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"El collage es como un juego, una búsqueda de imágenes que se convierten en una obra"

El artista reinterpreta la capital y la provincia con una veintena de obras que se pueden visitar hasta el 19 de julio en la galería Trazos
"El collage es como un juego, una búsqueda de imágenes que se convierten en una obra"
Foto: Lola Pineda
13/07/2025 - Rubén M. Checa

La ciudad de Cuenca con sus Casas Colgadas, la torre de Mangana o las casas de colores de la calle Alfonso VIII. La Serranía conquense con el Tormo de la Ciudad Encantada. Esta es la materia prima que ha usado Marcos Valencia para su nueva exposición. Bajo el título ‘Cuenca encantadora’, la muestra, que se puede visitar hasta el 19 de julio en la galería Trazos, reúne una veintena de collages inspirados en distintos enclaves de la capital, creados a partir de recortes de revistas, carteles turísticos, papeles de regalo y otros materiales impresos. 

Nacido en Cuenca en 1981 y formado en Bellas Artes en la facultad conquense, Valencia ha ido forjando su lenguaje artístico a lo largo de los años combinando diferentes técnicas hasta dar con el collage, la disciplina que más le define en la actualidad. “Siempre he sido muy creativo desde niño, hacía cosas con papeles, con lo que tuviera a mano y, de hecho, con mi abuela Juliana ya hice muchísimas manualidades y fue quien me despertó la parte creativa”, recuerda el artista con una sonrisa en el rostro. 

En el colegio y el instituto iba ganando premios en concursos artísticos, se fue relacionando con gente que tenía sus mismos gustos, y decidió licenciarse en Bellas Artes. Aunque empezó pintando y explorando la escultura o el video durante su etapa universitaria, el collage fue ganando terreno de una forma casi natural. “Hoy en día se ha convertido en mi técnica principal, la que me acompaña, con la que más disfruto”. 

Y es que, detalla el artista que para él “es como un juego, una búsqueda constante de imágenes que al final se convierten en una obra”, explica. Este proceso no es ni lineal ni predecible. Bien es cierto que Valencia trabaja con una idea inicial, pero muchas veces el propio material lo lleva por caminos imprevistos. “Puedes tener algo en la cabeza, pero puedes encontrarte con un recorte que lo cambia todo. Es lo divertido”, sostiene Valencia, dado que hay ocasiones en la que el cuadro se forma solo a medida que se encuentra cosas interesantes. 

En ‘Cuenca encantadora’ Marcos Valencia rinde homenaje a la ciudad que le vio nacer y crecer. Algunos de los collages ya habían sido mostados en otras exposiciones, como el gran mural de las fachadas del Casco Antiguo o una pieza dedicada a la alfarería, pero la mayoría han sido creadas los últimos meses. 

“Esta muestra recoge años de recopilación de material. Algunas imágenes me las han dado amigos, familiares, en la oficina de turismo para luego hacer cada uno de los recortes a mano”, detalla. La torre de Mangana, las Casas Colgadas, la Semana Santa, la Catedral o un homenaje a Antonio Pérez son parte de la muestra.  

Aunque Marcos Valencia no vive en la actualidad del arte, eso no le impide tomárselo en serio. “Trabajo en una empresa en la que estoy muy a gusto y, en mis ratos libres, el arte lo hago en casa, a mi ritmo. No tener que vivir de ello me permite crear sin presión, sin pensar en vender o en si va a gustar. Lo hago porque disfruto”, subraya.

Y sin embargo, su obra ha traspasado fronteras. Ha expuesto en ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Castellón, Albacete y también en Portugal, donde estudió durante un tiempo. “Es bonito compartir lo que haces, que la gente lo vea y se emocione y, aunque lo haría igualmente, ese cariño del público también llena”.

Después de ‘Cuenca encantadora’, Marcos ya tiene la vista puesta en el futuro: una exposición en Talavera de la Reina, otra participación en un certamen en Valencia y un proyecto aún por desvelar en la capital para el año que viene. “Será algo muy bonito, le voy a poner mucho cariño”, adelanta.

Con pasión tranquila y sin artificios, Marcos Valencia sigue componiendo su universo personal desde los fragmentos de lo cotidiano. En sus collages, Cuenca se redescubre, se multiplica y se transforma. Y eso, quizá, es lo más encantador de todo.