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"Los niños tienen que ser capaces de cuestionar, de pensar por sí mismos”

La conocida cuentacuentos habla de su trayectoria profesional y de sus proyectos de futuro entre los que destaca la publicación de un nuevo libro titulado ‘Literatura y mujeres, o cómo apagar una luciérnaga’
Fotos: Saúl García
11/09/2022 - Sergio Cortés

Valenciana de nacimiento, Paula Carbonell llegó a Cuenca por amor, donde se estableció definitivamente en 1995. Creció en una familia de grandes lectores que le enseñó el valor de los cuentos desde su más tierna infancia. Ser la hermana pequeña le privó de heredar la mayoría de los libros, aunque no le impidió adquirir esa pasión por la literatura que definiría su trayectoria profesional.

Paula Carbonell (Valencia, 1970) es, ante todo, una apasionada de las buenas historias. Descubrió la narración gracias a un curso de verano de la Universidad de Castilla-La Mancha, donde escuchó a Ana García Castellano contando para público adulto, y allí decidió que ese sería su camino en la vida.

Empezó la carrera de Filología Románica, aunque en el quinto año decidió hacer un curso puente para licenciarse en Humanidades. Tiempo después se graduó en el Máster de Promoción de la Lectura y Literatura Infantil, al que añadió el Máster en Igualdad de Género, ambos en la UCLM. Aprendió, asimismo, disciplinas como el teatro o los títeres, que complementan habitualmente sus actuaciones. “Me gusta formarme y seguir aprendiendo, pero siempre sin dejar de escuchar” , indica.

Comenzó a contar historias en 1997, en la Biblioteca Pública Fermín Caballero, y desde entonces no ha podido parar. Narrar ha sido su pasión y su forma de ver la vida durante los últimos 25 años, pero no es su única ocupación literaria. La escritura también es una parte fundamental de su personalidad, y se define como una mezcla de ambas facetas. Y, de hecho, en 2006 publicó su primer cuento, ‘El viaje de las mariposas’, que se editó en ocho idiomas. Desde entonces ha publicado otros 11 libros infantiles que le han permitido establecerse como cuentacuentos.

En sus narraciones trata de abarcar a todas las edades, desde los más pequeños hasta sus abuelos. “Los cuentacuentos tienen una parte infantil y otra familiar, tienes que contar para el público que viene. Si no consigues atrapar a todo el mundo, te has equivocado de profesión”.

Aunque reconoce el valor didáctico de los cuentos, le interesa más la parte artística y creativa. Cree que la literatura debe mostrar la realidad, pero prefiere dejar las conclusiones para el público.

De la misma manera, procura dotar a sus historias de un conflicto, una adversidad que despierte el interés y el espíritu crítico por igual, pues interpreta el cuento como un proceso de aprendizaje. “Últimamente se tiende a una literatura didáctica que educa en la docilidad, y hay que tener mucho cuidado con eso. Los niños tienen que ser capaces de cuestionar, de pensar por sí mismos.”, explica.

Si bien los cuentos infantiles suponen la mayor parte de su trayectoria profesional, Paula procura reservar un hueco para el público adulto. Como ella misma dice, “ser autónoma y artista requiere dedicación y horas extra”.

Su labor como narradora la complementa trabajando en la formación de profesorado y personal bibliotecario, además de talleres sobre promoción de la lectura o lenguaje inclusivo. Su afición por el teatro y la poesía también tienen un espacio en sus obras para adultos.

Su último trabajo, ‘Inesperadas’, es una antología poética que recoge versos de diversas mujeres hispanas y latinoamericanas. A partir de esta recopilación, ha montado el espectáculo teatral ‘Inesperadamente’, con el que pretende poner voz a la lírica de mujeres como    Lucía Sánchez Saornil.

Su creatividad bebe de cada fuente literaria que ha tenido a su alcance. Desde series que marcaron su niñez, como Pippi Långstrump o Vickie el Vikingo, hasta referentes de la literatura universal como El Decamerón o El Quijote, cuyos fragmentos adapta a tiempos modernos para incluirlos entre sus   narraciones.

La sensibilidad para la poesía y su capacidad teatral le aportan un registro distinto, pero muy relacionado con su vocación narrativa. “No es lo mismo un texto escrito que contado. Como narradora, debo adecuar las palabras a un formato para público, siempre con una parte de titiritera.” Para Paula, un libro bien editado, con una encuadernación y unas ilustraciones cuidadas, añaden un valor extra a la experiencia lectora que no puede compararse con ninguna otra cosa.

En cuanto a sus proyectos futuros, ahora está escribiendo un ensayo titulado ‘Literatura y mujeres, o cómo apagar una luciérnaga’. Tal y como cuenta, esta es el resultado de años de lecturas y estudio que confluyen en una misma obra. A pesar de que todavía quedan algunos flecos por pulir, espera terminar pronto. “Yo trato de escribir lo que a mi me hubiese gustado leer”.