Luchando “pulgada a pulgada”, como diría Al Pacino en Un domingo cualquiera (1999), la almarcheña Jessica Mena pone el inconfundible acento conquense en el particular deporte del fútbol americano. Porque fuera de las fronteras estadounidenses también se vive con pasión el ganar las yardas, los placajes, las recepciones, las defensas y, por supuesto, los touchdowns. La conquense habla de su experiencia tras coronarse, además, campeona de Europa con la Selección.
La almarcheña tuvo su primera toma de contacto con el balón ovalado a través del rugby, ya que sus estudios en Cuenca le llevaron a la capital y probó a entrenar con el A Palos animada por una compañera. Cuando el trabajo le llevó a Madrid continuó con el rugby y fue a través de otra jugadora, que también practicaba fútbol americano, que se empezó a enamorar de este deporte.
Por otra parte, y a pesar de ser un deporte minoritario, la conquense apunta que ha ido creciendo bastante en los últimos años. “Tanto a nivel masculino, femenino, junior y cadete, hay varias categorías y el nivel es enorme”, detalla la jugadora, concretando que en el caso de la liga femenina se divide en dos conferencias, compitiendo ella contra los clubes de Madrid, Zaragoza y, este año, Valencia.
CAMPEONA DE EUROPA
La gran experiencia de Jessica en este deporte llegaba a su punto álgido el pasado fin de semana cuando se proclamó campeona de Europa con la Selección Española. La victoria ante Gran Bretaña –subcampeonas mundiales– aseguraba matemáticamente el título, ya que se han mantenido invictas en el resto de partidos ante Finlandia –que lleva dos años siendo campeona de Europa–, Alemania y Suecia. “Estamos contentísimas, además ha sido una experiencia brutal”, cuenta la jugadora, que además ha podido jugar en la pura esencia del deporte con once contra once, ya que en liga nacional suelen disputar sus partidos entre siete jugadoras por equipo debido a la falta de un roster más amplio. Asidua a las concentraciones nacionales desde 2019, hoy saborea el que ha sido el primer título continental de la Selección.
En el horizonte queda la ilusión de disputar un Mundial, algo que no ha tenido la oportunidad de hacer todavía debido a la falta de recursos económicos. “Necesitaríamos mucha visibilidad y apoyos para jugar algo así. Desplazar a 45 jugadoras más staff, fisios, entrenadores… es mucho gasto”, relata Jessica.
Así pues, se centra ahora en el partido del próximo mes de mayo en Suecia, donde las jugadoras tratarán de cerrar el campeonato “por la puerta grande”. En liga, encuadrada ya en semifinales con el Osas Rivas, tratará de buscar su plaza en la final el próximo día 27 de abril para sumar el primer título nacional del club madrileño, que además ha sido el que más representación ha tenido en la Selección mediante nueve jugadoras. No sería la primera liga para la almarcheña, que ya la conquistó con Las Rozas Black Demons en 2019 y que espera repetir en este 2024 tan especial.
“Los golpes merecen la pena”Desde la experiencia que le otorga el haber jugado al fútbol americano durante estos años, Jessica pone en valor los beneficios de este deporte.
Destaca que es una disciplina estratégica y de estudio, siendo vitales los ‘playbooks’ para analizar los partidos. “No es solo ir y partirte la cara”, bromea la jugadora, que por supuesto también destaca el ineludible aspecto físico del deporte, requiriendo “mucha resistencia”. Y es que, aunque los golpes duelan, tiene claro que los recibiría una y otra vez. “Merece la pena aguantarlos por cubrirle las espaldas a la quarterback o cuando la corredora sigue adelante gracias a tu bloqueo”, cuenta orgullosamente. En definitiva, un deporte donde cuenta que se hace familia y que aporta muchos valores como la disciplina, la estrategia y el compañerismo.
Jessica declara que es un deporte que engancha y en el que se olvida de todo lo demás. “Puedes tener miles de problemas, pero te pones el casco y la coraza y se te pasan todos”, declara. Anima a todo aquel que le guste el deporte de contacto “a probarlo al menos una vez en la vida”, ya que es una sensación que merece la pena.
En este aspecto, muestra su deseo también de que se fomentase más este deporte a través de una escuela de flags, modalidad de fútbol americano sin placajes donde se deben retirar los pañuelos que cuelgan de la cintura del jugador que porta el balón.
