Ahora que paraba en Cuenca

Después de mucha insistencia consiguió Cuenca que el AVE pasara y- más importante - parara en Cuenca. Es cierto que el resultado no fue de sobresaliente: una estación a las afueras de la ciudad, mal comunicada por transporte urbano, un parking de pago al que decida ir con su coche y el característico olor de cualquier zona junto a un vertedero.

Salvando esos inconvenientes, al fin Cuenca tenía conexión por AVE aunque hay que recordar que hemos pasado por algunos momentos de escasos horarios, porque pasaba pero no paraba.

Abrir la infraestructura a otros operadores distintos de RENFE abría las puertas a más y mejores horarios y sobre todo precios. Sin ir más lejos, el mes pasado leíamos la noticia con los distintos horarios y precios de la nueva operadora, siendo un abanico de ambos tan competitivo que hasta se podía imaginar la opción de una Cuenca ciudad dormitorio de Madrid, ya que si las empresas no vienen a Cuenca (¿por qué será?), los de Cuenca tendrán que ir a las empresas.

Pero el refranero español que siempre trabaja ya nos avisaba: “Poco dura la alegría en la casa del pobre”. Ayer leíamos la noticia de que el Gobierno prepara una denuncia contra Ouigo por perjudicar con sus bajos precios a RENFE. Es decir, el Gobierno de lo público y asequible para todos los bolsillos, va denunciar a una empresa privada frente a Competencia (CNMC) porque da mejores servicios y a menor coste que una empresa pública. La teoría dice que cuando una empresa pública da un servicio de interés público, lo puede y debe dar aunque el mismo sea deficitario (cueste más de lo que gana con él), porque el objetivo de ese servicio es el mismo servicio, no ganar dinero.

Aún a vista de que se les ve el plumero, vamos a suponer que efectivamente es dumping. ¿Cuánto puede aguantar una empresa privada a perdidas severas? ¿y si, además el rival que tiene en frente es una empresa pública con acceso al dinero de la impresora? Parece difícil que pueda conseguir hacer dumping con las características de su competidor.

Lo que si queda patente es que el conquense o visitante, no tendrá acceso a un amplio abanico de horarios de tren de alta velocidad a un precio asequible, ni tampoco tendrá la oportunidad de viajar en tren convencional, aunque esto último es harina de otro costal.