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"Cada uno es libre de vestir como quiera"

Isabel y Raquel García lanzan Sizzle Vintage, una marca de ropa para dar una segunda vida a prendas recicladas al tiempo que ayudan a reducir residuos textiles
"Cada uno es libre de vestir como quiera"
Foto: Saúl García
11/10/2020 - Paula Montero

Si a Isabel y Raquel García les preguntaran si prefieren renovarse o morir elegirían la primera opción sin dudarlo porque aman y persiguen la idea de dar una segunda vida a todo lo que les rodea, en especial a las prendas olvidadas en el armario, esas que ya no sabes con qué ponerte o que sencillamente ya no te gustan.

Estas dos hermanas conquenses que trabajan bajo los nombres artísticos de Isabel Akkin y Rosh.psd de 28 y 23 años respectivamente, han decidido abrir Sizzle Vintage, su propio negocio de moda circular y de segunda mano gracias al que estas jóvenes emprendedoras reciclan prendas de todas las tallas, modas, estilos y patronajes con el fin de reducir el impacto, la contaminación y la producción de residuos textiles en Cuenca.

Se trata de una idea madurada desde hace más de dos años y que este jueves ha cumplido un mes de vida, un corto periodo de tiempo durante el que han creado una pequeña comunidad de más de 200 seguidores en Instagram, su principal canal de venta y contacto con el público.

Por ello, apuestan firmemente por las redes sociales, son activas en ellas y mantienen un constante feedback con su comunidad, es decir, se retroalimentan gracias a sus fieles clientes. “Queremos que nos conozcan, no solo en Cuenca sino ampliar nuestro círculo más allá, que nos escriban por redes sociales y pregunten lo que quieran, estamos a disposición de todo aquel al que le guste nuestra marca”.

Además, su canal de ventas, a pesar del coronavirus, también se desarolla de forma presencial en su local, eso sí, hay que asistir con cita previa para evitar aglomeraciones y con todo, poder ofrecer un trato personalizado a cada cliente o clienta, indistintamente Un lema que llevan por bandera porque la ropa de Sizzle es ‘for all’ (para todos). “Una prenda no es quien para decirte si por estar pensada para chico o chica debes o no ponértela, cada uno es libre de vestir como quiera”, destacan.

Otro de sus puntos fuertes es que son la única tienda física de ropa de segunda mano vintage en la capital conquense y se han convertido en un reclamo para artistas y grupo musicales como los integrantes de Fizzy Soup, quienes alquilan su vestuario para conciertos y espectáculos a estas dos diseñadoras.

BUSCAR Y SELECCIONAR LA ROPA

Raquel e Isabel García invierten la mayor parte de su tiempo en explorar y tantear la materia prima con la que trabajarán después, es decir, buscan personas que quieran deshacerse de su ropa, o ellas mismas compran en mercados de segunda mano prendas especiales a las que dar una nueva vida. El proceso es sencillo, si la prenda les gusta tan solo la lavan, planchan y retocan pequeños descosidos o imperfecciones y la lanzan en su feed de Instagram pero, si por el contrario, lo que les gusta es el tejido quitan los pespuntes y deshacen las costuras para conseguir un lienzo en blanco sobre el que plasmar una opción totalmente diferente. El proceso culmina cuando pesan la prenda, el factor clave de este negocio, para saber a cuantos kilos de tela le están otorgando una segunda oportunidad y por tanto que porcentaje de residuos no están generando.

Por último, fijan el precio dependiendo de los arreglos o el coste base por el que ellas han adquirido la prenda, aunque son conscientes de que su público es joven y ofrecen precios bajos para que todo el mundo pueda disfrutar del arte de la moda.

Estas jóvenes creadoras y soñadoras esperan, dentro de poco, ofrecer una página web personalizada que complemente sus redes sociales. Al imaginar la idea de abrir una tienda propia en la capital conquense no pueden evitar mostrar una sonrisa, porque saben que los comienzos son complicados aunque con ilusión, esfuerzo, trabajo y creatividad llegarán lejos.