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“La Catedral de Cuenca es un espacio para que el ser humano pueda entrar en éxtasis”

El músico Julio Sanz Vázquez presenta '¿Qué es Música? Del Sonido de las Esferas a la Música Cuántica', un trabajo en el que convergen miradas desde el arte y la ciencia
“La Catedral de Cuenca es un espacio para que el ser humano pueda entrar en éxtasis”
Foto: Diana Ruiz Mendoza
07/01/2020 - Jose An. Montero/Inés Villodre

Desde el principio del universo existen bellas fábulas que hablaban de que la música está en el mismo origen del universo. Algunas teorías hablan de que el universo es música cuántica y, qué es precisamente la música, el hilo que une nuestro cerebro con el diapasón universal. El artista y músico Julio Sanz Vázquez (Cuenca,1965) lleva toda la vida explorando y experimentando con la música. Grabando, interpretando e interactuando. Recogiendo definiciones puras e intuitivas, pero también complejas y científicas. Reconocido autor dentro del ámbito de la música electroacústica, ha acuñado el término “CuMusic” para definir la música actual basada en los postulados de la Física Teórica Cuántica dentro del marco de la Teoría de Cuerdas.

P.-¿Existe una respuesta a la pregunta sobre qué es la música?

Hay muchas respuestas. Lo más importante es que cada uno tiene la suya. Esa pregunta se la ofrecí a una serie de colaboradores, cada uno de ellos nos ha dado una microcomposición, un ejemplo musical, un ruido o un sonido que simboliza su definición de música. El resultado no es una obra literaria, tampoco exactamente científica. Es sobre todo un repaso por mi experiencia con la música, como ser humano, como músico y como ciudadano.

En la obra voy desde la prehistoria, hasta la actualidad, pasando por Aristóteles, Kepler, Mozart, Beethoven o Stockhausen, al que tuve la oportunidad de conocer. En esta obra me pregunto de qué está hecha la música y la analizo como un científico. Trato de abrir la materia e investigar. La música son vibraciones que se mueven por el espacio y en el tiempo a una velocidad determinada. Si son 440 veces por segundo sonará un “lá”, si lo acortas o lo alargas variará la nota. La música, científicamente, sólo son vibraciones editadas y puestas unas al lado de las otras.

P.-En un momento determinado la música clásica se separa del público...

Ponemos tal cantidad de prejuicios y filtros que nos impiden acceder a ellas, en gran medida por la gran contaminación de la enseñanza. Su estructura es perjudicial para la salud y complica mucho la evolución natural de los hechos. La educación nos condiciona. Nacemos libres, con ganas de conocer y de hacer cosas nuevas. El noventa por ciento de la educación se basa en decir cómo hacer las cosas para luego venderlo, recortándonos la libertad de pensamiento.

¿Qué sonido tiene nuestro mundo?

Mira, voy a tirar de archivo. Una buena definición de música y de sonido es, por ejemplo, la que nos hace César Sánchez. Para él, la música es el sonido, la sensación que se tiene cuando uno ve un relámpago, que sabe que va a sonar algo. Que sabes que va a estallar. Ni es la luz, ni es el sonido. Es la sensación.

P.-¿Cuenca ha dejado de ser un referente en la música contemporánea de vanguardia y de investigación?

Voy a hacerme enemigos. Ocurre igual que con un mal catedrático que acabe viviendo de un libro que publicó hace 30 años y que es el que obliga a comprar y a estudiar a sus alumnos. A la sociedad de Cuenca le ha pasado un poco como al Museo de Arte Abstracto y la Semana de Música Religiosa. Tienen una fórmula y un formato que funciona. Así que lo dejamos ahí. Nos quedamos con la etiqueta de modernos por El Paso, pero lo que pasó, ya pasó. Tenemos que volver a abrir las puertas a los jóvenes, a la creatividad, a la vanguardia.

P.-¿Una ciudad que apuesta por el arte contemporáneo es la que apoya los espacios para crear más que por museos?

También hay que crear un contexto social. Hay mucha cutrería. Nos falta mirar para arriba, tenemos que transcender un poco. Eso por no hablar de las envidias, en esta ciudad ha habido auténticos psicópatas organizacionales. Se crea tal mejunje de castillos de poder que cuando cruzas Tarancón, dices madre mía y yo peleándome con ese...

La mayoría de las veces basta con que los gobernantes dejaran hacer, con que no pusieran palos a las ruedas a cada chaval, a cada joven, a cada idea creativa, y no intentar apropiársela y darle su nombre. Si no es así, es que ni te saludan, no te tomas un café con nadie. Las ideas son de quien son y lo que tenemos que hacer es valorarlas, y si quiero la compro, o la admiro, y si no, simplemente la dejo.

“La Catedral de Cuenca es un espacio para que el ser humano pueda entrar en éxtasis”

P.-En un capítulo de tu obra, hablas de que los templos son como instrumentos acústicos.

Llevo muchos años escuchando los espacios de Nôtre Dame o la catedral de Cuenca. Escuchándolas es como si las hubiese construido un luthier, un auténtico luthier. He encontrado afinidades con un instrumento musical. En el libro hay datos que todavía no han salido a la luz como la nota en la que está afinada la Catedral de Cuenca, por ejemplo. Es curioso que cuando un cantante tiene que cantar en ella modula su voz a una tonalidad a ella y dependiendo de cada lugar de ella, la voz sube o baja medio tono. Eso no es casual. Tampoco es casual que las obras compuestas para la catedral de Cuenca estén todas escritas en la misma tonalidad, tal como confirman las investigaciones de Carlos A. Guerra, su organista.

P.-¿Un instrumento con afinación propia?

Desde hace años investigo en qué tonalidad está afinada Nôtre Dame por ejemplo. Cómo componían los músicos para cada espacio y cómo cada uno de ellos tiene su propia afinación. Las Catedrales góticas tienen una estructura matemática que se corresponde a la escala armónica de una fundamental. Con las proporciones de una fundamental. Y esa fundamental es la misma en todos los templos que he visitado. No son construcciones hechas de forma intuitiva, sino que corresponden a una vibración.

P.-Las catedrales siempre han sido lugares en los que la música ha jugado un importante papel...

Las catedrales son auténticos espacios puestos en resonancia para que el ser humano o el conocimiento pueda entrar en éxtasis. Los monjes de la Abadía de Silos, por ejemplo, cuando cantan gregoriano están invocando, es lo mismo que hacían los chamanes con el tambor. Si unimos esa teoría con la teoría de cuerdas y a los agujeros negros, podríamos hablar de que trascender es encontrar ese agujero de gusano que te permite viajar a vayase usted a saber dónde, o al interior de uno mismo.

La Catedral de Cuenca podría un sitio específico donde si se dan las condiciones adecuadas de resonancia y puesta a punto del emisor, la persona puede entrar en esa especie de agujero de gusano al que la historia le ha dado el nombre de éxtasis. de hecho se da, pero no lo identificamos, porque a la Catedral de Cuenca se le han hecho una serie de arreglos que han actuado como sordinas del instrumento. Cada elemento cambia la sonoridad y algunas capillas o el coro se pusieron en su día de una manera muy poco respetuosa con el origen constructivo de la catedral.

P.-La manera de acceder a “¿Qué es Música?” también es particular

Métanse en la página www.queesmusica.com y además de poder acceder a este libro poniéndole el precio que usted crea que tiene este trabajo cultural y científico que hemos hecho. Es una obra que ayuda a entender qué es la música, con más de 50 colaboradores de artistas o investigadores de primera línea del panorama nacional o internacional que se aproximan a ella.