá donde el claro río, un manantial de esplendores, sobre el agua vespertina. Y así, poco a poco, comienza el recorrido y el trabajo, de muchas, muchísimas personas, que con su empeño y su ilusión fueron construyendo regueros de estrellas, una música imposible y romántica, miles de miradas serenas, y cientos de radiantes ojos que ya no lloran.

Poner en valor el trabajo y las aportaciones de todos aquellos y aquellas que han trabajado por la mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual en la provincia de Cuenca, se me antoja una labor imposible; por eso, estamos pidiendo, pido disculpas por ello, a algunas personas muy significadas, una vez más, que se sienten en torno a una mesa, a una mesa para valorar a los usuarios y usuarias de ASPADEC por sus capacidades, por sus actitudes, por su esfuerzo; una mesa donde pongamos en valor el trabajo como beneficio económico y como instrumento de autoestima y salud mental.

De la Cordillera de los Andes, a la sierra de Alcaraz, hemos hecho un recorrido, acompañados por buenos amigos que nos han ayudado, no solo a disponer la intendencia de un proyecto ilusionante para nosotros, sino sobre todo, a intentar compartir una mañana de mesa redonda con personas, que como Mati Molina y José Bono que han sido una parte vital del embrión de nuestra Asociación. Debo reconocer, que por circunstancias, ajenas a su voluntad, la cosa se pone complicada. No obstante, si en algo nos diferenciamos las personas con capacidades diferentes, del resto de mortales, es en que nunca cesamos en nuestro empeño. Por tanto, sirva estas líneas para agradecer, en ambos casos, su recibimiento y su amabilidad, y para seguir en nuestro reclamo, si fuera posible, de su asistencia.

En nuestro sistema de organización social, disponer de un empleo es un principio fundamental, tanto para la integración social del sujeto como para el desarrollo de la personalidad. El empleo constituye, por tanto, una importante vía de desarrollo personal y una incorporación plena a nuestra sociedad. En este sentido, el trabajo más que un fin en sí mismo es un medio para conseguir diferentes aspectos como son: una imagen más positiva y útil de uno mismo, el reconocimiento social, la estructuración del tiempo, la pertenencia a un grupo social, el aumento en la cantidad y calidad de interacciones sociales y la independencia económica. Todas estas afirmaciones no son ajenas al colectivo de personas con discapacidad intelectual, para quienes el trabajo es también un medio de realización personal. Ellos consideran el trabajo como algo muy importante y necesario para sus vidas, por tanto, el 30 de septiembre, dentro de nuestra V Semana de Puertas Abiertas y de la celebración de nuestro XXXV aniversario, sentaremos quien sea posible, alrededor de una mesa y hablaremos de que la experiencia está demostrando que las personas con discapacidad intelectual pueden mejorar significativamente su repertorio conductual siempre que reciban los apoyos necesarios y estén inmersos en un entorno enriquecedor, en el que deban poner en práctica las habilidades y capacidades que van adquiriendo. De hecho, se observan cambios significativos en los trabajadores con discapacidad intelectual, fruto del proceso de formación y maduración en el que participan.

Mejora significativa en el cuidado de la imagen exterior
Mejor autonomía personal
Mejora de la expresión oral
Percepción más realista de las posibilidades y limitaciones personales
Mayor habilidad para la resolución de los problemas de la vida cotidiana
Mejora significativa de las habilidades sociales
Mayor iniciativa para planificar actividades
En general, se observa un mayor grado de satisfacción personal y responsabilidad

El trabajo, para las personas con capacidades diferentes, no solo es una manera de ganar dinero, es un instrumento de perfección personal y la mejor manera de ser útil a la sociedad.