"Con un instrumento se puede tocar de todo. Está en la creatividad del músico”

En las calles de Iniesta todavía retumba el sonido medieval que desde hace siglos acompaña las ceremonías y rituales de toda la comarca. A pesar de que el paso del tiempo se ha llevado consigo a gran parte de sus músicos, Javier Cuéllar, el Pitero de Iniesta, lleva 35 años encargándose de mantener viva la llama de la música tradicional.
“La idea era recuperar instrumentos tradicionales en mi tierra”, dice Cúellar, quién con 20 años ya aprendió a tocar la guitarra, el laúd o la bandurria de forma autodidacta. Previamente solo había empleado el clarinete en la banda de Villanueva de la Jara. “Mi hermana me enseñó lo básico de la guitarra y yo por mi cuenta me lo trabajé. Luego viviendo en Madrid compré un Laúd y una Bandurria por 1.500 pesetas y aprendí por mi cuenta”.
Sobre esta base musical, comenzó a florecer una afición que le ha llevado a coleccionar más de 160 instrumentos tradicionales. “Rabel, cítara, salterio, flauta de tres agujeros... En esta colección están bien representadas las cuatro familias organológicas”. Piezas que datan del siglo XIII muchas de ellas como el abogue o la dulzaina -también llamada pita- que aparecen “reflejados en las Cantigas de Alfonso X El Sabio”. Un repertorio de instrumentos musicales que se han visto abocados a la desaparición. “Aquí en nuestra región se han perdido o están en proceso de desaparecer”.
CONCIERTOS DIDÁCTICOS
Con el objetivo de mantener y difundir la música tradicional, Cuéllar pone a disposición de pequeños y mayores sus conocimientos sobre estos instrumentos. “Realizamos conciertos didácticos en colegios y para adultos. No saben nada de los instrumentos que les llevo. Cuando los descubren, les encantan”, defiende el Pitero, añadiendo que la clave está en “contextualizar el instrumento, contar historias sobre él adaptadas a un lenguaje infantil y mostrarles como se toca”.
A estos conciertos asiste con una muestra de 100 instrumentos, aunque por tiempo no puede emplearlos todos y “siempre se quedan con ganas de más”.
La base de su trabajo es “la música y el cancionero tradicional”, debido a que canta “los temas infantiles que me han cantado los mayores de la zona”. De esta manera, recupera los valores que difundían los antiguos danzantes y despierta inquietudes entre los futuros amantes de la música, a la vez que mantiene vivos los paloteos de Iniesta. “Son unas danzas rituales que son cinco danzas de palos, dos de castañuelas y una que es el entrenzaó”. Danzas tradicionales que requieren del uso de la pita y, la falta de especializados en este instrumento, le ha llevado a tocar en otros pueblos de la región. “La pita es el instrumento de la calle, pero ahora se está perdiendo”.
MEDIEVO DEL SIGLO XXI
Además de sus conciertos didácticos, Javier forma parte del dúo Cuéllar y Tejada, la Cuadrilla de los Dos, donde utilizan la dulzaida acercándola a sonidos más actuales. “Con cualquier instrumento musical se puede tocar de todo. Está en la actitud y creatividad del músico”. En este sentido, Cuéllar se muestra con la mente abierta a nuevas ideas musicales y a “saltar la valla para probar nuevas cosas”.
Un comienzo de forma casual que germinó en una colección ambiciosa y un afán continuo de aprendimiento, lo que también ha llevado a este vecino de la Manchuela a escribir 17 libros sobre tradiciones, costumbres e historia local de Iniesta y comarca.