Jonathan Valladolid convierte su afición a los cíclidos en un negocio rentable
Natural de Santa María del Campo Rus fundó con su mujer Estefanía la franquicia Ciclipez en proceso de expansión
De guión de ficción lo habría calificado, si alguien le hubiera vaticinado el éxito que iba a encontrar gracias a su gran afición: los cíclidos, peces con un amplio rango de especies tropicales entre las que elegir. La pasión de niño de Jonathan Valladolid Romero, (Santa María del Campo Rus) por “unos peces caros y díficiles de encontrar” le llevó, junto a su mujer Estefanía (Casas de Benítez), a emprender el proyecto de su vida. Con los 2.000 euros que acababa de conseguir como comercial en telefonía móvil creó la tienda online de cíclidos, Ciclipez que ubicó en el espacio limitado de 14 m2 -los que se pudo permitir-, en un pueblo de Valencia y, “arrancamos”.
A la vuelta de dos años se encontraron con una tienda de cíclidos especializada en la importación y exportación de peces de agua dulce y salada en Xirivella (Valencia) de 140 m2 y la marca Ciclipez convertida en franquicia con la que ya ha abierto tiendas en Valencia y otra recién inaugurada en Gandía. Sorprendido por el éxito que nunca sospechó comenta haber recibido más de 260 solicitudes de la franquicia que le piden de los puntos más inusitados. Como sigue soñando despierto, se atreve a expresar en voz alta “lo ideal sería abrir una franquicia por provincia”. Por descontado: “lo que mayor ilusión me haría, poder abrir en Cuenca”, asegura el gerente de Ciclipez que también se ha convertido en distribuidor en Canarías, Perú y aspira a ampliar, desbordados por la demanda, y conseguir unas instalaciones adecuadas atendidas por una plantilla que podría estar entre 7 o 9 empleados.
Acuarios, peces, variedad de animales, aves, roedores reptiles y terrarios, la lista que ofrecen y distribuyen las franquicias de Ciclipez es larga pero también están en condiciones de ofrecer complementos y servicios como peluquería canina, además de contar con el asesoramiento de biólogo-veterinario como el que les ha ayudado en el proyecto con el que Ciclipez patrocina el acuario de cíclidos instalado en el Museo de la Ciencia de San Sebastián. Desconoce dónde está la clave, podría deberse a la globalización que impone Internet, al hecho de haber encontrado un nicho de negocio con gran demanda en el que nadie había reparado, el boca a boca de entre los aficionados que encuentran lo que buscan con Ciclipez podría haber ayudado pero el esfuerzo de tantos días trabajando hasta altas horas seguro tiene algo que ver. Mientras busca una respuesta, un portal internacional le sitúa en el puesto 14 del top25 que elabora, y permite al gerente de Ciclipez participar como jurado en la Feria Internacional que se celebrará en marzo.
A pesar del éxito internacional vía online conseguido, este joven de 28 años no olvida sus orígenes y en Santa María tiene el criadero de roedores y aves del que se ocupa su padre hasta donde viaja cuando necesita reponer existencias mientras su mujer se ocupa de la tienda de Xirivella.
