“El desorden y lo inesperado es lo que más me gusta fotografiar”

Difícil plasmar con una sola imagen la esencia de la Feria y Fiestas de San Julián. Por eso, el fotógrafo Álex Simón Rodríguez (Cuenca, 1983) recurrió a un collage con varias instantáneas, que recogen algunos de los iconos de esta celebración, para conformar el cartel de este año. “Es todo un orgullo que me hayan elegido”, celebra, todavía más porque los festejos son más especiales en esta edición porque regresa la intensidad que tenían antes de la pandemia.    

¿Cómo surgió la idea del cartel?

Cuando me lo dijeron, estaba en Pamplona, en el Chupinazo. Fue una sorpresa. En quince días estaba hecho. Como otros años se ha organizado concurso para los carteles, yo ya tenía algo preparado. Me basé en esa idea, con fotos que yo tenía de las ferias de otros años, e hice el collage. Aparecen todos los eventos que se organizan en las fiestas. Y a través de un programa, les di a las fotografías aspecto de dibujo.

¿Cuál es su momento favorito?

He estado viviendo fuera de Cuenca muchos años y solo venía el fin de semana. De pequeño, me gustaba mucho el desfile. Iba con mi abuelo Emilio. Y nos llevaban también al Chupagrifos [guiñol] al parque de San Julián. Las atracciones también me gustaban. Por eso aparece la barca vikinga en el cartel. Hice otra versión con una noria pero no me decía mucho a mí. Y al Concurso Hípico también he ido muchísimos años. En el cartel hay un poco de todo lo que era para mí la Feria.

¿Hay alguna foto que le gustaría hacer de la Feria?

No hay ninguna foto que tenga pensada o que me hiciera ilusión hacer. Describir la Feria en un cartel con una sola foto era algo muy difícil. Siempre he fotografiado los eventos deportivos y la Feria Taurina.

Un deseo para estas fiestas.

Que todos los conquenses lo pasemos de maravilla, disfrutemos de unas fiestas estupendas y que el tiempo respete. Y que cada uno vaya a lo que quiera. A los toros, a los conciertos, a La Hípica...

Es experto en plasmar los Sanfermines en imágenes. Este año, ha sumado un nuevo galardón: el XII Concurso Internacional de Fotografía de esta festividad ha reconocido una instantánea suya en el tramo de la calle Mercaderes como la mejor de la última década. ¿Qué le suponen estos premios?

Es un reconocimiento al esfuerzo. Este año he estado cuatro días pero otras veces voy ocho o nueve y es una carrera de fondo. Estás todo el día en la calle. Te tienes que acostar tarde si quieres sacar fuegos artificiales o ambiente por la noche. Y a las cinco de la mañana ya tienes que estar puesto en un poste, por lo que te tienes que levantar a las cuatro. Y eso muchos días seguidos. Durmiendo pocas horas y comiendo mal porque acabas recurriendo a un bocadillo muchas veces porque hay muchísima gente y cuesta entrar a un restaurante. Así que es un orgullo que al final te den un premio y se vea recompensado ese trabajo.

¿Qué le supone tomar fotos de Sanfermines?

Preparar los Sanfermines es darle vueltas todo el año a lo que quieres hacer. Trabajo con tres cámaras en los encierros. Una que disparo y dos remotas. Tienes que darle a la cabeza para ver dónde colocas esas dos para que cuando pulse la cámara que tengo en la mano, se disparen a la vez las otras. Hay que colocarlas en sitios donde no pueda haber un fotógrafo para que sea un punto de vista diferente, que llame la atención. El trabajo no es solo de esos días; es de todo el año pensando. Si al final te sale una buena foto, tan contento aunque hay veces que no valen. O te falla el remoto y no sale nada.Cuando sale algo interesante, te da mucha alegría.

¿Y las fotografías de Semana Santa?

Las disfruto muchísimo. Intento buscar lo diferente. Las típicas fotos de la imagen por Alfonso VIII ya las hice hace mucho cuando empecé con la fotografía pero eso ya no me llama. Siempre estoy buscando miradas de gente, cosas raras, reflejos en cualquier sitio… Tengo obsesión con los reflejos. Cuando hago bodas, también voy buscando algún reflejo en un cristal, en un espejo de un coche, en un charco… Durante el recorrido de la procesión, hago alguna cosa pero me gustan más las salidas, cuando acaban, en el descanso. El desorden de esos momentos, lo inesperado, es lo que más me gusta.

¿Cómo empezó con las fotos?

En 2004 me compré una cámara digital chiquitita. Empecé a hacer fotos, me enganchó muchísimo y poco a poco... No he hecho ningún curso, soy autodidacta, lo que no quiere decir que no haya estudiado porque le he dedicado muchísimas horas. Y fui evolucionando con los equipos, comprando cámaras. Al final me dedico profesionalmente a ello aunque soy ingeniero técnico de Minas y también hago voladuras de explosivos en las canteras. Como digo, es para compensar el karma: un trabajo constructivo y otro destructivo [Risas]. Me gustan los dos a partes iguales.

¿Cómo definiría su fotografía?

Siempre intento diferenciarme de lo habitual. Lo que está muy visto, a mí no me gusta. Huyo de eso.

¿Cuál es el secreto para hacer una buena foto?

Yo me encuentro las fotos; no hago nada para buscarlas. Aunque voy por la calle e igual me fijo en cosas a las que los demás no prestan atención.