Alojarse en un Palacio del siglo XIV es una experiencia inolvidable. Y en Belmonte es posible encontrar un establecimiento que combina historia, patrimonio, las máximas comodidades y una oferta gastronómica gourmet para disfrutar de una estancia de diez. Se trata del icónico Palacio del Infante don Juan Manuel, la primera fortaleza construida en la localidad, incluso antes que el castillo. El espacio, que fue rehabilitado en 2014, alberga actualmente un hotel-spa que forma parte de la Red de Hospederías de Castilla-La Mancha y tiene una valoración de cuatro estrellas.
Consta de 39 habitaciones dispuestas alrededor de un impresionante claustro de origen renacentista perfectamente conservado. En él, los huéspedes tienen la oportunidad de desayunar, comer o cenar, o bien pasar un rato de ocio bajo la cúpula acristalada. “El claustro está totalmente restaurado y a la gente es lo que más le impacta del edificio. Es espectacular”, señala el director del complejo, Idelfonso Gómez.
Este alojamiento incluye también piscina exterior y un completo circuito de spa en el que el cliente puede disfrutar de sauna, duchas de contraste e incluso diversos masajes y tratamientos, todo ello en un ambiente en el que las luces y el sonido del agua generan una atmósfera de relax y bienestar. Este es sin duda uno de los grandes atractivos de este hotel al que acuden turistas principalmente los fines de semana. “Normalmente los huéspedes son de otros puntos de España, aunque también hay algunos extranjeros que se alojan aquí”, apostilla el director.
EVENTOSMás allá de ser un hotel-spa perfecto para desconectar unos días y descubrir Belmonte, el Palacio del Infante don Juan Manuel es un escenario mágico para celebrar eventos. Y es que, ¿se imaginan casarse en un sitio como este? Su terraza exterior con vistas a la ladera del castillo de Belmonte es perfecta para servir el coctail y el encanto del claustro es idóneo para servir la comida o cena. Pocos sitios en la provincia pueden presumir de tener una instalaciones como esta. “La gente se queda impresionada cuando viene por primera vez”, cuenta Gómez. Y no es para menos.
Eso sí, tanto el restaurante Los Alarifes como el spa están abiertos al público general por lo que cualquiera puede ir a pasar una jornada agradable sin necesidad de estar alojado. Del mismo modo, los turistas que visitan este municipio pueden ver gratuitamente los restos arqueólogicos que conservan.