Es noticia en Empresas: Premios Gran Selección

“Este premio nos anima a seguir apostando por vinos de calidad”

El Taray Crianza de la Cooperativa Santo Niño de la Bola, de Las Mesas, se alza con el Gran Selección en un momento crucial en su expansión en la comercialización
Foto: JCCM
21/05/2025 - C.I.P.

La cooperativa Santo Niño de la Bola, de Las Mesas, ha vuelto a posicionarse entre las bodegas de referencia de Castilla-La Mancha tras obtener el premio Gran Selección Campo y Alma 2025 en la categoría de Tintos de añadas anteriores a 2023 por su vino ‘Taray Crianza’. Un reconocimiento que, como recuerda el presidente de la entidad, José Antonio Prados, supone el segundo Gran Selección para la cooperativa, tras el conseguido hace dos años con un Tempranillo Syrah, y que suma a la medalla de oro en la Denominación de Origen La Mancha y al oro de los  Premios Bombo de Tomelloso que ha conseguido este año.

Taray Crianza es un vino elaborado con Tempranillo, Syrah y Cabernet Sauvignon, con crianza en barrica y posterior afinado en botella, “que ha conseguido destacar por su suavidad en boca, intensidad aromática y equilibrio”, detalla Prados, quien subraya que estos reconocimientos avalan la calidad de un vino que se abre paso en un segmento altamente competitivo. “El Crianza es una de las categorías más reñidas en los certámenes, por la gran competencia y la calidad de los vinos presentados”, destaca.

El presidente de la cooperativa admite que este premio supone un respaldo al trabajo realizado en los últimos años, en los que la entidad ha impulsado una estrategia de modernización y diversificación. Gracias a programas de inversión como los Vinati, Santo Niño de la Bola ha incorporado mejoras en sus descargaderos, nuevas líneas de embotellado y sistemas de autoconsumo fotovoltaico. “El embotellado sigue siendo nuestra asignatura pendiente, pero seguimos avanzando poco a poco. Hemos apostado por tener una embotelladora propia, pero es un mercado duro, muy competitivo, en el que cuesta abrirse camino”, reconoce Prados, quien destaca que actualmente comercializan unas 30.000 botellas al año bajo sus marcas ‘Taray’, ‘Chaparral’ y ‘Picorto’, además de formatos bag in box.

La cooperativa, con 500 socios activos y unas 3.500 hectáreas de viñedo, procesa cada año alrededor de 20 millones de kilos de uva, de los que el 80% se destina al mercado nacional, fundamentalmente en granel, aunque también exporta a Portugal, Italia, Francia o Alemania, entre otros. “La exportación sigue siendo sobre todo en granel, aunque tuvimos oportunidades de abrirnos a nuevos mercados en embotellado, como fue el caso de Nigeria, que finalmente no pudo consolidarse por la inestabilidad política”, lamenta Prados.

Más allá de la comercialización, Prados recalca el papel vertebrador de la cooperativa en la economía local. “Somos una de las principales empresas de Las Mesas. Aquí, el que más y el que menos, tiene su cosecha. Por tanto, el crecimiento y desarrollo de la cooperativa repercute directamente en el pueblo”, afirma.

 

 

“El embotellado es nuestra asignatura pendiente, pero estamos avanzando poco a poco”

Respecto a la campaña vitivinícola de este año, el presidente de la cooperativa meseña avanza que las perspectivas son favorables, tras un invierno y primavera con buenas lluvias que auguran una cosecha generosa. No obstante, reconoce que la humedad acumulada está generando preocupación por la posible aparición de hongos como el mildiu o la cenicilla, por lo que confían en que llegue el calor necesario para garantizar el desarrollo óptimo de la planta.

En cuanto a la evolución del sector en Castilla-La Mancha, Prados valora positivamente el salto cualitativo experimentado en las últimas dos décadas, gracias a la modernización de las cooperativas, la profesionalización de sus estructuras y la creciente apuesta por el embotellado y la comercialización directa. “Afortunadamente, ese modelo antiguo de vender solo granel ha cambiado. Ahora, nuestras cooperativas tienen departamentos propios de marketing, ventas, distribución... y estamos plantando cara a zonas históricas como Rioja o Ribera del Duero”, señala.

No obstante, admite que el recorrido es largo y que todavía muchas bodegas foráneas siguen viniendo a Castilla-La Mancha a abastecerse de vinos a granel que luego embotellan bajo sus marcas. “Aquí sabemos que el vino es nuestro, pero ellos tienen el mercado, la red de distribución y el prestigio consolidado. Nosotros tenemos la calidad y la relación calidad-precio, ahora nos toca ganar ese valor añadido”, apunta Prados, convencido de que premios como el Gran Selección Campo y Alma contribuyen a reforzar esa apuesta.

“Este tipo de reconocimientos nos ayudan a abrir puertas, a darnos a conocer y a demostrar que en Las Mesas, en Castilla-La Mancha, hacemos vinos de primer nivel”, concluye.