En campaña
Siempre se ha dicho que la nueva campaña electoral comienza el día después de las elecciones y no parece exagerado afirmarlo. El partido ganador empieza inmediatamente a difundir mensajes positivos sobre su victoria y sobre su intención de gobernar para todos mientras esboza las primeras alabanzas a su recién nacida gestión, mientras que las formaciones perdedoras casi nunca asumen su derrota y rápidamente esbozan la panoplia del armamento dialéctico que emplearán durante los años que les tocará ser oposición. Siempre se ha dicho también que, vistos los mensajes y diatribas que se vierten durante la noche electoral, nadie pierde nunca las elecciones… y tampoco parece exagerado afirmarlo.
Los avatares de una pandemia que nunca termina, la crisis de los precios y la guerra en Ucrania, entre otros muchos acontecimientos, enmascaran para muchos una realidad que empieza a tomar forma: la legislatura está terminando, sí. Lejos de eternizarse en el cargo como muchos quisieran, nuestros gobernantes electos se enfrentarán en breve a una nueva campaña electoral que, si nos atenemos a lo apuntado más arriba, está en marcha desde las pasadas elecciones, pero que se acentúa cuando se acercan las fechas de los comicios. Si durante estos casi tres años los periodistas hemos asistido a cientos de actos y ruedas de prensa con evidente signo electoralista, por parte de gobiernos y oposiciones, se abre ahora un periodo en que se intensifica la presencia de presidenciales, alcaldables y resto de aspirantes a cargos de diferente pelaje y se recrudecen los mensajes en una dirección, en otra o en todas direcciones. Se decía también que llegados a estos tiempos, los candidatos besan más niños chicos, inauguran más carreteras y desempolvan la careta de la eterna sonrisa……y ya sin mascarilla. Los fotoperiodistas enroscan siempre el gran angular porque más gente quiere salir en la foto y los sufridos plumillas nos preparamos a escuchar siempre los mismos mantras repetidos en lugares diferentes y por diferentes bocas. Se trata de una sempiterna serie de acontecimientos que se repiten hasta la saciedad en este tipo de democracias, que algunos han llegado a tachar de “dictaduras del número”.
En nuestra provincia ya hemos comenzado a visualizar la que se avecina. Al lado de la rotunda figura de Paco Núñez, que no detrás porque no se le vería, hemos visto ya evolucionar a otro Francisco, Pulido, que, según dimes y diretes de la caravana popular, parece postularse de nuevo a un cargo… ¿de alcalde quizá?. En las filas socialistas no suena otro que Darío Dolz para presentarse a la reelección. En el resto de formaciones ya irán asomando la cabeza los aspirantes a someterse a los grandes angulares que mencionábamos anteriormente, para la foto, sí, el ‘leit motiv’ de estos tiempos. Algunos grupos sin representación todavía han pasado del mero comunicado por correo electrónico a la convocatoria de ruedas de prensa con próceres de fuera en las que repetir los mantras a los que también hacíamos referencia más arriba. En algunas, ya se estarán tejiendo los paracaídas para los empadronados por la vía de urgencia… que todo el mundo tiene derecho a cambiar de aires, oiga usted. Como siempre en estas circunstancias, los periodistas daríamos un brazo por ver por un agujero el cómo y el por qué se elabora una lista electoral así y no de otra manera. Por qué esta cara y no la otra, a cuento de qué estos mensajes…
Lo que sí sabemos es que el engranaje de la maquinaria está engrasado y ya en pleno rodaje a un año de las elecciones ¿Quién da más?
