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María Esther de la Cruz: "Intento ofrecer algo que sea diferente, no repetir, no saturar"

María Esther de la Cruz: "Intento ofrecer algo que sea diferente, no repetir, no saturar"
07/12/2015 - S.B.

Emprendedora conquense, ofrece en Atelier regalos y complementos que distinguen al hombre

Unos buenos zapatos, tirantes, pajaritas, corbatas, un buen cinturón en piel o unos gemelos originales que distingan a un hombre. Son las recomendaciones que hace María Esther de la Cruz San Julián que, desde hace tres meses regenta Atelier en pleno corazón de la capital, en la Plaza de la Constitución, 3. Es la apuesta en tiempos de crisis para esta conquense de 39 años, madre de un hijo, que ha tenido que reciclarse tras media vida trabajando en el sector de la construcción. Atelier, su “pequeño taller”, confiesa, pretende dar a Cuenca algo de lo que carece. “En mi opinión falta clase, se ha ido perdiendo gran parte del buen comercio que había aquí por jubilaciones, por la crisis... el caso es que se han ido cerrando negocios y faltan cosas diferentes con un precio más o menos asequible. Voy a intentar ofrecer a los conquenses algo de lo que carece esta ciudad”, afirma.


Y su intención es hacerlo dejando un sello diferencial de excelencia. “En Atelier tengo muchas sugerencias para pequeños regalos y complementos en principio de caballero y algo de señora. Con el tiempo espero ampliar y tener algo de ropa exclusiva”, cuenta, al tiempo que añade que “intento ofrecer algo que sea diferente, no repetir, no saturar, por eso en la tienda no hay cosas repetidas, no se te echa encima, no es un supermercado”, dice.   En definitiva, afirma “ofrezco variedad y excelencia y para ello he decidido decantarme por el zapato de caballero Lottusse que es para mí de lo mejor que hay en el mercado y tiene la clase de siempre”. “Zapatos, corbatas, gemelos... Un regalo puede ser desde un zapato a un jarrón y me gustaría que todos los que pasaran por aquí tuvieran un abanico para elegir”, añade.


De momento, reconoce estar contenta con la acogida de los conquenses a su negocio y, aunque no oculta que “Cuenca es ahora mismo una ciudad triste”, sí espera que, poco a poco, se vaya reactivando. Ella trata de aportar su granito de arena y está esperanzada con la campaña de navidad. “En noviembre ya he notado mejoría, diciembre espero que sea mucho mejor y, enero, hasta la mitad al menos también. Y luego que desde marzo con la temporada de comuniones y bodas el comercio se moverá más, aunque Cuenca ahora no está bien”, sostiene.


Dificultades que, en su opinión, hay que afrontar con valentía. “Yo soy autónoma y a mi edad Cuenca me ofrece esto y no puedo salir de aquí. No pienso como muchos y creo que hay que mover Cuenca, hacer cosas diferentes”, confiesa.


Es otra alternativa para intentar que los conquenses compren más en su ciudad. Todo, desde una apuesta por el producto nacional. 


“Ahora mismo tenemos en Cuenca alguna franquicia y comerciantes orientales y no a todo el mundo le gusta. Por eso creo que hay que volver a mover el producto nacional y que si se pueden dar puestos de trabajo, que se den desde España con empresas españolas”, termina demandando.