Rafael Orozco: "No hay un gran vino sin un buen viñedo detrás"

Rafael Orozco, natural de Ledaña y vocal técnico de la DO Manchuela, ha recibido el reconocimiento al Mérito Enológico y Trayectoria Profesional por la Asociación de Enólogos de Castilla-La Mancha.
“Este premio es un orgullo y una satisfacción porque viene de mis compañeras y compañeros de Castilla-La Mancha. Me lo da mi propia gente y eso, me llena”. Son palabras de Rafael Orozco, enólogo natural de Ledaña, que a sus 57 años y tras más de 35 años de trabajo, veía como recientemente la Asociación de Enólogos de Castilla-La Mancha le otorgaba el reconocimiento honorífico al Mérito Enológico y Trayectoria Profesional.
Agradecido, explica que este galardón supone un incentivo al gran trabajo que toda una generación de enólogos, de la que forma parte, ha venido realizando en las últimas décadas, inmersos, incide, “en una auténtica revolución tecnológica que ha conseguido poner en valor el vino”. Un vino que, en su caso, es su vida, pues según cuenta, “soy hijo del campo, de viticultores”. Quizá por ello, siguiendo los pasos de su hermano mayor, decidió estudiar en la Escuela de Enología y Viticultura de Requena, de la que salió en 1979 como uno de los mejores de su promoción. Desde entonces no ha parado de trabajar, primero en La Almunia de Doña Godina (Zaragoza) en concentrados de manzana, posteriormente casi 3 años en Venezuela, donde recuerda, “hacía fermentar los mostos concentrados que nos llegaban de España, concretamente de Julián Soler, de Quintanar del Rey.
Con esos mostos hacíamos los vinos base para hacer champagne, el vermut y el blending, que daba un poco de dulzor y color al ron, en este caso el Ron Pampero”. A continuación, regresó a España y trabajó en la cooperativa “San Antonio Abad” de Villamalea durante 21 años, se marchó después a Requena y, en los últimos años, volvió a su tierra como asesor enológico de la Bodega Finca Sandoval en Ledaña, en las cooperativas Nuestra Señora de la Estrella, de El Herrumblar y San Antonio de Padua, en Villalpardo y también formando parte del ambicioso proyecto de la Bodega Iniesta en Fuentealbilla, propiedad del jugador manchego del F.C. Barcelona, Andrés Iniesta.?Además, es vocal técnico de la Denominación de Origen Manchuela, donde suma esfuerzos para promocionar los vinos.? ?????
¿Dónde está el secreto de un buen vino?
-No hay un gran vino si detrás no hay un gran viñedo y por eso la labor de los viticultores es fundamental. Los enólogos tenemos una parte muy importante de lo que es la génesis de un vino, pero hay una trilogía. Para hacer un gran vino se necesita un gran viñedo con unos buenos viticultores, unas buenas instalaciones y buenos enólogos. Con esos tres pilares se puede sacar al mercado un producto digno de las mejores marcas de España y de todo el mundo.
¿Cuál es el camino a seguir por las bodegas y cooperativas de Cuenca y de toda la región para lograrlo?
-Sin duda, el camino de la calidad de nuestros vinos, que es nuestro principal objetivo, pero debemos tener en cuenta que es difícil y sacrificado. Considero que tenemos que seguir apostando por los viñedos y por las nuevas tecnologías. Día a día contamos con mejores profesionales, gente que viene mejor preparada y aplica estas nuevas técnicas que, como yo digo, han hecho que desde la década de los 80 haya llegado esa ‘revolución enológica’. Se han aplicado técnicas de frío en la fermentación, ahora contamos con autovaciantes de acero inoxidable que son un material aséptico e idóneo para la elaboración, contamos con filtración tangencial, centrifugación, etc, que dejan los mostos más limpios y permiten elaborar vinos más afrutados, etc. En definitiva, contamos con una tecnología que ayuda y unos profesionales mejor preparados, por lo que tenemos que seguir esta trayectoria.
Pero, además de esto, ¿cuál es la asignatura pendiente para las bodegas?
-La promoción y la comercialización. Tenemos que potenciar éstas. No se trata solamente de hacer un buen producto porque si no lo vendemos, difícilmente podremos generar beneficios y repercutir en el viticultor pagándole mejor su uva.
¿Cómo se está haciendo? ¿Qué falta por hacer?
-Por ejemplo, en la DO Manchuela estamos intentando dar a conocer los vinos a través de catas, catas comentadas, maridajes, asistencia a ferias, etc. Creo que nunca se ha hablado tanto de vino en los medios como actualmente, pero tenemos que llegar al público y convencerles de su consumo ya que tenemos grandes vinos, que no tienen nada que envidiar a los de ningún otro país productor (Francia, Italia, etc...).
De hecho contrastan los datos de consumo en España y fuera...
-La realidad es que el consumo en España aumenta muy poco y eso que, en mi opinión, el vino es la bebida más sana y considerada alimento en Castilla La Mancha. Sin embargo, las exportaciones del vino español están creciendo, afortunadamente, nuestro vino se está consolidando como uno de los productos de calidad a nivel mundial y es el buque insignia que está tirando del sector vitícola español.
Por tanto, es necesaria más promoción en el extranjero...
-Sí, hay que continuar así, promocionándonos tanto en España como fuera y aquí considero que podrían ser beneficiosas acciones de promoción en común. Sería bueno unirnos y acudir todos juntos para comercializar, pero cada uno manteniendo su identidad y personalidad. El cencibel de la zona de El Provencio o Pedroñeras, no es el mismo que el de La Manchuela. Hay que ir juntos, apoyándose, pero cada uno defendiendo sus intereses y características que le diferencian. La grandeza de los vinos es que no se hacen como la Coca Cola con una fórmula mágica que no cambia. Aquí cada año intervienen muchos factores, si llueve, si no... cada año la cosecha es totalmente distinta, cada clima, cada suelo, cada variedad convierten a un vino en distinto. Por eso existen las zonas o D.O. como Rioja, Rueda, La Mancha, etc.
Y en cuanto al interior, ¿por dónde se puede empezar a actuar para fomentar el consumo?
-Considero también muy importante que la restauración apoye a los vinos de nuestra tierra. Muchas veces vas a restaurantes de Cuenca o de Castilla-La Mancha y tienes solo tres o cuatro vinos de nuestra región o provincia y luego tienes muchos Rueda, Rioja y Ribera del Duero. Estos últimos deben estar por ser más conocidos, pero también los de nuestra tierra, es fundamental. En eso, la restauración tiene que echar una mano al sector vitivinícola castellanomanchego, para que los conquenses sepan que cada vez tienen mejores vinos. Esto se puede comprobar en el Concurso ‘Vinos de Cuenca’ que, poco a poco, ha ido ganando en prestigio y en número de muestras presentadas. Ahora mismo, cuando un vino llega a la final de este concurso se puede decir que detrás hay un gran trabajo porque ha pasado por un comité de cata muy experto. Luego, este concurso dice lo que está sucediendo con los vinos de la provincia de Cuenca, “que cada vez son mejores y con una mayor calidad y prestigio”.